DOMINGO V DE PASCUA Ciclo B
Domingo 29 de abril
2018
SEGUIR CON JESÚS
Hech 9, 26-31; 1 Jn
3, 18-24; Jn 15, 1-8
El discurso de la
verdadera vid es una narración alegórica. El Padre es el viñador que poda,
limpia y abona su vid. La vid genuina, es decir, la que produce racimos
carnosos y suculentos es Jesús. Los sarmientos, es decir los tallos delgados y
flexibles de donde brotan hojas y racimos, somos los discípulos de Jesús. En
esa dinámica se opera una labor de conjunto entre Dios, su enviado y los que
escuchan su palabra. Todo lleva un propósito: generar frutos de vida abundante
para el prójimo. La comunidad de los creyentes no debe vivir para sí misma. Es
una comunidad misionera y apostólica que tiene que asumir los reclamos y
necesidades de la sociedad donde vive. El apóstol san Pablo así lo comprendió y
por eso subió a Jerusalén y posteriormente bajó a Cesarea marítima y a Tarso,
para anunciar el mensaje de esperanza que le había cambiado la vida. Sus
habilidades notables como pastor, predicador y dirigente, ayudaron a la
construcción de la Iglesia.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Sal 97, 1-2
Canten al Señor un
cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado
su victoria. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y
eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a
quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible, con el
auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la
vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Les contó cómo había
visto al Señor en el camino.
Del libro de los
Hechos de los Apóstoles: 9,26-31
Cuando Pablo regresó
a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo,
porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.
Entonces, Bernabé lo
presentó a los apóstoles y les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el
camino, cómo el Señor le había hablado y cómo él había predicado, en Damasco,
con valentía, en el nombre de Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en
Jerusalén, iba y venía, predicando abiertamente en el nombre del Señor, hablaba
y discutía con los judíos de habla griega y éstos intentaban matarlo. Al
enterarse de esto, los hermanos condujeron a Pablo a Cesarea y lo despacharon a
Tarso.
En aquellos días,
las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con
lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se
multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 21,
26b-27. 28. 30ab. 30c-32
R/. Bendito sea el
Señor. Aleluya.
Le cumpliré mis
promesas al Señor delante de sus fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y
alabarán al Señor los que lo buscan: su corazón ha de vivir para siempre. R/.
Recordarán al Señor
y volverán a él desde los últimos lugares del mundo; en su presencia se
postrarán todas las familias de los pueblos. Sólo ante él se postrarán todos
los que mueren. R/.
Mi descendencia lo
servirá y le contará a la siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la
justicia del Señor y todo lo que él ha hecho. R/.
SEGUNDA LECTURA
Este es su
mandamiento, que creamos y que nos amemos.
De la primera carta
del apóstol san Juan: 3, 18-24
Hijos míos: No amemos
solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que
somos de la verdad y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de
cualquier cosa que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra
conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces,
hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.
Puesto que cumplimos
los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de
él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en
la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme
al precepto que nos dio.
Quien cumple sus
mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu
que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL
EVANGELIO Jn 15, 4, 5
R/. Aleluya,
aleluya.
Permanezcan en mí y
yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.
EVANGELIO
El que permanece en
mí y yo en él, ese dará fruto abundante.
Del santo Evangelio
según san Juan: 15, 1-8
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto
lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras
que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede
dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no
permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí
y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no
permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo
recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras
permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi
Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así corno discípulos
míos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los
Apóstoles
Creo en Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos a Cristo,
camino verdad y vida y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades
de todo el mundo diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor)
Para que Cristo,
esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han
consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.
Para que Cristo, piedra
angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún
desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Para que Cristo, estrella
luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las
penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo,
testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal
y luz para los hombres que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos
al Señor.
Dios nuestro, que nos
has unido a Cristo como sarmientos a la verdadera vid, escucha nuestra oración
y danos tu Espíritu Santo, para que, amándonos los unos a los otros, demos
frutos abundantes de santidad y de paz. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Dios nuestro, que
por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y
gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de
igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
PREFACIO V DE PASCUA
Cristo, sacerdote y
victima
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más
que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque
él, con la oblación de su cuerpo en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios
de la antigua alianza, y al entregarse a ti por nuestra salvación, quiso ser al
mismo tiempo sacerdote, víctima y altar. Por eso, con esta efusión del gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA
COMUNIÓN Jn 15, 1. 5
Yo soy la vid
verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en
ustedes darán fruto abundante. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE
LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate
benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios
celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva.
Por Jesucristo, nuestro Señor.