Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
lunes, 28 de mayo de 2012
Ya no temo, Señor.
HIMNO*
Ya no temo, Señor, la tristeza,
ya no temo. Señor, la soledad;
porque eres, Señor, mi alegría,
tengo siempre tu amistad.
Ya no temo, Señor, a la noche,
ya no temo, Señor, la oscuridad;
porque brilla tu luz en las sombras,
ya no hay noche, tu eres luz.
Ya no temo, Señor, los fracasos,
ya no temo, Señor, la ingratitud;
porque el triunfo, Señor en la vida,
tú lo tienes, tu lo das
Ya no temo, Señor, los abismos,
ya no temo, Señor, la inmensidad:
porque eres, Señor, el camino
y la vida, la verdad. Amén
*Liturgia de las horas, Vísperas, Lunes IV
Vigilia de Pentecostés 2012 en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (Costa Azul)
Con motivo de la Festividad de
Pentecostés en la Parroquia
del Sagrado Corazón de Jesús, el sábado 26 de mayo a partir de las 19 horas se llevó a cabo la Vigilia de Pentecostés presidida por nuestro párroco
Lic Álvaro Sánchez Quevedo.
A partir de la acción del Espíritu
Santo en el hombre; los temas a reflexionar fueron:
- ¿Qué
necesito purificar?
- ¿Qué
tipo de pensamientos nocivos debo iluminar con el Espíritu?
- ¿Qué
aspectos de mi vida necesitan motivación, empuje, dinamismo?
- ¿A qué necesito renunciar?
Después de una reflexión
general, se hizo la bendición con el Santísimo y se dio la oportunidad para que
cada asistente pudiera tocar y besar a Jesús Sacramentado.
Se concluyó con un refrigerio
para todos los asistentes
Algunas imágenes y vídeos del evento.
Decoración
Espíritu Santo Ya llegó. (ambientación)
Nuestro párroco
Presbiterio
Incensación
Adoración individual
sábado, 26 de mayo de 2012
SECUENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
Ven, Dios
Espíritu Santo,
y envíanos
desde el cielo
tu luz,
para iluminarnos.
Ven ya,
padre de los pobres,
luz que
penetra en las almas,
dador de
todos los dones.
Fuente de
todo consuelo,
amable
huésped del alma,
paz en las
horas de duelo.
Eres pausa en el trabajo;
brisa, en un clima de fuego;
consuelo, en medio del llanto.
Ven, luz
santificadora,
y entra
hasta el fondo del alma
de todos
los que te adoran.
Sin tu
inspiración divina
los hombres
nada podemos
y el pecado
nos domina.
Lava
nuestras inmundicias,
fecunda
nuestros desiertos
y cura
nuestras heridas.
Doblega
nuestra soberbia,
calienta
nuestra frialdad,
endereza
nuestras sendas.
Concede a
aquellos que ponen
en ti su fe
y su confianza
tus siete
sagrados dones.
Danos
virtudes y méritos,
danos una
buena muerte
y contigo
el gozo eterno.
viernes, 25 de mayo de 2012
Los siete dones del Espíritu Santo
Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.
SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.
martes, 22 de mayo de 2012
La paz esté con ustedes
Texto bíblico (Jn 20, 19-23)
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando
cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor
a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz
esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado.
Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo
de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también
los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al
Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los
perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».
Reflexión
Consciente de la fragilidad y la cerrazón de sus
discípulos (actitudes también
nuestras), Jesús les dona el Espíritu Santo, que hace que ellos personas
completamente diversas. Se lanzan a cumplir la misión que el Resucitado les
ha encomendado.
Señor Jesús, mándanos al Espíritu Santo, pues tu
sabes que ¡lo necesitamos!
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sábado, 19 de mayo de 2012
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
El que el Hijo de Dios, su verbo
eterno, esté “sentado a la derecha” del Padre, nos puede parecer la cosa más
debida y natural. Pero el que está “sentado a la derecha del Padre” es Cristo,
claro, es el Hijo de Dios, su Verbo eterno, pero es también el Hijo de Dios
hecho hombre por nuestro amor, es el Verbo encarnado. Es decir, que en este
hermano nuestro glorificado, está glorificada nuestra carne, nuestra humanidad.
