Remar Mar Adentro, pretende, como laicos comprometidos, presentar temas de reflexión para vivir el reino de Dios; levantando las anclas en una tarea asumida generosamente. Ricardo Huante Magaña
sábado, 30 de marzo de 2024
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240331
Un diamante tiene muchas facetas, cada una de las cuales produce colores y rayos imponentes. Es igual con la resurrección de Jesús, que tiene muchas facetas pasmosas. Desde una perspectiva, nos provee la seguridad de que esta vida difícil no es la única, sino que hay una vida eterna que nos espera. Desde otra perspectiva, proclama la renovación de nuestros cuerpos y de todo el cosmos. Es la reivindicación de Jesús y de todos los inocentes que sufrieron la injusticia a manos de los poderosos. Mirada desde otro punto de vista, es la revelación más profunda y vivificante del amor eterno que Dios tiene para con nosotros. No importa cuál de estas perspectivas tomemos, la resurrección siempre nos presentará una belleza y un valor infinitamente más grandes que el diamante más precioso del mundo.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN Ciclo B Domingo 31 de marzo 2024
CÓMO CREER EN LA RESURRECCIÓN
Hechos 10, 34. 37-43; Sal l17; 1 Cor 5, 6-8; secuencia; Jn 20 1-9
¿Por qué no entró el discípulo que Jesús amó en el sepulcro de su
maestro cuando llegó? ¿Por qué esperó para que Pedro llegase antes de entrar él
mismo? De acuerdo con algunos exégetas, quería demostrar la prioridad de Pedro
entre los apóstoles. Según otros, el evangelista Juan quiso hacer la profesión
de fe (v. 8) del otro discípulo, quien era tradicionalmente el fundador de su
comunidad cristiana, el punto culminante del relato. Sea cual sea el motivo
original, este episodio nos muestra una verdad de primera importancia: la fe en
la resurrección de Jesús no es simplemente un acto individual basado sólo en
nuestras fuerzas personales, sino que necesita el apoyo, el ejemplo y la
sabiduría de una comunidad. Nadie podría creer en algo tan sorprendente, asombroso,
excepcional y fundamental, como la resurrección del Señor, sin los demás.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 138,18.5-6
He resucitado y viviré siempre contigo; has puesto tu mano sobre mí. Tu
sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.
GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos
has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la
solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida
eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes
lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo
predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de
Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de cuanto Él hizo en
Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó
al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los
testigos que Él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y
bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.
Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha
constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime:
que cuantos creen en Él reciben, por su medio, el perdón de los pecados".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23.
R/. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es
eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro
orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho.
R/.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.
SEGUNDA LECTURA
Tiren la antigua levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha
sido inmolado.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 6-8
Hermanos: ¿No saben ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda
la masa? Tiren la antigua levadura, para que sean ustedes una masa nueva, ya
que son pan sin levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido
inmolado.
Celebremos, pues, la fiesta de la Pascua, no con la antigua levadura,
que es de vicio y maldad, sino con el pan sin levadura, que es de sinceridad y
verdad. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
"¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua."
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 1 Cor 5, 7-8
R/. Aleluya, aleluya.
Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la
Pascua. R/.
EVANGELIO
Él debía resucitar de entre los muertos.
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 1-9
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María
Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr,
llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús
amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos
dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban
corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó
primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero
no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el
sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había
estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino
doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían
entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los
muertos. Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien:
Jesús de Nazaret, que fue crucificado, resucitó.
Del santo Evangelio según san Marcos: 16, 1-7
Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y
Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el
primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el
camino se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada
del sepulcro?". Al llegar, vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar
de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica
blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo:
"No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No
está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a
decides a sus discípulos y a Pedro: 'El irá delante de ustedes a Galilea. Allá
lo
verán, como él les dijo' ". Palabra del Señor. T. Gloria a ti,
Señor Jesús.
O bien, en las misas vespertinas del domingo:
Quédate con nosotros porque ya es tarde.
Del santo Evangelio según san Lucas: 24,13-35
El mismo día de la resurrección. iban dos de los discípulos hacia un
pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban
todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a
caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo
reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos
de tristeza?".
