LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Domingo 22 de mayo 2016
EL INTÉRPRETE DE JESÚS
El elogio de la sensatez está redactado en tono autobiográfico y en
clave testimonial. La sabiduría alega haber sido establecida y formada por Dios
mismo antes de que creara el mundo. Más aún, ninguna de las grandes obras de la
creación fue concluida — desde el océano hasta la bóveda celeste, la tierra y
el mar— sin la asistencia solidaria de la Sabiduría. En tanto auxiliar cercano
del Creador y mediadora cercana de su revelación, puede aleccionarnos en el
descubrimiento de la voluntad del Padre. La revelación evangélica nos despejará
la incógnita sobre la identidad de la sabiduría creadora y el espíritu
revelador, cuando Jesús nos presente al Espíritu de la verdad, que irá
completando y descifrando todas las implicaciones y consecuencias del Evangelio
del Señor Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido
misericordia con nosotros.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu
santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos
que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y
adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Antes de que existiera la tierra, la sabiduría ya había sido
engendrada.
Del libro de los Proverbios: 8, 22-31
Esto dice la sabiduría de Dios: "El Señor me poseía desde el
principio, antes que sus obras más antiguas.
Quedé establecida desde la eternidad, desde el principio, antes de que
la tierra existiera. Antes de que existieran los abismos y antes de que
brotaran los manantiales de las aguas, fui concebida.
Antes de que las montañas y las colinas quedaran asentadas, nací yo.
Cuando aún no había hecho el Señor la tierra ni los campos ni el primer polvo
del universo, cuando él afianzaba los cielos, ahí estaba yo. Cuando ceñía con
el horizonte la faz del abismo, cuando colgaba las nubes en lo alto, cuando
hacía brotar las fuentes del océano, cuando fijó al mar sus límites y mandó a
las aguas que no los traspasaran, cuando establecía los cimientos de la tierra,
yo estaba junto a él como arquitecto de sus obras, yo era su encanto cotidiano;
todo el tiempo me recreaba en su presencia, jugando con el orbe de la tierra y
mis delicias eran estar con los hijos de los hombres".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 8, 4-5.6-7.8-9
R/. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas,
que has creado, me pregunto: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, ese
pobre ser humano, para que de él te preocupes? R/.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste
de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo
sometiste bajo sus pies. R/.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales
salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de
las aguas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Vayamos a Dios por Cristo mediante el amor que nos ha infundido el
Espíritu Santo.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 1-5
Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en
paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido,
con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por
él, podemos gloriamos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.
Más aún, nos gloriamos hasta de los sufrimientos, pues sabemos que el
sufrimiento engendra la paciencia, la paciencia engendra la virtud sólida, la
virtud sólida engendra la esperanza, y la esperanza no defrauda, porque Dios ha
infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él
mismo nos ha dado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ap 1, 8
R/. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era
y que vendrá.
R/.
EVANGELIO
Todo lo que tiene el Padre es mío. - El Espíritu recibirá de mí lo que
les vaya comunicando a ustedes.
Del santo Evangelio según san Juan: 16, 12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Aún tengo muchas
cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el
Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no
hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas
que van a suceder.
Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya
comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo
mío y se lo comunicará a ustedes".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha
revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el
Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima Trinidad, escúchanos. (R/.
Santísima Trinidad, escúchanos.)
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del Universo, lleve el mundo
a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha
prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá
contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor. R/.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse
con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a
su condición de esposa amada, roguemos al Señor. R/.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones,
sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y
fuerza para los decaídos, roguemos al Señor. R/.
Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno
en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin
de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado
como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor. R/.
Que te glorifique, Dios nuestro, tu iglesia, al contemplar el misterio
de tu sabiduría con la que has creado y configurado el mundo; tú que, por medio
de Jesucristo, nos has justificado y en tu Espíritu Santo nos has santificado,
escucha la oración de tu pueblo y haz que alcancemos el conocimiento de la
verdad plena y te adoremos a ti, que eres amor, verdad y vida. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor, estos dones que te
presentamos y transfórmanos por ellos en una continua oblación a ti. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Santísima Trinidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo
Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la trinidad de una
sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, eso
mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni
distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna
divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo ser e
iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y todos
los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6
Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en sus corazones el
Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la recepción de este sacramento y nuestra profesión de fe en la
Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos aprovechen, Señor,
Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-La sociedad contemporánea ha quedado
marcada por cierta visión relativista que pone bajo cuestión toda certeza y
toda convicción. Pareciera que todo lo que era sólido se ha vuelto líquido y
que todo la que parecía pleno se hubiera tornado vacío. Para no sucumbir en esta
hora confusa y no perdernos en el laberinto de propuestas y contrapropuestas,
para no secundar las tendencias de la opinión dominante y terminar desfigurando
la identidad del Evangelio, necesitamos estar atentos al soplo fecundo del
Espíritu. La iglesia vive su camino de fidelidad a Jesús a través de encuentros
sinodales donde se quiere responder al desafío de la palabra revelada y al
desafío de la palabra acontecida. Quien sepa releer el mensaje de Jesús en
sintonía con los llamados que el Espíritu susurra en la historia, sabrá vivir
como discípulo del Señor.
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