ÉL ENTRÓ PARA QUEDARSE
Hech 2, 14. 22-33; 1 Pe 1,17-21; Lc 24, 13-35
La narración del viaje de un par de discípulos
anónimos de Jesús que regresan de Jerusalén a Emaús con la vibrante escena de
la comida es particularmente emotiva. Es, a todas luces, visible la conmoción
que el redescubrimiento de Jesús resucitado provocó en aquel par de hombres
desmoralizados. Regresaban con la frustración de la derrota, el entusiasmo que
meses atrás había despertado Jesús había sido desgarrado por su dolorosa
pasión. Tan pasmados estaban que no atinaban a descifrar la naturaleza de los
eventos pascuales vividos por algunos de los discípulos. Cuando finalmente
invitan al forastero a pasar la noche en su casa, Jesús desvela su identidad
realizando los típicos signos de la bendición y la fracción del pan.
Fortalecidos por tan grande revelación emprenden el camino de regreso a
Jerusalén para
compartir su nueva certidumbre: Jesús
verdaderamente ha resucitado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 65, 1-2
Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno
a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al
verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado
la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de
la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No era posible que la muerte lo retuviera bajo su
dominio.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 2, 14.
22-33
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con
los Once, ante la multitud, y levantando la voz, dijo: "Israelitas,
escúchenme. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes,
mediante los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por medio de él y
que ustedes bien conocen. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios,
Jesús fue entregado, y ustedes utilizaron a los paganos para clavarlo en la
cruz.
Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la
muerte, ya que no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. En
efecto, David dice, refiriéndose a él: Yo veía constantemente al Señor delante
de mí, puesto que él está a mí lado para que yo no tropiece. Por eso se alegra
mi corazón y mi lengua se alboroza; por eso también mi cuerpo vivirá en la
esperanza, porque tú, Señor, no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que tu
santo sufra la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida y me saciarás
de gozo en tu presencia. Hermanos, que me sea permitido hablarles con toda
claridad. El patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro se conserva
entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios le
había prometido con juramento que un descendiente suyo ocuparía su trono, con
visión profética habló de la resurrección de Cristo, el cual no fue abandonado
a la muerte ni sufrió la corrupción. Pues bien, a este Jesús Dios lo resucitó,
y de ello todos nosotros somos testigos. Llevado a los cielos por el poder de Dios,
recibió del Padre el Espíritu Santo prometido a él y lo ha comunicado, como
ustedes lo están viendo y oyendo". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15, 1-2a y 5.7-8.9-10.11.
R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo
siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en
herencia: mi vida está en sus manos. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche
me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado,
jamás tropezaré. R/.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi
cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que
sufra yo la corrupción. R/.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en
tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ustedes han sido rescatados con la sangre preciosa
de Cristo, el cordero sin mancha.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 1, 17-21
Hermanos: Puesto que ustedes llaman Padre a Dios,
que juzga imparcialmente la conducta de cada uno según sus obras, vivan siempre
con temor filial durante su peregrinar por la tierra.
Bien saben ustedes que de su estéril manera de
vivir, heredada de sus padres, los ha rescatado Dios, no con bienes efímeros,
como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin
defecto ni mancha, al cual Dios había elegido desde antes de la creación del
mundo y, por amor a ustedes, lo ha manifestado en estos tiempos, que son los
últimos. Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de entre los
muertos y lo llenó de gloria, a fin de que la fe de ustedes sea también
esperanza en Dios. Palabra de Dios Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 24,32
R/. Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, haz que comprendamos la Sagrada
Escritura. Enciende nuestro corazón mientras nos hablas. R/.
EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el pan.
Del santo Evangelio según san Lucas: 24, 13-35
El mismo día de la resurrección, iban dos de los
discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de
Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les
acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos
estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas
vienen hablando, tan llenos de tristeza?". Uno de ellos, llamado Cleofás,
le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido
estos días en Jerusalén?". Él les preguntó: "¿Qué cosa?". Ellos
le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en
obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y
nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo
crucificaron.
Nosotros esperábamos que él sería el libertador de
Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas
sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y
llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que
estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo
como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son
ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas!
¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su
gloria?". Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les
explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo
como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con
nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para
quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo
reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con
razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba
las Escrituras!".
Se levantaron inmediatamente y regresaron a
Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales
les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a
Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino y
cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a
los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí
ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia
católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, amados hermanos, a Cristo, triunfador
del pecado y de la muerte, que siempre intercede por nosotros diciendo: R/. Rey
de la gloria, resucítanos contigo.
Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el
corazón de los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los
bienes de allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al
Señor.
Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga
que todos los pueblos gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones
otorgó a los discípulos, roguemos al Señor.
Para que Cristo, el destructor de la muerte y el
médico de toda enfermedad, se compadezca de los débiles y desdichados y aleje
del mundo el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra
parroquia (comunidad), y conceda la paz, la alegría y el descanso den las
fatigas a los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos
al Señor.
Dios nuestro, que en este día, memorial de la
Pascua, has reunido a tu Iglesia que peregrina por el mundo, escucha nuestra
oración y abre nuestros corazones para que entendamos las Escrituras y
reconozcamos a tu Hijo al partir el pan. Él, que vive y reina, inmortal y
glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia
te presenta, y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también
disfrutar de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
PREFACIO III DE PASCUA
Cristo vive por siempre e intercede por nosotros
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que
Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque no deja de ofrecerse por nosotros
y nos defiende ante ti con perenne intercesión el que, inmolado en la cruz, ya
no muere, porque, sacrificado, vive para siempre. Por eso, con esta efusión del
gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús, al
partir el pan. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo,
al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele
llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo,
nuestro Señor.