domingo, 12 de octubre de 2025

Evangelio del 13 de octubre 2025 Lucas 11, 29-32

 



En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo. Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

 

Reflexión

 

En este pasaje, Jesús confronta a una multitud que busca señales como prueba de su autoridad. Su respuesta es tajante: “Esta generación es una generación perversa; pide una señal, pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás.” Con estas palabras, Jesús no solo denuncia la incredulidad de su tiempo, sino que también revela una verdad profunda: la fe auténtica no depende de milagros espectaculares, sino de la apertura del corazón a la Palabra de Dios.

La referencia a Jonás es clave. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas —un profeta que, tras su experiencia en el vientre del pez, predicó el arrepentimiento—, Jesús se presenta como un signo aún mayor. Su muerte y resurrección serán la señal definitiva, pero muchos no sabrán reconocerla. La Reina del Sur y los hombres de Nínive, que respondieron con fe a lo que escucharon, se convierten en testigos contra quienes, teniendo delante al Hijo de Dios, permanecen indiferentes.

Este texto nos interpela hoy: ¿Qué tipo de señales buscamos para creer? ¿Estamos dispuestos a dejarnos confrontar por la Palabra, como lo hicieron los ninivitas? ¿Reconocemos en Jesús el signo supremo del amor y la misericordia de Dios?

Más que exigir pruebas, estamos llamados a abrir los ojos del corazón. La verdadera señal ya ha sido dada: Cristo crucificado y resucitado. Y esa señal nos invita a la conversión, a la escucha profunda, y a la fe que transforma.

viernes, 10 de octubre de 2025

Evangelio del 11 de octubre 2025 Lucas 11, 27-28

 



En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!" Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".

Reflexión

Una mujer, conmovida por la enseñanza de Jesús, exclama: “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!” Es un elogio maternal, una expresión de admiración hacia la madre de Jesús. Pero Él responde con una afirmación que redirige la atención: “Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan.”

Jesús no rechaza el elogio, pero lo trasciende. No se centra en lazos biológicos ni en honores humanos, sino en la verdadera dicha que proviene de vivir según la voluntad de Dios.

El verdadero parentesco no es el físico sino en lo sagrado, en la apertura del corazón a la Palabra. María misma es bienaventurada no solo por ser madre de Jesús, sino por haber dicho “sí” a Dios con fe y obediencia.

Este es un llamado universal que democratiza la bendición. No es exclusiva de unos pocos, sino accesible a todos los que escuchan y practican la Palabra. Es una invitación a la acción, no solo a la admiración.

jueves, 9 de octubre de 2025

Evangelio del 10 de octubre 2025 Lucas 11, 15-26



En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: "Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".

 

Reflexión

 

Jesús nos revela que no basta con expulsar el mal: hay que llenar el alma con el bien. En este pasaje, Él denuncia la ceguera de quienes lo acusan de actuar por el poder del demonio, y nos advierte sobre el peligro de una vida espiritual superficial.

“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.”

Esta frase nos confronta: ¿estamos realmente con Cristo o solo cerca de Él? ¿Recogemos con Él o vivimos dispersos, distraídos, tibios?

La imagen de la casa vacía es inquietante. Un alma que ha sido liberada pero no habitada por Dios queda vulnerable. El mal no solo regresa, sino que lo hace con más fuerza.

Es como limpiar una habitación y dejarla abierta: si no la llenamos con luz, amor, oración y compromiso, las sombras volverán.

 

Aplicación para hoy

- Vigila tu interior: No basta con evitar el pecado; hay que cultivar la presencia de Dios.

- Llena tu casa: Con oración, servicio, comunidad, sacramentos. Que tu alma no esté vacía, sino habitada.

- No dividas tu corazón: La fe no es un accesorio; es el centro. Un corazón dividido no puede sostenerse.

  

miércoles, 8 de octubre de 2025

Evangelio del 9 de octubre 2025 Lucas 11, 5-13

 


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: 'Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle'. Pero él le responde desde dentro: 'No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados'. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite. Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pide pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?"

 

Reflexión

 

“Aunque ya esté acostado, se levantará por su insistencia…”

Jesús nos presenta a un hombre que, en medio de la noche, toca la puerta de su amigo para pedir pan. No lo mueve la comodidad, sino la urgencia de atender a otro. El amigo, aunque renuente, cede ante la insistencia.

¿Cuántas veces hemos sentido que Dios tarda en responder? Esta parábola nos recuerda que la perseverancia en la oración no es molestia para Dios, sino expresión de fe. Él no es como el amigo renuente: Dios desea ser buscado, desea ser encontrado.

