La Iglesia tiene un gran tesoro que muchos no conocen: los
escritos de los místicos. Grandes santos y escritores, como Teresa de Ávila
(1515-1582), San Juan de la Cruz (1541-1591) y muchos más, han tenido
experiencias transformadoras de la presencia de Dios y nos han dejado libros
exquisitos, escritos con sabiduría profunda y a veces en forma poética, sobre
estas experiencias, que son inexpresables en su esencia. Por si fuera poco,
también detallan los pasos que cualquiera de nosotros podría asumir para
abrirnos, si Dios quiere, a la presencia casi directa de la divinidad. Incluyen
momentos como la purificación, la iluminación, la noche oscura del alma y la
unión con Dios. ¿Conocemos esta literatura? ¿Hemos estudiado con atención los
consejos de los místicos? En una época hambrienta de experiencias directas de
Dios, tales escritos son un tesoro de inestimable valor.
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