sábado, 22 de noviembre de 2014

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO




NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Domingo 23 de noviembre 2014


Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Co 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46

La narración que nos comparte el profeta Ezequiel es retomada directamente por el Señor Jesús en el Evangelio de san Mateo. Ezequiel exhibe una situación decadente, donde los fuertes (machos cabríos en la lógica de la narración) tratan a su antojo a los débiles (ovejas flacas). La imagen apunta a las relaciones abusivas y asimétricas que establecemos y padecemos en las instituciones humanas, centradas en el predominio de la fuerza sobre la razón, y del poder sobre el diálogo. En la historia prevalece de forma descarada o diplomática "la ley de la selva"; los verdugos pisotean a sus víctimas sin que prevalezcan la justicia y el derecho. Quienes no se adhieren a ese desorden, son presentados en el Evangelio de san Mateo como las personas compasivas que alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo y visitaron al forastero. No consiguieron revertir la dinámica de la violencia institucionalizada, pero al menos, curaron las heridas de las personas que la padecían.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12; 1, 6)

Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. (Ap 5, 12; 1,6)

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- El profeta Ezequiel nos presenta a Dios como el Buen Pastor que cuida, guía y sostiene a su rebaño. Un pastor solícito, que produce paz y sosiego entre su grey.

Del libro del profeta Ezequiel: 34, 11-12. 15-17

Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Del salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.

Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo nos habla del establecimiento del reinado de Cristo en el mundo. Un reinado que aniquilará todos los poderes del mal y establecerá un reno de paz y de justicia.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 20-26. 28

Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (Mc 11, 9.10) R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.

Evangelio

Monición.- El evangelio de Mateo anuncia la supremacía de Jesús, que vendrá con sus ángeles a juzgar a la humanidad en nombre de Dios Padre.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'. Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Dirijamos ahora nuestras peticiones a Dios nuestro Padre, para que su Reino esté cada vez más presente en nuestro mundo.

Después de cada petición diremos: Venga a nosotros tu Reino.

Por nuestra Iglesia. Que dé siempre testimonio de esperanza, de espíritu de concordia, de servicio a los pobres. Oremos.

Por nuestro obispo, por los sacerdotes y diáconos, por los religiosos y religiosas. Que con su vida y su palabra sean estímulo de nuevas vocaciones al servicio de la Iglesia. Oremos.

Por los gobernantes de nuestro país. Que trabajen cada día y así avancemos por los caminos de la justicia, la solidaridad, la paz y el amor. Oremos.

Por los más necesitados, por los que pasan hambre o sed, por los forasteros, los enfermos, los presos. Que puedan experimentar el amor de Dios a través nuestro. Oremos.

Por todos nosotros. Que la Eucaristía que celebramos nos ayude a vivir cada día más unidos a Jesucristo, nuestro Rey y Señor. Oremos.

Escucha, Padre, nuestras oraciones, y danos tu gracia, para que se vaya abriendo paso entre nosotros tu Reino de paz, justicia y amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 28, 10-11)

En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El claroscuro que nos presenta el Evangelio es razonable: las personas podemos asemejarnos a la categoría de la gente sensible y solidaria que supo hacer suyo el dolor y las necesidades de sus hermanos o a la opuesta, la de la gente pragmática que vivió mirándose al ombligo, es decir, pendiente solamente de sus propias preocupaciones e intereses. Cuando unos y otros comparecen ante Jesús resucitado, parecen desconocer la trascendencia de sus acciones terrenales. Ni los bienaventurados recuerdan haber favorecido a Jesús, ni tampoco los desventurados. Unos y otros recibirán una clave de lectura de la historia que descifrará todo el enredo: quien administra su tiempo y sus bienes de manera sensata, sabe compartirlos con los necesitados, que son el sacramento viviente del Señor Jesús. No se trata solamente de repartir lo que sobra, sino de acortar la brecha que separa a los hartos de los menesterosos.

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