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único
forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?". Él les
preguntó: "¿Qué cosa?". Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el
nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante
todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para
que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él
sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que
estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y
llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que
estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo
como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros
de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era
necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?".
Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos
los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más
lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque
ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos.
Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les
desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón
ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!".
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde
encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron:
"De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón".
Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados
nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos con insistencia
al Señor diciendo: Rey vencedor, escúchanos.
R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha sido constituido Cabeza
de la Iglesia, pidámosle que, por su amor, conceda abundante felicidad, gozo y
exultación a todos los fieles que celebran su triunfo.
A Cristo, con su santa resurrección ha otorgado el perdón y la paz a
los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida
conserven íntegramente los dones que la misericordia del Padre les ha
restituido.
A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha inaugurado la
resurrección universal, pidámosle que alegre el corazón de los hombres que aún
desconocen su victoria y, con el anuncio evangélico, llene de gozo a todos los
pueblos y naciones.
A Cristo, que, con su santa resurrección. ha colmado de alegría a los
pueblos, los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar de gozo nuestros
corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran.
A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha alegrado al mundo
entero, pidámosle que renueve nuestro espíritu y nos conceda la esperanza firme
de compartir su triunfo y de resucitar con él a una vida nueva.
Señor Jesucristo, que en el cielo eres glorificado por los ángeles y
los santos y en la tierra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia, en esta
fiesta gloriosa de tu resurrección te pedimos que escuches nuestras plegarias y
extiendas tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene puesta toda su
esperanza en tu resurrección. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por
los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Llenos de júbilo por el gozo pascual te ofrecemos, Señor, este
sacrificio, mediante el cual admirablemente nace y se nutre tu Iglesia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
OREFACIO
El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca (en esta noche) (en este día)
(en este tiempo), en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Porque Él es el
Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra
muerte, y resucitando, restauró la vida. Por eso, con esta efusión de gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Cor 5,7-8
Cristo nuestro Cordero Pascual ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos,
pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es sinceridad y verdad. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios de bondad, protege paternalmente con amor incansable a tu Iglesia,
para que renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Pueden ir en paz.
Aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
jueves, 21 de marzo de 2024
DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén Domingo 24 de marzo 2024
LA SOLEDAD ABSOLUTA DE CRISTO
Is 50, 4-7; Sal 22; Flp 2, 6-11; Mc 14,1-15.47
La pasión de Cristo que nos presenta Marcos es la más corta y la más
escueta de los cuatro Evangelios, pero ayuda a resaltar la soledad de Jesús en
medio de sus sufrimientos. Es una soledad no sólo física, ya que una vez
arrestado no es auxiliado por nadie, sino espiritual, porque nadie entiende a
Jesús o la necesidad de que sufra. Hay mujeres que lo siguen a lo lejos, pero
también ellas fallan (véase 16, 8). De hecho, Jesús parece abandonado hasta por
el Padre, ya que sus dos plegarias -la oración en Getsemaní (14, 35-36) Y el
grito en la cruz (15, 34) no reciben una respuesta clara del Padre. Por si
fuera poco, la crucifixión misma es retratada de manera especialmente cruel,
cruda y dolorosa.
ANTÍFONA DE ENTRADA Jn 12,1.12-13
Seis días antes de la Pascua, cuando el Señor entró en Jerusalén,
salieron los niños a su encuentro llevando en sus manos ramos de palmera
aclamaban con fuete voz: * Hosanna en el cielo. Bendito tú, que vienes lleno de
bondad y de misericordia. (Sal 23, 9-10)
Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va
a entrar el Rey de la gloria. Y ¿quién es ese Rey de la gloria? El Señor de los
ejércitos es el Rey de la gloria. Hosanna en el cielo. Bendito tú, que vienes
lleno de bondad y de misericordia.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se
hiciera hombre y padeciera en la cruz para dar al género humano ejemplo de
humildad, concédenos, benigno, seguir las enseñanzas de su pasión y que
merezcamos participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No aparté mi rostro de los insultos, y sé que no quedaré avergonzado.
Del libro del profeta Isaías: 50,4-7
En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor me ha dado una lengua
experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana
tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo.
El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me
he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a
los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso
endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado".
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24.
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Todos los que me ven, de mí se burlan; me hacen gestos y dicen:
"Confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si de veras lo ama, que lo
libre". R/.
Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros. Mis manos y
mis pies han taladrado y se pueden contar todos mis huesos. R/.
Reparten entre sí mis vestiduras y se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado. R/.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; glorifícalo, linaje de Jacob; témelo, estirpe de
Israel. R/.
SEGUNDA LECTURA
Cristo se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 2, 6-11
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las
prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a
sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso
la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que
está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. R. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Flp 2, 8-9
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la
muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le
otorgó el nombre que está sobre todo nombre. R/.
EVANGELIO
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos: 14,1-15,47 O
(La señal de cruz †. se refiere a Cristo; la C, al cronista, y la S, a
la sinagoga).
C Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y de los panes Ázimos. Los
sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando una manera de apresar a Jesús
a traición y darle muerte, pero decían:
S "No durante las fiestas, porque el pueblo podría
amotinarse".
C Estando Jesús sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso, en
Betania, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro;
quebró el frasco y derramó el perfume en la cabeza de Jesús. Algunos comentaron
indignados:
S "¿A qué viene este derroche de perfume? Podía haberse vendido
por más de trescientos denarios para dárselos a los pobres".
C Y criticaban a la mujer; pero Jesús replicó:
† "Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está
bien, porque a los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos
cuando quieran; pero a mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo que podía. Se
ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro que en
cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se recordará también
en su honor lo que ella ha hecho conmigo".
C Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes
para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero; y él
andaba buscando una buena ocasión para entregarlo. El primer día de la fiesta
de los panes ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a
Jesús sus discípulos:
S "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de
Pascua?".
C Él les dijo a dos de ellos:
† "Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro
de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: 'El Maestro
manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis
discípulos?'. Él les enseñará una sala
en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la
cena".
C Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que
Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, llegó Jesús
con los Doce. Estando a la mesa, cenando, les dijo:
† "Yo les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo
conmigo, me va a entregar".
C Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S "¿Soy yo?".
C El respondió:
†"Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato que
yo. El Hijo del hombre va a morir, como S está escrito: pero ¡ay del que va a
entregar al Hijo del hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!".
C Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo:
† "Tomen: esto es mi cuerpo".
C Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de
gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo:
† "Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por
todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día
en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".
C Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos y
Jesús les dijo:
† "Todos ustedes se van a escandalizar por mi causa, como está
escrito: 'Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas'; pero cuando resucite,
iré por delante de ustedes a Galilea".
C Pedro replicó:
S "Aunque todos se escandalicen, yo no".
C Jesús le contestó:
† "Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo
cante dos veces, tú me negarás tres".
C Pero él insistía:
S "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré".
C Y los demás decían lo mismo. Fueron luego a un huerto, llamado
Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos:
†"Siéntense aquí mientras hago oración".
C Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y
angustia, y les dijo:
†"Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí,
velando".
C Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible,
se alejara de él aquella hora. Decía:
† "Padre, tú lo puedes todo: aparta de mi este cáliz. Pero que no
se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres".
C Volvió a donde estaban los discípulos, y al encontrados dormidos,
dijo a Pedro:
† "Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora? Velen
y oren, para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la
carne es débil".
C De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras.
Volvió y otra vez los encontró dormidos, porque tenían los ojos
cargados de sueño, por eso no sabían qué contestarle. Él les dijo:
† "Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren
que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
¡Levántense! ¡Vamos! Ya está cerca el traidor".
C Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y
con él, gente con espadas y palos, enviada por los sacerdotes, los escribas y
los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S “Al que yo bese, ése es. Deténganlo y llévenselo bien sujeto".
C Llegó, se acercó y le dijo:
S "Maestro".
C Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los
presentes desenvainó la espada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del
sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
† "¿Salieron ustedes a apresarme con espadas y palos, como si se
tratara de un bandido? Todos los días he estado entre ustedes, enseñando en el
templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser para que se cumplieran las
Escrituras".
C Todos lo abandonaron y huyeron.
Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más con una sábana y lo
detuvieron; pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo. Condujeron a Jesús
a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los pontífices, los escribas y
los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos hasta el interior del patio del
sumo sacerdote y se sentó con los criados, cerca de la lumbre, para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban una acusación contra
Jesús para condenarlo a muerte y no la encontraban. Pues, aunque muchos
presentaban falsas
acusaciones contra él, los testimonios no concordaban. Hubo unos que se
pusieron de pie y dijeron:
S "Nosotros lo hemos oído decir: 'Yo destruiré este templo,
edificado por hombres, y en tres días construirá otro, no edificado por
hombres'".
C Pero ni aun en esto concordaba su testimonio. Entonces el sumo
sacerdote se puso de pie y le preguntó a Jesús:
S "¿No tienes nada que responder a todas esas acusaciones …
C Pero él no le respondió nada. El sumo sacerdote le volvió a
preguntar:
S "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?".
C Jesús contestó:
†"Sí lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está sentado a
la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del cielo".
C El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando:
S "¿Qué falta hacen ya más testigos? Ustedes mismos han oído la
blasfemia. ¿Qué les parece?".
C y todos lo declararon reo de muerte.
Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y
le decían:
S "Adivina quién fue",
C Y los criados también le daban de bofetadas. Mientras tanto, Pedro
estaba abajo, en el patio. Llegó una criada del sumo sacerdote, y al ver a
Pedro calentándose, lo miró fijamente y le dijo:
S "Tú también andabas con Jesús Nazareno".
C Él lo negó, diciendo:
S "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir".
C Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo,
se puso de nuevo a decir a los presentes:
S "Ése es uno de ellos".
C Pero él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes
dijeron a Pedro:
S" Claro que eres uno de ellos, pues eres galileo ".
C Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S "No conozco a ese hombre del que hablan".
C En seguida, cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces
de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que el gallo cante dos
veces, tú me habrás negado tres", y rompió a llorar.
Comienza la lectura breve
C Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los
ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús,
se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Éste le preguntó:
S “¿Eres tú el rey de los judíos?".
C El respondió:
† "Sí lo soy".
C Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó
de nuevo:
S "¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan".
C Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy
extrañado. Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que
ellos pidieran. Estaba entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los
revoltosos que habían cometido un homicidio en un motín. Vino la gente y empezó
a pedir el indulto de costumbre. Pilato les dijo:
S “¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?".
C Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la
libertad de Barrabás. Pilato les volvió a preguntar:
S "¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?".
C Ellos gritaron:
S "Crucifícalo!".
C ¡Pilato les dijo:
S "Pues ¿qué mal ha hecho?".
C Ellos gritaron más fuerte:
S "¡Crucifícalo!".
C Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a
Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran. Los
soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a
todo el batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una
corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él,
dirigiéndole este saludo:
S "¡Viva el rey de los judíos!".
C Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las
rodillas, se postraban ante él. Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto
de color púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo. Entonces
forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del
campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al
Gólgota (que quiere decir "lugar de la Calavera"). Le ofrecieron vino
con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas,
echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno. Era media mañana cuando lo
crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los
judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su
izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: Fue contado entre los
malhechores. Los que pasaban por ahí, lo injuriaban meneando la cabeza y
gritándole:
S "¡Anda! Tú, que destruías el templo y lo reconstruías en tres
días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz".
C Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían: "Ha
salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de
Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos".
C Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban. Al
llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de
la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente:
†"Eloí, Eloí, ¿lemá sabactani?".
C (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S "Miren, está llamando a Elías".
C Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y
se la acercó para que bebiera, diciendo:
S" Vamos a ver si viene Elías a bajarlo ".
C Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
(Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes)
C Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El
oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo:
S "De veras este hombre era Hijo de Dios".
Fin de la lectura breve
C Había también ahí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos;
entre ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y de José) y
Salomé, que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además
de ellas, otras muchas que habían venido con él a Jerusalén. Al anochecer, como
era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea,
miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios. Se
presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó
que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, le preguntó si hacía mucho tiempo
que había muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a José. Éste
compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo puso en un
sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.
Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Imploremos, hermanos, a Jesús, el Sumo Sacerdote de la fe que
profesamos, que en la cruz presentó, con lágrimas en los ojos, oraciones y
súplicas al Padre, y oremos también nosotros por todos los hombres: (R/.
Escúchanos, Señor.)
Para que el Señor, que en la cruz excusó a los ignorantes y pidió
perdón por ellos, tenga piedad de los fieles que han caído en el pecado, les dé
valor para recurrir al sacramento de la penitencia y les conceda el gozo del
perdón y de la paz, roguemos al Señor.
