jueves, 3 de mayo de 2012

"Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo".




Texto bíblico
Filipenses 2, 5-11

Hermanos: Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 

Reflexión
Uno de los más antiguos himnos litúrgicos que la Iglesia ha recogido sobre la persona de Jesucristo es el que nos transmite san Pablo en esta carta, y que pone como modelo para la vida de la comunidad con las palabras: "Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo".
Qué palabras más profundas y qué invitación tan clara a dejar de lado nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra vanidad y autosuficiencia. Este mensaje nos viene muy bien a todos, pero de manera especial a aquellos que estamos acostumbrados a hacer uso de nuestros "privilegios" como sacerdotes, padres de familia, hermanos mayores, jefes, políticos, etc., pues nos hace ver que es precisamente la renuncia a estos "privilegios" la que permite que sea Dios el que nos dé la verdadera honra.
Es una invitación clara a ser servidores de aquellos a los que consideramos "inferiores" a nosotros, y a reconocer que es precisamente en ese servicio en donde se encuentran al mismo tiempo la verdadera gloria y la paz.
Estas palabras de san Pablo nos dan de nuevo la oportunidad de reconocer, que no soy mejor que los demás, y que si Dios me ha concedido alguna "dignidad" o "cargo" en la sociedad o en la familia, esto ha sido para que desde ahí sirva mejor a los que dependen de mí. 


Pbro. Ernesto María Caro

No hay comentarios:

Publicar un comentario