sábado, 18 de abril de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200419



Las circunstancias en que vivía la comunidad primitiva de Jerusalén y las nuestras son totalmente distintas. No obstante, la misión fundamental sigue siendo idéntica. Vivir como discípulos de Jesús de forma congruente y creíble. Aquellos primeros hermanos fundamentaban su vida cristiana en la liturgia, la eucaristía, la evangelización y la comunión solidaria con los necesitados. Nada de eso podemos olvidar. La misión cristiana sigue siendo la misma. En la coyuntura de violencia, maltrato a la Casa Común y rechazo a los emigrantes que observamos en nuestra sociedad, tenemos que encontrar la manera de conectar nuestras convicciones creyentes, con nuestras actitudes responsables y solidarias con los necesitados.
El clamor de la creación y de la humanidad no puede ser ignorado por un discípulo de Jesús.

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