DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo 19 de junio 2016
PERDER O GANAR LA VIDA
El primero de los anuncios de la pasión debió dejar sumidos
en el abatimiento y la desesperanza a los discípulos de Jesús. Ellos habían
cifrado sus esperanzas futuras en Jesús y en la promesa del Reino de Dios. La
noticia de la humillación y la muerte del Mesías no tenían lógica alguna. Un
mesías impotente, no mesiánico, es decir, sin poder y autoridad, no resultaba
convincente ni creíble. Jesús estaba proponiendo algo escandaloso: ¿Por qué
creer en un salvador que no conseguía salvarse a sí mismo de la muerte? De
acuerdo a la lógica humana resultaba algo escandaloso. Por ese motivo aquellos
cristianos tuvieron que revisar cuidadosamente las profecías antiguas y
encontrar los pasajes esclarecedores que les permitieran desmontar la aparente
"locura de la cruz". El profeta Zacarías nos habla de un nuevo
espíritu de compunción que ayudará a descifrar el misterio del hijo traspasado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para
su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu
santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido
fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mirarán al que traspasaron.
Del libro del profeta Zacarías: 12, 10-11; 13, 1
Esto dice el Señor: "Derramaré sobre la descendencia de
David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y de compasión
y ellos volverán sus ojos hacia mí, a quien traspasaron con la lanza. Harán
duelo, como se hace duelo por el hijo único y llorarán por él amargamente, como
se llora por la muerte del primogénito.
En ese día será grande el llanto en Jerusalén, como el
llanto en la aldea de Hadad-Rimón, en el valle de Meguido". En aquel día
brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los
purificará de sus pecados e inmundicias.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 62, 2abc. 2d-4. 5-5.8-9
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está
mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R/.
Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en
tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te
alabarán mis labios. R/.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis
manos. De lo mejor se saciará mi alma. Te alabaré con jubilosos labios. R/.
SEGUNDA LECTURA
Cuantos han sido bautizados en Cristo se han revestido de
Cristo.
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 3, 26-29
Hermanos: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del
bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no
judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son
uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de
Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y
ellas me siguen. R/.
EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios. — Es necesario que el Hijo del
hombre sufra mucho.
Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 18-24
Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido
a un lugar solitario para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que
soy yo?" Ellos contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista;
otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha
resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". Él les ordenó severamente que
no lo dijeran a nadie. Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del
hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y
los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno
quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y
me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero
el que la pierda por mi causa, ése la encontrará".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Credo Niceno_Constantinopolitano
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados,
su ayuda salvífica respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo
N., y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de
los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos
que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por
los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Escucha, Padre de misericordia, las oraciones de tu pueblo y
haz que seamos fieles discípulos de aquella sabiduría que reconoce como único
maestro a Cristo elevado sobre la cátedra de la cruz, para que, fieles a sus
enseñanzas, aprendamos a vencer las tentaciones y el miedo que germinan en
nosotros y arraigan en el mundo, y caminemos con paso decidido hacia la vida
eterna por el camino de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza
y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable
afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la
comida a su tiempo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la
preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua
devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Existe un viejo refrán
que exhibe nuestra incongruencia y que dice: "Que se haga justicia en los
bueyes de mi compadre", ilustrando que todos defendemos de manera
abstracta los valores y los ideales mientras éstos no se apliquen en nuestra
situación particular. No tiene nada de exigente hablar de la existencia
ejemplar de Jesús que entrega su vida, renuncia a su legítima defensa y acoge
de manera creyente el sufrimiento y la muerte en cruz, lo desafiante es
vivirlo. Arriesgar la vida y envejecer por servir a la familia, donar el tiempo
de descanso, donar un órgano, compartir los bienes o cualquier otra acción
semejante parece una pérdida en esta sociedad, donde todo se vende y se
comercializa. La única forma de alcanzar la plenitud personal se da desde la
perspectiva del Evangelio y viviendo como Jesús vivió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario