Texto bíblico (Mt 7, 13-14)
“Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y
amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por
él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la
vida, y qué pocos son los que lo encuentran!”.
Reflexión
CÓMO PASAR POR LA PUERTA ESTRECHA ...
Nuestro Señor Jesucristo comparó el Reino de Dios con un
camino estrecho que conduce a una puerta angosta que es preciso pasar. La
estrechez del camino y lo angosto de la puerta expresan la necesidad de
conversión, de renunciación, de limpieza de vida y de buenas obras.
Los cristianos de la Iglesia primitiva comprendieron bien esas
exigencias; después de ellos, en todas las épocas de la historia ha habido
excelentes cristianos que han recorrido la senda estrecha y han entrado al
Reino por la puerta angosta. Pero también ha habido creyentes tibios que se han
conformado con asomarse, sin decidirse a pasar por esa puerta.
Algo más grave ha sucedido también en todas las épocas: la
conducta de muchos que han pretendido ensanchar el camino y la puerta del
Reino. Tratando de aligerar las exigencias del Evangelio, se han equivocado
rotundamente, pues Jesús mismo advierte que el camino espacioso y la puerta
amplia conducen a la perdición. ¿Qué es, en la práctica, ese equivocado intento
de ensanchar la senda y ampliar la puerta? Consiste en relativizar las
exhortaciones de Jesucristo, sobre todo las que requieren sacrificio, espíritu
de pobreza y amor hacia todos indistintamente.
Para ser buenos cristianos, no basta con llevar alguna cruz
o medallita colgada al cuello. Un cristianismo integral implica verdades que
conocer y abrazar (doctrina); una conducta digna del Evangelio, animada por la
caridad (moral cristiana) y recurrir asiduamente a los medios de gracia, como
son los sacramentos (culto cristiano).
Fuente de la reflexión: Misal Diario Pan de la Palabra, mes Junio 2012 día 26