NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Domingo 23 de noviembre 2014
Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Co 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46
La narración que nos comparte el profeta Ezequiel es
retomada directamente por el Señor Jesús en el Evangelio de san Mateo. Ezequiel
exhibe una situación decadente, donde los fuertes (machos cabríos en la lógica
de la narración) tratan a su antojo a los débiles (ovejas flacas). La imagen
apunta a las relaciones abusivas y asimétricas que establecemos y padecemos en
las instituciones humanas, centradas en el predominio de la fuerza sobre la
razón, y del poder sobre el diálogo. En la historia prevalece de forma
descarada o diplomática "la ley de la selva"; los verdugos pisotean a
sus víctimas sin que prevalezcan la justicia y el derecho. Quienes no se
adhieren a ese desorden, son presentados en el Evangelio de san Mateo como las
personas compasivas que alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo y
visitaron al forastero. No consiguieron revertir la dinámica de la violencia
institucionalizada, pero al menos, curaron las heridas de las personas que la
padecían.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12; 1, 6)
Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y
la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por
los siglos de los siglos. (Ap 5, 12; 1,6)
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas
las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la
creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe
eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- El profeta Ezequiel nos presenta a Dios como el
Buen Pastor que cuida, guía y sostiene a su rebaño. Un pastor solícito, que
produce paz y sosiego entre su grey.
Del libro del profeta Ezequiel: 34, 11-12. 15-17
Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis
ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las
ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a
todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar,
dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada;
curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la
cuidaré. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar
entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 22 R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me
hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de
mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.
Segunda lectura
Monición.- El apóstol Pablo nos habla del establecimiento
del reinado de Cristo en el mundo. Un reinado que aniquilará todos los poderes
del mal y establecerá un reno de paz y de justicia.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:
15, 20-26. 28
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de
todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un
hombre vendrá la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo
todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como
primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando, después de haber
aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre.
Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus
enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al
final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y
así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (Mc 11, 9.10) R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el
reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.
Evangelio
Monición.- El evangelio de Mateo anuncia la supremacía de
Jesús, que vendrá con sus ángeles a juzgar a la humanidad en nombre de Dios
Padre.
Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando
venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus
ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él
todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el
pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los
cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos
de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación
del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron
de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo
y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán
entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y
te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y
te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey
les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de
mis hermanos, conmigo lo hicieron'. Entonces dirá también a los de la
izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el
diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer,
sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve
desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te
asistimos?'. Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con
uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces
irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos ahora nuestras peticiones a Dios nuestro Padre,
para que su Reino esté cada vez más presente en nuestro mundo.
Después de cada petición diremos: Venga a nosotros tu Reino.
Por nuestra Iglesia. Que dé siempre testimonio de esperanza,
de espíritu de concordia, de servicio a los pobres. Oremos.
Por nuestro obispo, por los sacerdotes y diáconos, por los
religiosos y religiosas. Que con su vida y su palabra sean estímulo de nuevas
vocaciones al servicio de la Iglesia. Oremos.
Por los gobernantes de nuestro país. Que trabajen cada día y
así avancemos por los caminos de la justicia, la solidaridad, la paz y el amor.
Oremos.
Por los más necesitados, por los que pasan hambre o sed, por
los forasteros, los enfermos, los presos. Que puedan experimentar el amor de
Dios a través nuestro. Oremos.
Por todos nosotros. Que la Eucaristía que celebramos nos
ayude a vivir cada día más unidos a Jesucristo, nuestro Rey y Señor. Oremos.
Escucha, Padre, nuestras oraciones, y danos tu gracia, para
que se vaya abriendo paso entre nosotros tu Reino de paz, justicia y amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación
humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los
dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno.
Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo
único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para
que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar
de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su
poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y
universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la
gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 28, 10-11)
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su
pueblo la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te
rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo,
Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El claroscuro que nos
presenta el Evangelio es razonable: las personas podemos asemejarnos a la categoría
de la gente sensible y solidaria que supo hacer suyo el dolor y las necesidades
de sus hermanos o a la opuesta, la de la gente pragmática que vivió mirándose
al ombligo, es decir, pendiente solamente de sus propias preocupaciones e
intereses. Cuando unos y otros comparecen ante Jesús resucitado, parecen
desconocer la trascendencia de sus acciones terrenales. Ni los bienaventurados
recuerdan haber favorecido a Jesús, ni tampoco los desventurados. Unos y otros
recibirán una clave de lectura de la historia que descifrará todo el enredo:
quien administra su tiempo y sus bienes de manera sensata, sabe compartirlos
con los necesitados, que son el sacramento viviente del Señor Jesús. No se
trata solamente de repartir lo que sobra, sino de acortar la brecha que separa
a los hartos de los menesterosos.
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