Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
martes, 31 de diciembre de 2024
lunes, 30 de diciembre de 2024
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios - Jornada Mundial de la Paz Miércoles 1 de enero de 2025
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios - Jornada Mundial de la Paz
Miércoles 1 de enero de 2025
ANTÍFONA DE ENTRADA
Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey, que gobierna el cielo y la tierra por los siglos de los siglos.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por la fecunda virginidad de María diste al género humano el don de la salvación eterna, concédenos sentir la intercesión de aquella por quien recibimos al autor de la vida, Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Números (6, 22-27)
En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo: “Di a Aarón y a sus hijos: 'De esta manera bendecirán a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz'. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Salmo 66
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (4, 4-7)
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 16-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Al celebrar hoy a Santa María, Madre de Dios, oremos por nosotros y por todos los hombres y mujeres que buscan a Dios y digamos juntos:
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que la sabiduría, que procede de lo alto, ilumine a nuestros sacerdotes para que en nombre de Dios promuevan la paz y la justicia. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que el Señor bendiga a su Iglesia, la proteja, y haga que sea, como María, Madre de los creyentes. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que el Señor tenga piedad de nuestra sociedad y manifieste su cercanía a todos los que sufren, están tristes o viven marginados. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que María, modelo de mujer y de madre, ayude a todas las mujeres a vivir con dignidad. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que María mantenga unidos a los cristianos y nos ayude a acoger a Jesús en nuestra vida. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que Dios nuestro Señor nos dé un año feliz, alegrándonos con los bienes de la tierra y enriqueciéndonos con los del cielo. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Mira a tu Madre, Señor, y escucha nuestras oraciones, y ya que es también nuestra Madre, haz que vivamos siempre bajo su protección para que Ella guíe nuestros pasos hacia Ti. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que das origen y plenitud a todo bien, concédenos que, al celebrar, llenos de gozo, la solemnidad de la Santa Madre de Dios, así como nos gloriamos de las primicias de su gracia, podamos gozar también de su plenitud.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO
Prefacio de Santa María Virgen V
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Padre santo, fuente de la vida y del gozo.
Porque en esta etapa final de la historia has querido revelarnos el misterio escondido desde siglos, para que así el mundo entero retorne a la vida y recobre la esperanza. En Cristo, nuevo Adán, y en María, nueva Eva, se revela el misterio de tu Iglesia, como primicia de la humanidad redimida.
Por este inefable don la creación entera, con la fuerza del Espíritu Santo, emprende de nuevo su camino hacia la Pascua eterna.
Por eso nosotros, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que estos sacramentos celestiales que hemos recibido con alegría, sean fuente de vida eterna para nosotros, que nos gloriamos de proclamar a la siempre Virgen María como Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
domingo, 8 de diciembre de 2024
lunes, 2 de diciembre de 2024
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20241208
«Él, que posee en todo la plenitud, se anonada a sí mismo, ya que, por
un tiempo, se priva de su gloria, para que yo pueda ser partícipe de su
plenitud. ¿Qué son estas riquezas de su bondad? ¿Qué es este misterio en favor
mío? Yo recibí la imagen divina, mas no supe conservarla. Ahora él asume mi
condición humana, para salvar aquella imagen y dar la inmortalidad a esta
condición mía; establece con nosotros un segundo consorcio mucho más admirable
que el primero. Convenía que la naturaleza humana fuera santificada mediante la
asunción de esta humanidad por Dios; así, superado el tirano por una fuerza
superior, el mismo Dios nos concedería de nuevo la liberación y nos llamaría a
sí por mediación del Hijo. Todo ello para gloria del Padre, a la cual vemos que
subordina siempre el Hijo toda su actuación. El buen Pastor que dio su vida por
las ovejas salió en busca de la oveja descarriada, por los montes y collados
donde sacrificábamos a los ídolos; halló a la oveja descarriada y, una vez
hallada, la tomó sobre sus hombros, los mismos que cargaron con la cruz, y la
condujo asía la vida celestial. A aquella primera lámpara, que fue el
Precursor, sigue esta luz clarísima; a la voz, sigue la Palabra; al amigo del
esposo, el esposo mismo, que prepara para el Señor un pueblo bien dispuesto,
predisponiéndolo para el Espíritu con la previa purificación del agua. Fue
necesario que Dios se hiciera hombre y muriera, para que nosotros tuviéramos
vida. Hemos muerto con él, para ser purificados; hemos resucitado con él, porque
con él hemos muerto; hemos sido glorificados con él, porque con él hemos
resucitado» (San Gregorio de Nacianzo [329-3891. Sermón 45).
DOMINGO II DE ADVIENTO Ciclo C Domingo 8 de diciembre 2024
DOMINGO II DE ADVIENTO Ciclo C
Domingo 8 de diciembre 2024
EL FUTURO EMPIEZA A CONCRETARSE Y CRECER
Bar 5,1-9; Sal 125; Flp 1,4-6.8-11; Lc 3, 1-6
El futuro mesiánico, anunciado en la semana anterior, empieza a cobrar
realidad y crecer en nuestras lecturas. En la primera, recibimos un anuncio
específico del futuro: Jerusalén se convertirá en el lugar del culto del
verdadero Dios, sacerdote, colocando sobre su cabeza la mitra del sumo
sacerdote (v. 2), adquiriendo la paz y la gloria asociadas al culto (v. 4) y
atrayendo hacia sí una procesión de fieles (vv. 5-9). Este futuro va a
desarrollarse, como Pablo ora para que el conocimiento de Dios "crezca cada
vez más" (v. 9), entre los filipenses en la SEGUNDA LECTURA. El primer
brote concreto de tal futuro creciente es Juan Bautista, que aparece en el
EVANGELIO como un profeta, se dice que, a él, como a los profetas antiguos,
"la palabra de Dios fue dirigida" (v. 2) y anuncia su cercanía.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 15 30, 19. 30
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todas las
naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón.
