XII
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo
21 de junio 2015
HASTA
AQUÍ LLEGARÁS...
Job
38,1.8-11; 2 Co 5,14-17; Mc 4,35-41
El
relato de la tempestad calmada no deja de ser provocador y sorprendente. Los discípulos
están lidiando como pueden con una fuerte tormenta, sus fuerzas están al límite
y Jesús se recuesta a dormir en la pequeña popa de la barca. Aparente
insensibilidad de su parte, podría pensarse. El Señor se desconecta de la
realidad para conocer la capacidad de respuesta de sus discípulos ante una
situación imprevista y de difícil manejo. Jesús despierta, se impone con serena
autoridad a la naturaleza desbocada y alecciona a los suyos sobre la calidad de
su fe. El comentario final gira en torno de una pregunta, que prácticamente
lleva implícita la respuesta: quien consigue doblegar la fuerza del viento y el
oleaje, ha de estar muy cercano a Dios, que es el soberano que fija límites y
dicta ordenes al mar, como lo explica el libro de Job.
ANTÍFONA
DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El
Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos,
Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
ORACIÓN
COLECTA
Señor,
concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás
dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Monición.-
Job le exigía a Dios respuestas para su sufrimiento. En la primera lectura de
hoy, Dios le explica que Él no puede ser puesto a prueba porque es el Creador y
dueño de todo.
Del
libro de Job 38, 1. 8-11
El
Señor habló a Job desde la tormenta y le dijo: "Yo le puse límites al mar,
cuando salía impetuoso del seno materno; yo hice de la niebla sus mantillas y
de las nubes sus pañales; yo le impuse límites con puertas y cerrojos y le
dije: 'Hasta aquí llegarás, no más allá. Aquí se romperá la arrogancia de tus
olas'".
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salmo 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31
R/.
Demos gracias al Señor por sus bondades.
Los que
la mar surcaban con sus naves, por las aguas inmensas negociando, el poder del
Señor y sus prodigios en medio del abismo contemplaron. R/.
Habló
el Señor y un viento huracanado las olas encrespó; al cielo y al abismo eran
lanzados, sobrecogidos de terror. R/.
Clamaron
al Señor en tal apuro y Él los libró de sus congojas. Cambió la tempestad en
suave brisa y apaciguó las olas. R/.
Se
alegraron al ver la mar tranquila y el Señor los llevó al puerto anhelado. Den
gracias al Señor por los prodigios que su amor por el hombre ha realizado. R/.
SEGUNDA
LECTURA
Monición.-
San Pablo, en la segunda lectura, afirma que quien muere y resucita con Cristo
deja el hombre viejo para ser una nueva creatura en la verdad, en la libertad y
en el amor.
De la
segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios 5, 14-17
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, todos
murieron. Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí
mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Por eso
nosotros ya no juzgamos a nadie con criterios humanos. Si alguna vez hemos
juzgado a Cristo con tales criterios, ahora ya no lo hacemos. El que vive según
Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es
nuevo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R/.
Aleluya, aleluya.
Un gran
profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
EVANGELIO
El evangelio
de hoy nos narra un prodigio de Jesús, no para buscar la admiración, sino para
que sus discípulos fueran descubriendo los signos del misterio que se esconde
en Jesús.
Del
santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41
Un día,
al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla del
lago". Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús
en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.
De
pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y
la iban llenando de agua.
Jesús
dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron:
"Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Él se despertó, reprendió
al viento y dijo al mar: "¡Cállate, enmudece!" Entonces el viento
cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: "¿Por qué tenían tanto
miedo? ¿Aún no tienen fe?" Todos se quedaron espantados y se decían unos a
otros: "¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen? “Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice
Credo.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Elevemos,
hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica
respondiendo:
Escúchanos,
Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por el
santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos los sacerdotes
y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el
buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la
prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las
vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras
comunidades, roguemos al Señor.
Por
todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los
pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Escucha,
Señor, nuestras oraciones y fortalece la fe del pueblo cristiano, para que
nunca se enorgullezca ante la prosperidad ni se desanime ante la adversidad,
sino que en todo momento sepa reconocer y experimentar que tú estás cerca de
nosotros y nos acompañas en el camino de la vida. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y concédenos que,
purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable afecto de nuestro
corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los
ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la comida a su tiempo.
O bien:
Jn 10, 11.15
Yo soy
el buen pastor, y doy la vida por mis ovejas, dice el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados,
Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo,
concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido
en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA
REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Este temporal de huracanes y tormentas ha sido
tan intenso que sus efectos se han dejado sentir tan ostentosamente que no se
pueden ignorar. De un lado vemos lagunas y represas repletas, campos
reverdecidos; pero por otra parte, atestiguamos inundaciones, deslaves y
destrucción de carreteras y viviendas. Es la fuerza embravecida del mar a quien
no podemos —y por desgracia ni queremos— poner un alto como confiesa el libro
de Job; y al cual Dios sí se le puede imponer: "hasta aquí llegarás y no
pasarás". Nuestra condición de criaturas frágiles queda exhibida ante la
intensidad de esta estación llena de ventiscas y tormentas incesantes. Una
relación amigable con la naturaleza, regalo que Dios entregó en nuestras manos,
es más que urgente. Es la única forma inteligente en que podemos intentar
ponerle un límite al poderío del océano.
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