La retribución después de la muerte.
Sabiduría: 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los
alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían
muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre
nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero
ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló
dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto
agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que
se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que
son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y
cuida de ellos.
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