Es el primero de una nueva raza. Es la culminación de nuestras expectativas.
Esta fiesta es, pues, no solo la
proposición de una realidad maravillosa, para nuestra contemplación
maravillada. Es también un aliento a nuestra esperanza pues. “No se fue para
alejarse de nuestra pequeñez, sino para que pusiéramos nuestra esperanza en
llegar, como miembros suyos, a donde El, nuestra Cabeza y Principio, nos ha
precedido”.
Esta gloria futura, esta
resurrección y reinado, Pablo los presenta a la comunidad de Efeso, y nos los
presenta a nosotros, no como algo por cumplirse, sino como un hecho ya
realizado y ya existente en principio. Dice Pablo: “Y con Él nos resucitó y nos
hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús” (Ef 2, 6).
“… Subo a mi Padre y su Padre, a mi
Dios y su Dios” (Jn 20, 17)
“Galileos
¿qué hacéis ahí mirando al cielo?. Este que os ha sido llevado, este mismo
Jesús, vendrá del mismo modo, que le habéis visto subir al cielo.” ( Hech 1,11)
miércoles, 16 de mayo de 2012
Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas, sígueme.
Texto bíblico (Jn, 21 15-19)
Después
de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo:
«Apacienta mis corderos».
Le
volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le
respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis
ovejas».
Le
preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se
entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis
ovejas.
Te
aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero
cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde
no quieras». De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a
Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».
Reflexión
La llamada de Jesús a sus discípulos acontece al inicio, cuando los
convocó por primera vez a colaborar con Él; pero también al enfrentar las
dificultades, en plena misión, en aquellos momentos en los que llegaba la
tentación de renunciar ente el peligro. Pedro y Pablo son testimonio de entrega
generosa a su vocación de apóstoles, aun a pesar de sus limitaciones humanas.
Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.
Texto bíblico (Jn, 16, 23-28)
“Aquél día no me harán más preguntas.
Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.
Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una
alegría que será perfecta.
Les he dicho todo esto por medio de
parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino
que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y
no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama,
porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine
al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre”.
Reflexión
En nuestra vida de fe, es muy común que recurramos
a la intercesión de los santos para recibir de parte del Señor alguna gracia.
Sin embargo, a partir de la palabra de Dios, no hay que olvidar que el
intercesor más grande que tenemos es el mismo Jesús. Él mejor que nadie, conoce
nuestras necesidades y preocupaciones, porque también las experimentó.
jueves, 3 de mayo de 2012
"Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo".
Texto bíblico
Filipenses
2, 5-11
Hermanos: Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo
Jesús, el cual, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las
prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a
sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso
la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó
el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, todos doblen
la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan
públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Reflexión
Uno de los más antiguos himnos
litúrgicos que la Iglesia
ha recogido sobre la persona de Jesucristo es el que nos transmite san Pablo en
esta carta, y que pone como modelo para la vida de la comunidad con las
palabras: "Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo
Cristo".
Qué palabras más profundas y qué invitación tan clara a dejar de lado nuestro
egoísmo, nuestra soberbia, nuestra vanidad y autosuficiencia. Este mensaje nos
viene muy bien a todos, pero de manera especial a aquellos que estamos
acostumbrados a hacer uso de nuestros "privilegios" como sacerdotes,
padres de familia, hermanos mayores, jefes, políticos, etc., pues nos hace ver
que es precisamente la renuncia a estos "privilegios" la que permite
que sea Dios el que nos dé la verdadera honra.
Es una invitación clara a ser servidores de aquellos a los que consideramos
"inferiores" a nosotros, y a reconocer que es precisamente en ese
servicio en donde se encuentran al mismo tiempo la verdadera gloria y la paz.
Estas palabras de san Pablo nos dan de nuevo la oportunidad de reconocer, que
no soy mejor que los demás, y que si Dios me ha concedido alguna
"dignidad" o "cargo" en la sociedad o en la familia, esto
ha sido para que desde ahí sirva mejor a los que dependen de mí.
Pbro. Ernesto María Caro
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