DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo 5 de junio 2016
HIJO ÚNICO DE UNA VIUDA
Los dos relatos son tan semejantes que pareciera que el
primero sirvió de modelo para la redacción del segundo. En ambos encontramos
una mujer viuda, madre de un hijo que muere repentinamente dejándola en el
desamparo; en ambos, los hijos son vueltos a la vida por un hombre de Dios que
es reconocido como profeta. Una pequeña diferencia es que Elías intercede ante
Dios por el muchacho, mientras que en el Evangelio, el Señor Jesús actúa por
iniciativa propia. El primer relato destaca la fuerza de la intercesión y la
confianza que Elías tiene en Dios, mientras que el segundo enfatiza la eficacia
de la palabra de Jesús, que dispone soberanamente de la vida. A través de este
y otros milagros, Jesús se revela como un sanador compasivo que está siempre
atento a las urgencias y necesidades de las personas más desamparadas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor
es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis
enemigos, tropiezan y caen.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, de quien todo bien procede, escucha nuestras
súplicas y concédenos que comprendiendo, por inspiración tuya, lo que es recto,
eso mismo, bajo tu guía lo hagamos realidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Tu hijo está vivo.
Del primer libro de los Reyes: 17, 17-24
En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la dueña de la
casa en la que se hospedaba Elías. La enfermedad fue tan grave, que el niño
murió. Entonces la mujer le dijo a Elías: "¿Qué te he hecho yo, hombre de
Dios? ¿Has venido a mi casa para que recuerde yo mis pecados y se muera mi
hijo?" Elías le respondió: "Dame acá a tu hijo". Lo tomó del
regazo de la madre, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó sobre
el lecho. Luego clamó al Señor: "Señor y Dios mío, ¿es posible que también
con esta viuda que me hospeda te hayas irritado, haciendo morir a su
hijo?" Luego se tendió tres veces sobre el niño y suplicó al Señor,
diciendo: "Devuélvele la vida a este niño". El Señor escuchó la
súplica de Elías y el niño volvió a la vida.
Elías tomó al niño, lo llevó abajo y se lo entregó a su
madre, diciendo: "Mira, tu hijo está vivo". Entonces la mujer dijo a
Elías: "Ahora sé que eres un hombre de Dios y que tus palabras vienen del
Señor".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 29, 2.4. 5-6. 11-12a. 13b
R/. Te alabaré, Señor, eternamente.
Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis
enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste.
R/.
Alaben al Señor los que lo aman, den gracias a su nombre,
porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos
visita por la tarde; y en la mañana, el júbilo. R/.
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda.
Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara
entre los paganos.
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 1, 11-19
Hermanos: Les hago saber que el Evangelio que he predicado,
no proviene de los hombres, pues no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno,
sino por revelación de Jesucristo.
Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior
en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios,
tratando de destruirla; deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los
jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las
tradiciones paternas.
Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por
su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara
entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir
siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a
Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para
ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles,
excepto a Santiago, el pariente del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado
a su pueblo. R/.
EVANGELIO
Joven, yo te lo mando: Levántate.
Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada
Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de
la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de
una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre. Cuando el Señor la vio, se
compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo
tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: "Joven, yo
te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y
comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a
glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo". La noticia de este hecho se divulgó por
toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos, hermanos, nuestra oración a Dios Padre
misericordioso, con aquella confianza filial que el Espíritu de Cristo ha
infundido en nuestros corazones, diciendo: Padre, escúchanos.
(R/. Padre, escúchanos.)
Por el santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios, que lo
eligió como obispo de toda la Iglesia, le conceda una vida larga y feliz y lo
asista en la misión de gobernar el pueblo santo de Dios, roguemos al Señor.
Por nuestra patria y por sus gobernantes, por todas las
naciones y sus responsables: para que Dios les inspire pensamientos y
decisiones encaminados a una paz verdadera, roguemos al Señor.
Por los que están en camino de conversión, por los que se
preparan a recibir el bautismo o preparan el bautismo de sus hijos: para que
Dios, nuestro Señor, les abra en sus sacramentos las puertas de su misericordia
e introduzca a los nuevos hijos de la Iglesia en la vida nueva de Cristo Jesús,
roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos enfermos, para que Dios,
nuestro Señor, escuche sus súplicas, realice sus deseos y haga que, en su
tribulación, experimenten el gozo de la misericordia divina, roguemos al Señor.
Dios nuestro, consuelo de los afligidos, que iluminas el
misterio del dolor y de la muerte con la esperanza que brilla en el rostro de
Cristo, escucha nuestras oraciones y haz que, en las pruebas de nuestro camino,
permanezcamos íntimamente unidos a la pasión de tu Hijo, para que en nosotros
también se manifieste el poder de su gloriosa resurrección. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad nuestro servicio para que esta
ofrenda se convierta para ti en don aceptable y para nosotros, en aumento de
nuestra caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de
salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, compadecido del
extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María; muriendo en la cruz,
nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con
los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 17, 3
Señor, tú eres mi fortaleza, mi refugio, mi liberación y mi
ayuda. Tú eres mi Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que la virtud medicinal de este sacramento nos cure
por tu bondad de nuestras maldades y nos haga avanzar por el camino recto. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Una de las
transformaciones más decisivas que llevó a cabo el Señor Jesús fue ampliar el
alcance de las relaciones con el prójimo. En la tradición religiosa de Israel
el deber de amar al prójimo quedaba reducido a la parentela cercana y a los
demás descendientes de Abrahán. Prevalecía el criterio de la sangre y la
nacionalidad. En la perspectiva del Evangelio el criterio no es el origen
étnico sino la necesidad. El necesitado, sea de la cultura, nacionalidad o
confesión religiosa que sea, es un llamado que Dios nos dirige para que lo
atendamos por la simple razón que reconocemos en él a Jesús. La cantidad de
oportunidades y situaciones de necesidad que se nos presentan, no son una
amenaza para nuestra tranquilidad, sino una oportunidad de agradecer los
múltiples gestos de predilección y de amor que Dios ha tenido hacia nosotros.
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