Para que la sangre de Jesús, que habla más favorablemente que la de
Abel, reconcilie con Dios a los que aún están lejos a causa de la ignorancia,
la indiferencia, la maldad o las propias pasiones, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que en la cruz experimentó la amargura de sentirse
triste y abandonado, se apiade de los enfermos, los afligidos y los oprimidos y
les envíe a su ángel para que los conforte, roguemos al Señor.
Para que el Señor, que recibió en su reino al ladrón arrepentido, se
apiade de nosotros, nos dé sentimientos de contrición y nos admita, después de
la muerte, en su paraíso, roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que enviaste a tu Hijo al mundo, para que,
con su pasión, destruyera el pecado y la muerte y, con su resurrección, nos
devolviera la vida y la felicidad, escucha las oraciones de tu pueblo y haz que
podamos gozar de los frutos de la cruz gloriosa de Jesucristo. El, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que la pasión de tu Unigénito, Señor, nos atraiga tu perdón, y aunque
no lo merecemos por nuestras obras, por la mediación de este sacrificio único,
lo recibamos de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio I de la Pasión del Señor
La fuerza de la Cruz
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque mediante la pasión salvadora de tu Hijo diste a
los hombres una nueva comprensión de tu majestad y una nueva manera de
alabarla, al poner de manifiesto, por la eficacia inefable de la cruz, el poder
del crucificado y el juicio que del mundo has hecho. Por eso, ahora nosotros
llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 26, 42
Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este cáliz, hágase tu
voluntad.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, y por medio de la muerte
de tu Hijo nos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete,
concédenos, Señor, llegar, por medio de su resurrección, a la meta de nuestras
esperanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Dios y Padre nuestro, mira con bondad a esta familia tuya, por la cual
nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a sus verdugos y padecer el
tormento de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240324
«La
pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es una prenda de gloria y una
enseñanza de paciencia. Pues, ¿qué dejará de esperar de la gracia de Dios el
corazón de los fieles, si por ellos el Hijo único de Dios, coeterno con el
Padre, no se contentó con nacer como un hombre entre los hombres, sino que
quiso incluso morir por mano de los hombres, que él mismo había creado? Grande
es lo que el Señor nos promete para el futuro, pero es mucho mayor aun aquello
que celebramos recordando lo que ya ha hecho por nosotros. ¿Dónde estaban o
quiénes eran los impíos, cuando por ellos murió Cristo? ¿Quién dudará que a los
santos pueda dejar el Señor de darles su vida, si él mismo les entregó su
muerte? ¿Por qué vacila todavía la fragilidad humana en creer que un día será
realidad el que los hombres vivan con Dios? Lo que ya se ha realizado es mucho
más increíble: Dios ha muerto por los hombres. Porque, ¿quién es Cristo, sino
aquel de quien dice la Escritura: En el principio ya existía la Palabra, y la
Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios? Esta Palabra de Dios se
hizo carne y acampó entre nosotros. Porque no habría poseído lo que era
necesario para morir por nosotros, si no hubiera tomado de nosotros una carne
mortal. Así el inmortal pudo morir, así pudo dar su vida a los mortales; y hará
que más tarde tengan parte en su vida aquellos de cuya condición él primero se
había hecho partícipe. Pues nosotros, por nuestra naturaleza, no teníamos
posibilidad de vivir, ni él, por la suya, posibilidad de morir El hizo, pues,
con nosotros este admirable intercambio: tomó de nuestra naturaleza la
condición mortal, y nos dio de la suya la posibilidad de vivir» (San Agustín
[354-430]. Sermón Güelferbitano 3).
