DOMINGO XXVIII DEL
TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 11 de octubre
2015
SABIDURÍA POR ENCIMA DE LOS BIENES
El autor del libro de la Sabiduría pone un discurso en
boca del rey Salomón, y lo presenta como un rey sabio que supo hacer un
discernimiento sensato al preferir la sabiduría a todos los demás bienes,
incluyendo el poder, la fama y la riqueza. A esta conclusión no es fácil llegar
en la realidad concreta de nuestra vida; con frecuencia solemos confundir los
planos y terminamos sacrificando salud, unión familiar, lazos de amistad y
convicciones con tal de alcanzar mayores beneficios materiales. Esa situación
es la que exhibe con sus señalamientos críticos el Señor Jesús en el Evangelio.
Es difícil que los ricos se liberen de la seducción de la cuantiosa riqueza.
Quien se deja manipular por la codicia, termina pisoteando la dignidad de sus
hermanos y menospreciando el designio del Padre común.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 129, 3-4
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor,
¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos
disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el
bien. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
En comparación con la sabiduría, tuve en nada la
riqueza.
Del libro de la Sabiduría: 7, 7-11
Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino
sobre mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en
comparación con ella tuve en nada la riqueza. No se puede comparar con la
piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la
plata es como lodo en su presencia.
La tuve en más que la salud y la belleza; la preferí a
la luz, porque su resplandor nunca se apaga. Todos los bienes me vinieron con
ella; sus manos me trajeron riquezas incontables. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 89, 12-13.14-15.16-17
R/. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Enséñanos a ver lo que es la vida, y seremos sensatos.
¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R/.
Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la
vida toda. Alégranos ahora por los días y los años de males y congojas. R/.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos puedan mirar
tus obras y tu gloria. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a
nuestras obras. R/.
SEGUNDA LECTURA
La palabra de Dios descubre los pensamientos e
intenciones del corazón.
De la carta a los hebreos: 4, 12-13
Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más
penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma,
hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del
corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al
descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Mt 5, 3)
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el
Reino de los cielos. R/.
EVANGELIO
Ve y vende lo que tienes y sígueme.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 17-30
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le
acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante Él y le preguntó: "Maestro
bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?" Jesús le contestó:
"¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los
mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás
falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre".
Entonces él le contestó: "Maestro, todo eso lo he
cumplido desde muy joven". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo
una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así
tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme". Pero al oír
estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía
muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus
discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de
Dios!" Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero
Jesús insistió: "Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las
riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el
ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios".
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí:
"Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús, mirándolos fijamente, les
dijo: "Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es
posible".
Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ya ves
que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte".
Jesús le respondió: "Yo les aseguro: Nadie que
haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras,
por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno
en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones,
y en el otro mundo, la vida eterna".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Llenos de confianza en el Señor, oremos, hermanos, por
todos los hombres y por todas sus necesidades y digamos confiadamente: Te
rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que Dios conceda el espíritu de paciencia y de
caridad a los cristianos perseguidos por su nombre y los ayude a ser testigos
fieles y verídicos de su Evangelio, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda prudencia a los gobernantes y
honradez a todos los súbditos, a fin de que se mantengan la armonía y la
justicia en la sociedad, roguemos al Señor.
Para que el Señor, el único que puede hacer prosperar
el trabajo del hombre, bendiga los esfuerzos de los trabajadores y haga que la
tierra dé frutos abundantes para todos, roguemos al Señor.
Para que Dios no permita que en la hora de nuestra
muerte, desesperados y sin acordarnos de él, nos sintamos como arrancados de
este mundo, sino que, confiados y con una gran paz, lleguemos a la vida feliz y
eterna, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que juzgas las intenciones y los
pensamientos del corazón humano y ves claramente todo lo que has creado, escucha
nuestras oraciones y atraviesa nuestros corazones con la espada de doble filo
de tu palabra, para que, iluminados por tu sabiduría, valoremos rectamente las
cosas terrenas y las eternas y, libres de la seducción de las riquezas,
recibamos el ciento por uno y la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles junto con
estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con devoción,
nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 11
Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los que buscan
al Señor, no carecen de nada.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, suplicamos a tu majestad que así como nos
nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, nos hagas
participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Es a todas luces
evidente que pasamos de una sociedad con mercado a una sociedad de mercado,
donde todas las actividades e instituciones han sido alcanzadas por el afán
desmedido de obtener el lucro económico como el fin primario. Obviamente el
discurso es otro, las iglesias hablan de evangelizar, las escuelas de educar,
las instituciones públicas de servir; la realidad sin embargo, es otra muy
diferente: la búsqueda descarada o discreta del propio interés. Esta búsqueda
desbocada por la ganancia ha desintegrado familias y corrompido numerosas instituciones
sociales. En esta circunstancia, resulta más que comprensible la crítica del
Señor Jesús sobre la dificultad de ingresar al Reino de Dios, cuando se tiene
el corazón encadenado a la búsqueda codiciosa de la riqueza a costa de
cualquier otro bien.
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