Jesús usa tres verbos que marcan un camino espiritual:

• Pedir: reconocer nuestra necesidad.

• Buscar: movernos con esperanza.

• Llamar: tocar con confianza la puerta del corazón divino.

Cada acción tiene una promesa: se nos dará, hallaremos, se nos abrirá. La oración no es solo hablar, es esperar, confiar, caminar.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251012

 

Las narraciones relacionadas con la curación de personas afectadas por la lepra, además de comunicar un mensaje de esperanza e inclusión, ponen el acento en el tema de la gratitud. La carencia de algún bien nos permite valorarlo. Sin embargo, no siempre sucede así. Naamán (Segunda de Reyes 5, 14-17) y el leproso samaritano (Lucas 17, 11-19) parecen ser la excepción más que la regla. Ante la gratuidad de Dios, manifiesta en la persona de Jesús y de Eliseo, conviene responder con gratitud. La civilidad es tan importante como la justicia. Es necesario aprender a dar a cada uno lo que le pertenece, vivir conforme a los propios principios, pero a la vez es importante aprender a agradecer a Dios y a los demás, los gestos de bondad que nos dispensan con tanta generosidad. Se necesita disponer de una buena dosis de humildad para expresar nuestro agradecimiento a quien nos trata con bondad y calidez.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251012

 


«No se sabe que el Señor mandara a los sacerdotes a otros, a quienes había concedido beneficios corporales, sólo a los leprosos. Y es que el sacerdocio de los judíos figuraba el sacerdocio que está en la Iglesia. Los demás vicios los sana y corrige interiormente el Señor mismo, en la conciencia; mientras que el poder de administrar los Sacramentos y el de la predicación, ha sido concedido a la Iglesia. Cuando los leprosos iban, quedaron limpios, porque los gentiles, a quienes vino san Pedro, no habiendo recibido aún el sacramento del Bautismo, por el cual se viene espiritualmente a los sacerdotes, son declarados limpios por la infusión del Espíritu Santo. Por lo tanto, todo el que se asocia a la doctrina íntegra y verdadera de la Iglesia, aunque se manifieste que no se ha manchado con el error, que es como la lepra, será, sin embargo, ingrato con el Señor, que lo cura, si no se postra para darle gracias con piadosa humildad, y se hará semejante a aquellos de quienes dice el Apóstol (Rm 1, 21), que, habiendo conocido a Dios, no le confesaron como tal, ni le dieron gracias. Estos tales, pues, como imperfectos, serán del número nueve, porque necesitan de uno más para formar cierta unidad y ser diez. Y aquel que dio gracias fue alabado porque representaba la unidad de la Iglesia. Y como aquéllos eran judíos, se declaró que habían perdido por la soberbia el reino de los cielos, en donde la unidad se conserva principalmente. En cambio, éste, que era samaritano, que quiere decir custodio, dando lo que había recibido a Aquel de quien lo recibió, según las palabras del Salmo (Sal 58,10): "Guardaré mi fortaleza para ti", conservó la unidad del reino con su humilde reconocimiento» (San Agustín (354-430). De quaest Evang. 2, 40).



DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO Misal Domingo 12 de Octubre del 2025

 



ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 129, 3-4

Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[Volvió Naamán a donde estaba el hombre de Dios y alabó al Señor.]

 

Del segundo libro de los Reyes 5, 14-17

En aquellos días, el general del ejército de Siria, que estaba leproso, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño.

Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó diciendo: “Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel. Te pido que aceptes estos regalos de parte de tu siervo”. Pero Eliseo contestó: “Juro por el Señor, en cuya presencia estoy, que no aceptaré nada”. Y por más que Naamán insistía, Eliseo no aceptó nada.

Entonces Naamán le dijo: “Ya que te niegas, concédeme al menos que me den unos sacos con tierra de este lugar, los que puedan llevar un par de mulas. La usaré para construir un altar al Señor, tu Dios, pues a ningún otro dios volveré a ofrecer más sacrificios”.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 97

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.

 

SEGUNDA LECTURA

[Si nos mantenemos firmes, reinaremos con Cristo.]

 

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 8-13

Querido hermano: Recuerda siempre que Jesucristo, descendiente de David, resucitó de entre los muertos, conforme al Evangelio que yo predico. Por este Evangelio sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo sobrellevo todo por amor a los elegidos, para que ellos también alcancen en Cristo Jesús la salvación, y con ella, la gloria eterna.

Es verdad lo que decimos: “Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo”.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Tes 5, 18

R. Aleluya, aleluya.

Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan. R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?]

 

Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron

al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”.

Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”.

Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

PLEGARIA UNIERSAL

 

Hermanos, la fuerza salvadora de Dios se manifiesta cada vez que con humildad le suplicamos. Digamos juntos:

R/. Padre, óyenos.

 

1. Para que, movidos por el Espíritu de Jesús, la Iglesia no deje de glorificar a Dios. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

2. Para que con sencillez nuestros obispos y sacerdotes acerquen la salvación de Dios a todos. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

3. Para que Dios conceda la paz, la libertad y la unidad a todos los pueblos de la tierra en el nuevo milenio. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

4. Para que cuantos sufren marginación a causa de su enfermedad o defecto físico, sientan la presencia de Jesús que los libera y fortalece. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

5. Para que los difuntos vivan con Cristo y disfruten de la fidelidad gloriosa de Dios. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

6. Para que al recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor seamos agradecidos por el don de su gracia salvadora. Oremos al Señor.

R/. Padre, óyenos.

 

Oye, Señor, las súplicas de tus hijos, purifícanos de nuestros pecados y permítenos dar gloria a tu nombre santo.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles junto con estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con devoción, nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

La creación alaba al Señor

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque creaste el universo con todo cuanto contiene; determinaste el ciclo de las estaciones; pero formaste al hombre a tu imagen y semejanza y lo hiciste dueño de un mundo portentoso, para que en tu nombre dominara la creación entera y, al contemplar la grandeza de tus obras, en todo momento te alabara, por Cristo, Señor nuestro. A quien cantan los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 33, 11

Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, suplicamos a tu majestad que así como nos nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.

¿En dónde tienes puesta tu mirada? ¿En Dios o en los hombres?


 

martes, 7 de octubre de 2025

Evangelio del 8 de octubre 2025 Lucas 11, 1-4

 



Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos". Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".

REFLEXIÓN

Jesús no solo ora, sino que responde al deseo de sus discípulos de aprender a orar como Él. Lo que sigue es la entrega del Padre Nuestro, una oración que no es solo fórmula, sino una invitación a entrar en comunión con Dios desde la sencillez, la dependencia y la confianza.

El hecho de que los discípulos lo vean orando y pidan aprender muestra que su vida espiritual era visible, inspiradora y contagiosa.

 “Padre” es la primera palabra. No comienza con súplica ni alabanza, sino con vínculo. Es una oración que nace del corazón de una familia espiritual.

Pedir el pan “de cada día”, el perdón “como nosotros perdonamos”, y la protección frente al mal, nos sitúa en una red de relaciones humanas donde la justicia, la misericordia y la humildad son esenciales.

El Padre Nuestro es una oración breve, pero que abarca lo esencial: identidad, necesidad, reconciliación y protección.

Este pasaje no solo enseña cómo orar, sino cómo vivir: con dependencia del Padre, apertura al prójimo, y confianza en medio de la lucha.

Evangelio del 7 de octubre 2025 Lucas 10, 38-42

 



En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude". El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará".

 

Reflexión

 

La interacción entre Marta y María nos lleva a una profunda reflexión sobre nuestras prioridades. En un mundo lleno de distracciones y responsabilidades, es fácil caer en la trampa de la ocupación sin propósito. ¿Cuántas veces nos encontramos afanados en nuestras tareas diarias, olvidando la esencia de lo que significa seguir a Cristo?

 

La respuesta de Jesús a Marta nos recuerda la importancia de detenernos y escuchar. En nuestra vida cristiana, a menudo podemos ser como Marta, preocupados por hacer las cosas "correctas" en lugar de sentarnos tranquilamente a los pies del Maestro. La "buena parte" que eligió María es un llamado a priorizar nuestra relación con Dios, a buscar momentos de quietud y reflexión en Su presencia.

domingo, 5 de octubre de 2025

Evangelio del 6 de octubre 2025 Lucas 10, 25-37

 



En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?" El doctor de la ley contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado bien; si haces eso, vivirás". El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: 'Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso'. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?" El doctor de la ley le respondió: "El que tuvo compasión de él". Entonces Jesús le dijo: "Anda y haz tú lo mismo".

 

 

Reflexión

 

La parábola del buen samaritano (Lucas 10, 25-37) es una de las enseñanzas más poderosas de Jesús sobre el amor al prójimo, y sigue resonando profundamente en nuestro mundo marcado por la prisa, el individualismo y las divisiones sociales.

Cuando le preguntan a Jesús ¡quien es mi prójimo? responde a esta pregunta con una historia que rompe barreras culturales y religiosas. El prójimo no es solo quien comparte nuestra fe, raza o ideología, sino quien necesita de nosotros, y a quien decidimos acercarnos con compasión.