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240324
El evangelista san Marcos hace hincapié en la soledad de Cristo no para fomentar una espiritualidad solitaria ni para establecer una devoción poco sana de sufrimiento. En cambio, quiere advertir a todos los que pretenden ser discípulos de Jesús que tal secuela no va a ser fácil o grandiosa. Deben prepararse para obstáculos que tendrán que afrontar a solas, malentendidos hasta por parte de personas que aman, y también el silencio de Dios. El enemigo mortal del discípulo, de acuerdo con Marcos, es el concepto de un Mesías glorioso. ¿No es precisamente tal gloria lo que nos prometen varias corrientes de nuestra cultura hoy, como el culto a la celebridad, la adicción al placer y la adoración del dinero? Nuestro discipulado se vive en otras circunstancias de las de Marcos, pero a veces puede ser igualmente duro.
martes, 5 de marzo de 2024
DOMINGO IV DE CUARESMA Ciclo B Domingo 10 de marzo 2024
LA LUZ ES INFINITAMENTE MÁS FUERTE QUE LAS TINIEBLAS
2 Crón 36,14-16.19-23; Sal 136; Ef 2, 4-10; Jn 3,14-21
Nuestras lecturas están llenas de tinieblas. En el segundo libro de las
Crónicas, el pueblo de Dios está dominado por sus abominaciones y recibe como
castigo el fuego, la espada, y el exilio. En el Evangelio, Juan mira el mundo
en que vive y lamenta que "los seres humanos prefirieron las tinieblas...
porque sus obras eran malas" (v. 19). No obstante, en medio de esas
tinieblas brilla la luz. Crónicas, por ejemplo, concluye con la luz del decreto
del rey Ciro. Juan, por su parte, enfatiza que el triunfo no será de las
tinieblas sino de Dios, quien "envió a su Hijo... para que el mundo se
salve" (v. 17). Es que, como enfatiza san Pablo en la segunda lectura,
Dios, quien es la luz misma, es "rico en misericordia" (v. 5).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 66,10-11
Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos te aman. Compartan su
alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por tu Palabra realizas admirablemente la
reconciliación del género humano, concede al pueblo cristiano prepararse con
generosa entrega y fe viva a celebrar las próximas fiestas de la Pascua. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La ira del Señor desterró a su pueblo; su misericordia lo liberó.
Del segundo libro de las Crónicas: 36, 14-16. 19-23
En aquellos días, todos los sumos sacerdotes y el pueblo multiplicaron
sus infidelidades, practicando todas las abominables costumbres de los paganos,
y mancharon la casa del Señor, que él se había consagrado en Jerusalén. El
Señor, Dios de sus padres, los exhortó continuamente por medio de sus
mensajeros, porque sentía compasión de su pueblo y quería preservar su
santuario. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus
advertencias y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su
pueblo llegó a tal grado, que ya no hubo remedio.
Envió entonces contra ellos al rey de los caldeos. Incendiaron la casa
de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén, pegaron fuego a todos los
palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. A los que escaparon de la
espada, los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de
sus hijos, hasta que el reino pasó al dominio de los persas, para que se
cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: Hasta que el país
haya pagado sus sábados perdidos, descansará de la desolación, hasta que se
cumplan setenta años. En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento
de las palabras que habló el Señor por boca de Jeremías, el Señor inspiró a
Ciro, rey de los persas, el cual mandó proclamar de palabra y por escrito en
todo su reino, lo siguiente: "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor,
Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado
que le edifique una casa en Jerusalén de Judá. En consecuencia, todo aquel que
pertenezca a este pueblo, que parta hacia allá, y que su Dios lo
acompañe". Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 136, 1-2. 4-5. 6.
R/. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.
Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar de nostalgia; de
los sauces que estaban en la orilla colgamos nuestras arpas. R/.
Aquellos que cautivos nos tenían pidieron que cantáramos. Decían los
opresores: "Algún cantar de Sión, alegres, cántennos". R/.
Pero ¿cómo podríamos cantar un himno al Señor en tierra extraña? ¡Que
la mano derecha se me seque, si de ti, Jerusalén, yo me olvidara! R/.
¡Que se me pegue al paladar la lengua, Jerusalén, si no te recordara, o
si, fuera de ti, alguna otra alegría yo buscara! R/.
SEGUNDA LECTURA
Muertos por los pecados, ustedes han sido salvados por la gracia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 2, 4-10
Hermanos: La misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque
nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con
Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo
y en Cristo nos ha resucitado y con él nos ha reservado un sitio en el cielo.
Así, en todos los tiempos, Dios muestra, por medio de Jesús, la incomparable
riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros.
En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y
esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a
las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados
por medio de Cristo Jesús, para hacer el bien que Dios ha dispuesto que
hagamos. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo
el que crea en Él tenga vida eterna. R/.
EVANGELIO
Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.
