Domingo 9 de Noviembre 2014
Dedicación de la Basílica de Letrán.
Santos: San Orestes de Capadocia, mártir. Beata Isabel de la
Trinidad, religiosa. Fiesta (Blanco)
DE TEMPLOS A TEMPLOS
Ez 47,1-2. 8-9. 12; 1 Co 3,9-11. 16-17; Jn 2,13-22
El profeta Ezequiel nos comparte una visión prometedora. La
casa de oración se convertirá en la fuente de vida que irrigará colinas y
desiertos, propagando el verdor, las frutas y alimentos por doquier. El pasaje
se ubica en el contexto del regreso del destierro, es la afirmación clara de
que Dios fuente de bendición volverá acompañar a su pueblo. Sin embargo, esa
bendición no estará exenta de responsabilidades. Tal como lo señalan tanto el
Evangelio de Juan como la Carta a los corintios, es necesario reportar frutos.
El Señor Jesús visita el templo de Jerusalén y descubre la degradación presente
en la abundancia de rituales, carentes de actitudes éticas. El gesto profético
simboliza la destrucción de ese desorden. Ese montón de piedras no cumple su
función, no sirve para vincular a los creyentes entre sí y con Dios. Habrá que
construir un templo espiritual, edificado con fidelidad y justicia, con
misericordia y amor fraterno. De ese templo habla san Pablo en su Carta.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Ap 21, 2)
Vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a desposarse con
su prometido.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que con piedras vivas y escogidas preparas una
morada eterna para tu divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia la
gracia que le has otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin cesar en la
construcción de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- Del templo reconstruido en Jerusalén el Señor
difundirá para su pueblo la abundancia de todos los bienes. La ciudad santa,
siempre necesitada de agua, la tendrá en abundancia.
Del libro del profeta Ezequiel: 47, 1-2. 8-9. 12
En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del
templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo
miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al
sur del altar.
Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta
hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado
derecho.
Aquel hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región
oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo
sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá
peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán
saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas
márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje
perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan
las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas,
de medicina". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 45 R/. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo
peligro nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del
mar caigan los montes. R/.
Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo
hace santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el
alba. R/.
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel
nuestra defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor
sobre la tierra. R/.
Segunda lectura
Monición.- La comparación del pueblo de Dios con el edificio
es muy estimada en la Sagrada Escritura para darnos a conocer lo que es el Pueblo
de Dios, la Iglesia.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:
3, 9-11. 16-17
Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi
parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un buen
arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre ellos.
Que cada uno se fije cómo va construyendo. Desde luego el único cimiento válido
es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto. ¿No saben acaso ustedes que
son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien
destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios
es santo y ustedes son ese templo. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (2 Cro 7, 16) R/. Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que
siempre habite ahí mi nombre. R/.
Evangelio
Monición.- Mientras que los judíos interpretan literalmente
las palabras de Jesús, para san Juan el cuerpo de Cristo es el nuevo Templo, la
Nueva Tienda en la que Dios habita.
Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-22
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a
Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas,
y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó
del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas
y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo:
"Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi
Padre". En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba
escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para
preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar
así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo
reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha
llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres
días?". Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó
Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho
aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Reunidos en esta casa de oración, presentemos confiadamente
a Dios nuestras peticiones.
Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por el Papa Francisco y por la Iglesia de Roma para que,
llenos de los dones del Espíritu Santo, puedan llevar a cabo su misión de
presidir en la caridad a todas las comunidades del mundo. Oremos.
Por las comunidades cristianas de Roma, para que sean
ejemplo de fe y de caridad para todos los que allí van en peregrinación.
Oremos.
Por toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo de Dios, para
que sea para todos los hombres sacramento de salvación que nos convierte en
hijos de Dios y hermanos los unos de los otros. Oremos.
Por toda la humanidad, para que descubra y responda a la
llamada de Dios a ser piedras vivas edificadas sobre el fundamento de Jesucristo.
Oremos.
Por los enfermos y los que sufren, para que la participación
en la pasión de Jesucristo les abra las puertas del Reino de Dios. Oremos.
Por todos nosotros, para que, fieles al Espíritu recibido en
el Bautismo y alimentados con la Eucaristía, vivamos como Pueblo de Dios,
Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Oremos.
Escucha, Padre, las peticiones que te hemos dirigido en esta
casa de oración, y concédenos con abundancia lo que te hemos pedido con fe. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que
podamos obtener en este lugar el fruto de tus sacramentos y el cumplimiento de
nuestros deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno.
Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado
quedarte con nosotros para hacernos, tú mismo, templos del Espíritu Santo, que
brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una vida santa.
Y, porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia,
esposa de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de que, llene
de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en la gloria del
cielo.
Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos,
proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. 1 P 2, 5)
Ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la
edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo
visible de la Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la participación en
este sacramento, nos transformes en templo de tu gracia y nos concedas entrar
en la morada de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Quienes hayan construido
una casa saben por experiencia propia que es un proyecto que implica ahorros,
privaciones y mucha dedicación. No se levanta de la noche a la mañana. San
Pablo reafirma a los cristianos de Corinto lo que sabían desde el día de su
bautismo: somos edificio de Dios. La comunidad que formamos los discípulos ha
ido consolidándose gracias al esfuerzo de catequistas, evangelizadores y madres
y padres de familia que nos han testimoniado la fe cristiana. Cuando se escucha
regularmente la palabra de Dios en comunidad se coloca un cimiento; cuando se
activa una iniciativa o un ministerio de atención a los enfermos se levanta una
pared; cuando se vive la comunión, el perdón y la reconciliación como práctica
cotidiana se afianzan puertas y ventanas. Por otra parte, cuando se vive la
doble moral o se refugia en los rituales, olvidando las actitudes éticas, es
como si el edificio fuera sacudido por un temblor oscilatorio y trepidatorio.
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