DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
Domingo 12 de junio 2016
HE PECADO CONTRA EL SEÑOR
La declaración humilde que pronuncia
David cuando el profeta Natán lo confronta y le recuerda sus abusos y
rebeliones contra Dios parece muy sencilla de formular. El problema no es
recitarla de los labios para fuera, sino expresarla con toda honestidad,
reconociendo la propia responsabilidad y estableciendo un mecanismo de
autocontención para no volver a pasar por encima de la dignidad de los demás.
David es reconocido como un pecador y como un creyente que supo transitar el
camino del arrepentimiento y la conversión. El relato del fariseo y la pecadora
contrastan dos actitudes dispares: la autosuficiencia del que se siente justo
ante Dios le impide reconocer su propia debilidad; en cambio la pecadora que
tiene conciencia de su fragilidad, consigue expresar con toda libertad su
voluntad de cambiar y con lágrimas y gestos afectuosos se lo expresa con toda
claridad al Señor Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 7. 9
Oye, Señor, mi voz y mis clamores. Ven
en mi ayuda, no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la
tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas
el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, fortaleza de los que en ti
esperan, acude bondadoso, a nuestro llamado y puesto que sin ti nada puede
nuestra humana debilidad, danos siempre la ayuda de tu gracia, para que, en
cumplimiento de tu voluntad, te agrademos siempre con nuestros deseos y
acciones. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor te perdona tu pecado. No
morirás.
Del segundo libro de Samuel: 12, 7-10.
13
En aquellos días, dijo el profeta Natán
al rey David: "Así dice el Dios de Israel: 'Yo te consagré rey de Israel y
te libré de las manos de Saúl, te confié la casa de tu señor y puse sus mujeres
en tus brazos; te di poder sobre Judá e Israel, y si todo esto te parece poco,
estoy dispuesto a darte todavía más. ¿Por qué, pues, has despreciado el mandato
del Señor, haciendo lo que es malo a sus ojos? Mataste a Urías, el hitita, y
tomaste a su esposa por mujer. A él lo hiciste morir por la espada de los amonitas.
Pues bien, la muerte por espada no se apartará nunca de tu casa, pues me has
despreciado, al apoderarte de la esposa de Urías, el hitita, y hacerla tu
mujer' ". David le dijo a Natán: "¡He pecado contra el Señor!"
Natán le respondió: "El Señor te perdona tu pecado. No morirás".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 31, 1-2.5.7.11
R/. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Dichoso aquel que ha sido absuelto de su
culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni
engaño. R/.
Ante el Señor reconocí mi culpa, no
oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado. R/.
Por eso, en el momento de la angustia,
que todo fiel te invoque, y no lo alcanzarán las grandes aguas, aunque éstas se
desborden. R/.
Alégrense con el Señor y regocíjense los
justos todos, y todos los hombres de corazón sincero canten de gozo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Vivo, pero ya no soy yo el que vive, es
Cristo quien vive en mí.
De la carta del apóstol san Pablo a los
gálatas: 2, 16. 19-21
Hermanos: Sabemos que el hombre no llega
a ser justo por cumplir la ley, sino por creer en Jesucristo. Por eso también
nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en
Cristo y no por cumplir la ley. Porque nadie queda justificado por el
cumplimiento de la ley.
Por la ley estoy muerto a la ley, a fin
de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo. Vivo, pero ya no soy yo el
que vive, es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la
fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Así
no vuelvo inútil la gracia de Dios, pues si uno pudiera ser justificado por
cumplir la ley, Cristo habría muerto en vano. Palabra de Dios. T. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 1 Jn
4, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como
víctima de expiación por nuestros pecados. R/.
EVANGELIO
Sus pecados le han quedado perdonados,
porque ha amado mucho.
Del santo Evangelio según san Lucas: 7,
36-8, 3
En aquel tiempo, un fariseo invitó a
Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una
mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día
en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se
puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas le bañaba los
pies, los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había
invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase
de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo: "Simón,
tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro".
Él le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía
quinientos denarios y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les
perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?" Simón le
respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Entonces Jesús le dijo: "Has
juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a
esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras
que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus
cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró,
no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en
cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus
pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En
cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer:
"Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a preguntarse a
sí mismos: "¿Quién es éste, que hasta los pecados perdona?" Jesús le
dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz".
Después de esto, Jesús comenzó a
recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo
acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus
malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada
Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el
administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus
propios bienes. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Credo Niceno Constantinopolitano
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor que conoce lo
que está escondido a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas necesidades
de los hombres, diciendo: Señor Jesús, escúchanos. (R/. Señor Jesús,
escúchanos.)
Oremos por la santa Iglesia, para que
Dios, nuestro Señor, aumente el número de sus fieles, aleje de ella toda
división y escuche las plegarias que le dirigen todos los cristianos del mundo,
roguemos al Señor.
Oremos también a nuestro Señor por los
gobernantes de nuestra patria y de todos los pueblos, para que Dios les dé
sabiduría y fuerza para gobernar y dirigir con paz y justicia el pueblo que
tienen encomendado, roguemos al Señor.
Oremos también por los que están lejos
de su hogar, para que nuestro Señor les conceda un viaje feliz, retornar con
salud a sus familias y la realización plena de los proyectos de su viaje. Roguemos
al Señor.
Oremos también a nuestro Señor por los
que hoy nos hemos reunido aquí en su nombre y por el párroco (pastor) que nos
preside, para que nuestro Señor escuche nuestras oraciones y nuestras
peticiones le sean siembre agradables, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que nunca dejas de
compadecerte y de tener misericordia, escucha nuestras oraciones y danos un
corazón fiel y penitente que sepa corresponder a tu amor y difundir por los
caminos del mundo el mensaje evangélico de reconciliación y la paz. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Tú que con este pan y este vino que te
presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento
que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el
cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor
nuestro. Quien, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la
Virgen María; muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y,
resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y
con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios
del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria.
Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa he pedido y es lo único
que busco, habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que esta santa comunión, que
acabamos de recibir, así como significa la unión de los fieles en ti, así
también lleve a efecto la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La
conciencia y el reconocimiento de la propia responsabilidad en relación con el
mal parecen estar desapareciendo. Las personas alegamos ser víctimas de las
circunstancias, de las maquinaciones de poderes impersonales que dominan el
mundo (globalización, mercadotecnia, redes sociales, etc.); sin embargo, está
disminuyendo la honestidad para reconocer la responsabilidad en relación con
los delitos y pecados que cometemos. Demasiado rápido compramos la seductora
propuesta de que no debíamos culpabilizarnos ni traumatizamos por complejos de
culpa. Sin autocrítica y sin honestidad no es posible destrabar los mecanismos
que nos convierten en personas agresivas y egoístas. El llamado "efecto
lucifer" que transforma a personas ordinarias en agentes de violencia y de
crueldad, está visible en nuestra sociedad violenta: existen responsables y hay
que reconocerlo. Desde la óptica cristiana contamos con el camino de la
conversión y la reconciliación para lograrlo.
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