lunes, 24 de marzo de 2014

Anunciación del Señor



Anunciación del Señor

El pasaje del Evangelio que escuchamos el día de la fiesta de la Anunciación del Señor, es conocido como la "Anunciación" porque en él se narra el anuncio de lo que verdaderamente es el hijo de María, Hijo de Dios, concebido en el momento en que ella da su consentimiento. Un anuncio que es complementado por el anuncio a José, padre de Jesús y esposo de María (Mt 1, 18-25).
Como el año hebreo comienza en octubre, el sexto mes hebreo equivale para nosotros al mes de marzo. Por eso el 25 de marzo, nueve meses antes del 25 de diciembre o Navidad, la Iglesia celebra la Concepción del Hijo de Dios o la Anunciación.
La anunciación del nacimiento de Jesús es presentada como la coronación de todas las profecías. Dios, de forma misteriosa, engendró a Jesús, tal como un padre engendra a un hijo. Éste es el misterio más grande de toda la fe cristiana y la naturaleza del Salvador prometido, que es humano y divino.
San Lucas señala que para el tiempo de la anunciación María vivía en Nazaret. La tradición de la Iglesia dice que los padres de María, Joaquín y Ana, eran muy ancianos cuando ella nació, que fue llevada por ellos al templo para que la cuidaran y la educaran hasta su doncellez y que quedó huérfana a temprana edad. Podemos suponer que, una vez comprometida con José, fue adoptada por alguno de sus familiares que vivían en Nazaret, en espera de entregarla en matrimonio. Fue durante este tiempo de espera que se dio el anuncio del ángel.

En esta solemnidad nueve meses antes de la Navidad celebramos la encarnación del Hijo de Dios, que san Lucas describe en el anuncio del ángel a la santísima Virgen. Toda la liturgia del día de hoy está coloreada por las palabras del salmista, que la carta a los hebreos pone en labios de Cristo al llegar al mundo: "Aquí estoy, Dios mío: vengo para cumplir tu voluntad".

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