 

El contraste moral.

El sacerdote y el levita representan la indiferencia institucionalizada: ven al herido, pero pasan de largo.

El samaritano, considerado impuro por los judíos, se convierte en el modelo del amor activo. No solo se detiene, sino que cura, transporta y paga por el cuidado del herido.

La misericordia se encarna en el samaritano, no pregunta por la historia del herido, ni exige condiciones. Su compasión es inmediata, concreta y generosa. Jesús nos invita a hacer lo mismo: “Ve y haz tú lo mismo.”

En nuestras comunidades, ¿quiénes son los heridos al borde del camino? Migrantes, personas sin hogar, víctimas de violencia, ancianos abandonados… Esta parábola nos llama a mirar con ojos nuevos y actuar con un corazón dispuesto.

sábado, 4 de octubre de 2025

Evangelio del 4 de octubre 2025 Lucas 10, 17-24

 



En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Él les contestó: "Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo". En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

 

Reflexión

 

Este pasaje forma parte del regreso de los setenta y dos discípulos enviados por Jesús en misión. Es uno de los textos más ricos en cuanto a la alegría del Reino, la autoridad espiritual, y la revelación trinitaria. Jesús no solo celebra el éxito de la misión, sino que revela verdades profundas sobre el mal, la salvación y la comunión con Dios.

Los discípulos experimentan el poder del nombre de Jesús. No es orgullo, sino asombro, obviamente no es su habilidad, sino el poder delegado por Cristo lo que produce frutos.

Jesús se alegra en el Espíritu y bendice al Padre porque Dios se manifiesta no a los sabios del mundo, sino a los humildes, los sencillos, los abiertos. La revelación no se gana, se recibe.

Este pasaje es un canto a la alegría espiritual, no basada en logros humanos, sino en la gracia divina. Jesús nos invita a mirar más allá del éxito visible y a descansar en la certeza de que somos conocidos, amados y llamados por Dios.

jueves, 2 de octubre de 2025

Evangelio del 3 de octubre 2025 Lucas 10, 13-16

 



En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo". Luego, Jesús dijo a sus discípulos: "El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".

 

Reflexión

 

Lucas 10, 13-16 nos confronta con la responsabilidad de acoger el mensaje de Dios y nos advierte sobre las consecuencias del rechazo espiritual. Es una llamada urgente a la conversión personal y comunitaria.

Jesús pronuncia un lamento sobre las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, que han presenciado milagros pero no se han convertido. La dureza de sus palabras revela que el privilegio de haber visto signos divinos conlleva una mayor responsabilidad.

Corozaín y Betsaida: Jesús compara estas ciudades con Tiro y Sidón, conocidas por su paganismo. A pesar de su reputación, Jesús afirma que estas últimas habrían respondido mejor a los milagros. Esto nos invita a preguntarnos: ¿Qué signos hemos recibido en nuestra vida y cómo hemos respondido?

Cafarnaúm: A pesar de ser centro de muchas enseñanzas y milagros, Jesús advierte que será “precipitada hasta el infierno”. La familiaridad con lo sagrado no garantiza la conversión si no hay apertura del corazón.

Hoy, como sociedad, podemos ver reflejadas estas ciudades en nuestra indiferencia espiritual. La rutina, el ruido, la tentación y el egoísmo pueden cerrar nuestro corazón a la Palabra de Dios. Pero Jesús sigue confiando en nosotros, incluso en nuestra fragilidad, y nos llama a abrir horizontes, a escuchar, a convertirnos.

Este pasaje no busca condenar, sino despertar. Es una invitación a no dejar pasar la gracia, a reconocer los signos de Dios en lo cotidiano, y a responder con fe viva y agradecida.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Evangelio del 2 de octubre 2025 Mateo 18, 1-5. 10

 




En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?" Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.

 

Reflexión 

 

Jesús coloca a un niño en medio de sus discípulos como respuesta a una pregunta sobre grandeza, subvirtiendo toda lógica de poder humano. En lugar de exaltar al más fuerte o sabio, señala al más vulnerable, al más confiado, como modelo del Reino de los cielos.

Jesús nos invita hoy a reconsiderar nuestras prioridades espirituales. El niño representa la humildad, la dependencia y la pureza de corazón. Jesús no solo lo abraza, sino que lo pone como ejemplo y advierte que despreciar a uno de estos pequeños es ignorar la mirada constante de los ángeles y del Padre celestial. Es una declaración radical sobre el valor de cada vida, especialmente la más frágil.