Del santo Evangelio según san Juan: 3, 14-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Así como Moisés levantó
la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para
que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios
no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara
por Él. El que cree en Él no será condenado; pero el que no cree ya está
condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo,
los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus
obras no se descubran.
En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la
luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del
Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino
que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo
penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se
preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y
les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.
Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos,
de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel
descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que
se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la
cruz de Cristo, roguemos al Señor.
Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y
lleguemos, purificados e iluminados, a las fiestas de Pascua que se acercan,
roguemos al Señor.
Dios bueno y fiel, que nunca dejas de llamar a los que se extravían
para que se conviertan y vuelvan a ti y, en tu Hijo elevado sobre la cruz, nos
curas de las heridas del Maligno, escucha nuestras oraciones y concédenos tu
gracia, para que, renovados en el espíritu, podamos corresponder a los dones de
tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el
sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo
dignamente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Los frutos del ayuno
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y a alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque con el ayuno corporal, refrenas nuestras
pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo
Señor nuestro. Por El, los ángeles y los arcángeles, y todos los coros
celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos
a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 121, 3-4
Jerusalén ha sido edificada como ciudad bien compacta. Allá suben las
tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el
nombre del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,
ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que podamos
siempre pensar lo que es digno y grato a tus ojos y amarte con sincero corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Protege, Señor, a quienes te invocan, ayuda a los débiles y reaviva
siempre con tu luz a quienes caminan en medio de las tinieblas de la muerte;
concédeles que, liberados por tu bondad de todos los males, alcancen los bienes
supremos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240310
«Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. Muchos de los más deshonestos, abusando de ¡a bondad de Dios para con el género humano, a fin de cometer más pecados y sumergirse cada vez más en la pereza, hacen razonamientos como el que sigue: el infierno no existe, no hay castigos. Dios nos perdona todos los pecados. Mirad cómo los hace callar un sabio: No digáis: su misericordia es inmensa y perdonará la muchedumbre de mis pecados. Tiene piedad e ira, pero hada los pecadores sólo siente desdén. Y luego: Grande es su misericordia y grandes también sus castigos. Pero -me preguntaréis- ¿dónde queda su bondad hacia los hombres, si recibimos el castigo que por nuestros pecados merecemos? Por lo que hace a que recibiremos lo que hayamos merecido, escuchadlo que dicen el profeta y san Pablo: Das a cada uno según sus obras. Y: dará a cada uno según su obrar. A pesar de lo cual es evidente que la misericordia de Dios hacia los hombres es grande, por lo que sigue: al dividir nuestra existencia en dos épocas, la presente y la futura, una de ellas reservada a las luchas y pruebas y la otra a la recompensa, demostró Dios una inmensa bondad para con nosotros. ¿Cómo es ello? Porque después de haber cometido muchos y graves pecados y de haber manchado nuestra alma con multitud de delitos desde nuestra juventud hasta el final de la vida, nos ha concedido el perdón mediante el baño de la regeneración, otorgándonos a la par con él la justicia y la santidad. Y preguntaréis: ¿Qué pasa con quien, habiendo tenido la gracia de participar en los misterios desde su primera juventud, recae luego en el pecado? Le está reservado un castigo aún más grave»
(San Juan Crisóstomo [c.347-407]. Homilía 28,1. Evangelio de san Juan).
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240310
De acuerdo con el filósofo Michel Foucault (1926-1984), en su obra maestra Las palabras y las cosas (1966), los seres humanos modernos hemos estado intentando dirigir nuestra mirada completamente sobre nosotros mismos. Disciplinas como la psiquiatría, de acuerdo con el pensador francés, originaron el anhelo vehemente de mirar todas las esquinas de nuestra interioridad, también las más recónditas y sucias. Para Foucault, sin embargo, no podemos ver toda nuestra interioridad, como no podemos mirar todo nuestro cuerpo en un solo espejo. Siempre habrá facetas interiores que quedarán en las tinieblas. Pero el filósofo Foucault se olvidó de las prácticas de la Cuaresma. Gracias a la plegaría, el ayuno, la limosna, el servicio, los Sacramentos y todos los medios que nos ofrece este tiempo litúrgico, tenemos la esperanza real de ver y eliminar las tinieblas del pecado en nuestras vidas.