II DOMINGO DE CUARESMA Ciclo A
Domingo 12 de marzo 2017
LEVÁNTENSE, NO TENGAN MIEDO
Abrahán era un criador de ovejas
de edad avanzada, acostumbrado a trasladarse de un sitio a otro detrás de su
rebaño. Esa forma de vida sin duda alguna le había permitido aprender a
despegarse de sitios y lugares queridos. Cuando Dios le ordena marchar hacia lo
desconocido, desligándose de sus seguridades, estaba poniendo en riesgo su
vida. Animado por la promesa de conseguir finalmente una tierra donde sentirse
seguro y alentado por la promesa de ser el padre de un pueblo; se decide a
salir de Jarán y marcha hacia la tierra de Canaán. Los pescadores de Galilea
que participaron de la experiencia de la transfiguración de Jesús, también
habían hipotecado sus seguridades en pos de otra promesa: la del reinado de
Dios, anunciado por Jesús. En algún momento quisieron dar marcha atrás y
regresar a su oficio de pescadores, Jesús lo advirtió cuando les anunció su
muerte violenta en Jerusalén, se dio cuenta de su miedo y les anticipó su
próxima glorificación ante el Padre.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 6. 3.
22
Mi corazón me habla de ti
diciendo: "Busca su rostro". Tu faz estoy buscando, Señor; no me
escondas tu rostro.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, que nos mandaste
escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate alimentarnos íntimamente con tu palabra,
para que, ya purificada nuestra mirada interior, nos alegremos en la
contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Vocación de Abraham, padre del
pueblo de Dios.
Del libro del Génesis: 12, 1-4
En aquellos días, dijo el Señor a
Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la
tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré.
Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te
bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los
pueblos de la tierra". Abram partió, como se lo había ordenado el Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 4-5. 18-19. 20 y 22
R/. Señor, ten misericordia de
nosotros.
Sincera es la palabra del Señor y
todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena
está de sus bondades. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo
temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les
da vida. R/.
En el Señor está nuestra
esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con
nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios nos llama y nos ilumina
De la segunda carta del apóstol
san Pablo a Timoteo: 1, 8-10
Querido hermano: Comparte conmigo
los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de
Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos
nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo
dispuso él gratuitamente.
Este don, que Dios nos ha
concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha
manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro Salvador, que
destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad,
por medio del Evangelio.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Mt 17, 5
R/. Honor y gloria a ti, Señor
Jesús.
En el esplendor de la nube se oyó
la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". R/.
EVANGELIO
Su rostro se puso resplandeciente
como el sol.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 17, 1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a
solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro
se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como
la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con
Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
"Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí tres
chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Cuando aún estaba hablando, una
nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: "Éste es mi
Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al
oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor.
Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no teman".
Alzando entonces los ojos, ya no
vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:
"No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya
resucitado de entre los muertos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro
Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa
María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre
Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el
Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Padre de la
misericordia, árbitro de nuestros actos y Dios que escudriña lo profundo de
nuestros corazones, y, con espíritu contrito, pidámosle que escuche la oración
de su pueblo penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para que Dios conceda a sus
fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de penitencia y
prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón. Roguemos al Señor.
Para que quienes se han apartado
del camino del bien y han muerto a causa del pecado escuchen en estos días de
Cuaresma la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor.
Para que Dios inspire
sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y multiplique los bienes de
la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.
Para que la penitencia cuaresmal
aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes visibles y sane nuestra
aridez espiritual con el deseo de los bienes del cielo. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que llamaste a la
fe a nuestros padres de Israel, y a nosotros nos has concedido ser iluminados
con la luz del Evangelio, escucha nuestras oraciones y abre nuestros oídos,
para que, escuchando siempre la voz de tu Hijo y aceptando en nuestra vida el
misterio de la cruz, podamos alcanzar la gloria de tu reino. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que estos
dones borren nuestros pecados y santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles,
para celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La transfiguración del Señor.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar; Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él
mismo, después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte
santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los
profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, como los
ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo
sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17, 5
Éste es mi Hijo amado, en quien
me complazco; escúchenlo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, este glorioso
sacramento, queremos darte gracias de todo corazón porque así nos permites,
desde este mundo, participar ya de los bienes del cielo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Bendice, Señor, a tus fieles con
una bendición perpetua, y haz que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo,
que puedan debida y felizmente desear y alcanzar la gloria que Él manifestó a
los apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- Los emigrantes que cruzan el Mediterráneo o que atraviesan por
ciudades violentas desde Chiapas hasta Tamaulipas, no tienen muchas
alternativas. Vienen huyendo de la guerra, de la violencia criminal y la falta
de oportunidades. En muchas ocasiones ni siquiera buscan el bienestar económico
sino solamente quieren escapar de una muerte segura. De alguna manera son
personas que siguen el camino de Abrahán. Algo en lo profundo de su conciencia
les anima a caminar. Finalmente atraviesan cientos de kilómetros sufriendo
maltratos, privaciones y carencias porque están animados por el deseo de
conseguir una forma de vida mejor. Quienes estamos llamados a ser personas
transfiguradas somos los discípulos de Jesús. Diversas organizaciones y casas
de atención a los migrantes, son señal de esperanza en este mundo lleno de
indiferencia y superficialidad. En el trabajo solidario de "las
patronas", del padre Pantoja y Solalinde, o en el albergue de las
Misioneras de la Eucaristía en Nogales, resplandece el rostro compasivo de
Jesús resucitado.
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