miércoles, 18 de julio de 2012

La violencia engendra más violencia.




Texto bíblico (Mt 12, 14-21)
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:
"Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre".

Reflexión
Un cristiano no puede aceptar la injusticia. Debe combatirla, si es coherente, con los medios evangélicos. No rechaza la violencia por cobardía, por miedo al sufrimiento. La historia dice que la violencia engendra más violencia. La cadena de la violencia se rompe cuando hay quien se entrega por amor para destruir el odio. Ése es Jesús y los cristianos que quieran ser coherentes con su Maestro. No hay otro camino.

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