NO SE DICE GLORIA.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena
sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo, antes
bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial nos lleve a gozar de su
presencia. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios mostrará su grandeza.
Del libro del profeta Baruc 5, 1-9:
Jerusalén, despójate de tus vestidos de luto y aflicción, y vístete
para siempre con el esplendor de la gloria que Dios te da; envuélvete en el
manto de la justicia de Dios y adorna tu cabeza con la diadema de la gloria del
Eterno, porque Dios mostrará tu grandeza a cuantos viven bajo el cielo. Dios te
dará un nombre para siempre: "Paz en la justicia y gloria en la
piedad".
Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altura, levanta los ojos y contempla
a tus hijos, reunidos de oriente y de occidente, a la voz del espíritu, gozosos
porque Dios se acordó de ellos. Salieron a pie, llevados por los enemigos; pero
Dios te los devuelve llenos de gloria, como príncipes reales.
Dios ha ordenado que se abajen todas las montañas y todas las colinas,
que se rellenen todos los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel
camine seguro bajo la gloria de Dios. Los bosques y los árboles fragantes le
darán sombra por orden de Dios. Porque el Señor guiará a Israel en medio de la
alegría y a la luz de su gloria, escoltándolo con su misericordia y su
justicia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6.
R/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar;
entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de
cantar. R/.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha
hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes
cosas por su pueblo el Señor. R/.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora
nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que
siembran con dolor. R/.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando
vendrán con sus gavillas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Manténganse limpios e irreprochables para el día de Cristo.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 1, 4-6.
8-11
Hermanos: Siempre que pido por ustedes, lo hago con gran alegría,
porque han colaborado conmigo en la causa del evangelio, desde el primer día
hasta ahora. Estoy convencido de que aquel que comenzó en ustedes esta obra, la
irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo Jesús.
Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el amor
entrañable con que los ama Cristo Jesús. Y ésta es mi oración por ustedes: Que
su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y
sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios
e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la
justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
Ya conocen, en efecto, las instrucciones que les hemos dado de parte
del Señor Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 3, 4. 6
R/. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los
hombres verán la salvación de Dios. R/.
EVANGELIO
Todos verán la salvación de Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas: 3, 1-6
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio
Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo,
tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de
Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la
palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un
bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el
libro de las predicciones del profeta Isaías:
Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan
rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina,
rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y
todos los hombres verán la salvación de Dios. Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a nosotros con designios
de paz, y presentémosle confiados nuestra plegaria. Digamos confiadamente: R/.
Ven Señor Jesús.
Para que la Iglesia viva alegre, sin inquietarse por nada, y, llena de
esperanza, crea que el Señor está cerca de ella, roguemos al Señor. R/.
Para que nuestro tiempo, con la ayuda de Dios, goce de seguridad, de
alegría y de paz, roguemos al Señor. R/.
Para que el Señor, con su venida, conforte los corazones abatidos y
fortalezca las rodillas que se doblan, roguemos al Señor. R/.
Para que nuestra fe crea firmemente en los dones que Dios nos promete
y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a recibir los auxilios que él
nos envía, roguemos al Señor. R/.
Señor Dios, grande en el amor, que llamas a los humildes al esplendor
de tu reino, escucha nuestra oración y endereza nuestro camino hacia ti; abaja
los montes elevados de nuestra soberbia, para que celebremos con fe ardiente la
venida de Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y ofrendas, y
puesto que no tenemos méritos en qué apoyarnos, nos socorra el poderoso auxilio
de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La doble espera de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. A quien todos los profetas anunciaron y la
Virgen esperó con inefable amor de madre; Juan el Bautista anunció su próxima
venida y lo señaló después ya presente. Él mismo es quien nos concede ahora
prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así
cuando llegue, velando en oración y cantando gozosos su alabanza. Por eso, con
los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría
que te viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor,
que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar
sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
Puede ser que nuestra época alienta la impaciencia. El ritmo de la vida es tan acelerado, nuestras capacidades de comunicación son tan rápidas y nuestros encuentros con los demás son tan fugaces, que estamos aprendiendo a ser impacientes ante cualquier espera. Pero la fe cristiana necesita el tiempo, la calma y la constancia. Si la humanidad esperó por siglos y siglos por el advenimiento de su Dios y salvador, como estamos celebrando durante esta temporada litúrgica, nosotros no podemos abandonar la virtud de la paciencia. Efectivamente, la paciencia se necesita en la formación de los cristianos, en la comprensión de nuestra fe, en el crecimiento de nuestras comunidades locales y en muchos otros aspectos de la existencia cristiana. No es por nada que, en ciertos puntos de nuestras liturgias no hay movimiento o palabras sino momentos de silencio paciente.
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