Is 6, 1-2. 3-8; Sal 137; I Cor 15, 1-11; Lc5, 1-11
Este domingo tenemos lecturas repletas de experiencias tan
sobresalientes y llamativas de Dios en las cuales los personajes casi no pueden
hablar. En el Evangelio, Pedro es testigo de un milagro de Jesús que él, siendo
un pescador, no logra entender: ¿Cómo ha podido Jesús producir una pesca tan
inmensa que llenó dos barcas hasta el punto de hundirse? Lo que, es más, es
testigo de la presencia irresistible de Jesús mismo. Es tan intensa la
experiencia de Pedro que tiene que confesarse un hombre pecador, dejar todo y
seguir a Jesús. El profeta Isaías también experimenta la presencia de Dios que
lo ilumina y purifica. La santidad de Dios le hace sentir dolorosamente una
especie de pánico, su impureza humana. Parece que Isaías y Pedro han tenido
experiencias místicas: se han acercado, cuanto es posible para los seres
humanos, a Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es
nuestro Dios.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu familia santa,
que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle siempre en tu
protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Aquí estoy, Señor, envíame.
Del libro del profeta Isaías: 6, 1-2. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono
muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos
serafines junto a él, con seis alas cada uno, que se gritaban el uno al otro:
"Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su gloria llena
toda la tierra".
Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de
humo. Entonces exclamé: "¡Ay de mí!, estoy perdido, porque soy un hombre
de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, porque
he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos".
Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano una
brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la
boca, diciéndome: "Mira: Esto ha tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido
quitada y tus pecados están perdonados".
Escuché entonces la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré?
¿Quién irá de parte mía?". Yo le respondí: "Aquí estoy, Señor,
envíame".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8.
R/. Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros
ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles. Te adoraremos en tu templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te
invocamos nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Que todos los reyes de la tierra te reconozcan al escuchar tus
prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa. R/.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu
obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
SEGUNDA LECTURA
Esto es lo que hemos predicado y lo que ustedes han creído.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15,1-11
Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes
aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen
tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por
nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó
al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los
Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de
los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y
luego a todos los apóstoles.
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque
yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e
indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que
soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que
todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De
cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto
mismo lo que ustedes han creído. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R/.
EVANGELIO
Dejándolo todo, lo siguieron.
Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 1-11
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la
gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos
barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y
estaban lavando las redes.
Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara
un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó
de hablar, dijo a Simón: "Lleva la barca mar adentro y echen sus redes
para pescar". Simón replicó: "Maestro, hemos trabajado toda la noche
y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes".
Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían.
Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para
que vinieran a ayudarlos.
Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al
ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: "¡Apártate
de mí, Señor, ¡porque soy un pecador!". Porque tanto él como sus
compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo
mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de
Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás
pescador de hombres". Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo
todo, lo siguieron. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Padre del Unigénito, al Hijo del Dios eterno y al
Espíritu, fuente de todo bien: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para la Iglesia inmaculada del Dios verdadero, extendida por todo el
mundo, pidamos la plena riqueza del amor de Dios, roguemos al Señor.
Para los que gobiernan los pueblos y tienen en su mano el destino de
los hombres, pidamos el espíritu de justicia y el deseo de servir con
dedicación a sus súbditos, roguemos al Señor.
Por los débiles que se ven oprimidos y por los justos que sufren
persecución, oremos a Jesús el Salvador.
Para nosotros mismos, pidamos al Señor un temor filial, un amor
ferviente, una vida feliz y una santa y buena muerte, roguemos al Señor.
Dios nuestro, de grandeza infinita, que has confiado a nuestros labios
impuros y a nuestras fuerzas débiles la misión de proclamar el Evangelio,
escucha las oraciones de tu familia y susténtanos con tu Espíritu, para que tu
palabra sea acogida por los hombres con corazón generoso y abierto y dé fruto
abundante en todo el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios nuestro, que has creado los frutos de la tierra sobre todo
para ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se conviertan para
nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios poderoso y eterno.
Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido
nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber
previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y así con lo que fue la
causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor
nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a
sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 106, 8-9
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace
en favor de su pueblo; porque da de beber al que tiene sed y les da de comer a
los hambrientos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que quisiste hacernos participar de un mismo pan y un mismo
cáliz, concédenos vivir de tal manera, que, hechos uno en Cristo, demos frutos
con alegría para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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