VI Domingo de Pascua Ciclo B
Domingo 10 de mayo 2015
LES HE COMUNICADO TODO
Hech 10,25-26. 34-35. 44-48; 1 Jn 4,7-10; Jn 15,9-17
El apóstol Pedro abrió brecha en la evangelización de los paganos al
aceptar la invitación a comer en casa del centurión romano llamado Cornelio.
Una vez que aprendió a escuchar la voz del Espíritu de Jesús, pudo desprenderse
de sus prejuicios y aprendió a compadecerse de las necesidades de las personas,
sin atender a su condición de raza o sus afinidades políticas o ideológicas. Además
de ser extranjero, Cornelio formaba parte de un cuerpo militar al servicio del
emperador. Ninguno de esos motivos impidió a Pedro coger su invitación. La
repentina manifestación del Espíritu confirmó su intuición: Dios no se fija en
externalidades, inventadas para preservar la identidad colectiva de cierta
cultura. Dios llama a participar de su amistad a toda persona bien dispuesta,
sin atender a factores externos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20
Con voz de júbilo, anúncienlo; que se oiga. Que llegue a todos los
rincones de la tierra: el Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos continuar cele-brando con incansable amor
estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado, y que los misterios
que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en nuestras obras. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- La conversión de Cornelio
y su familia, que nos narra la primera lectura, representa un momento
importante para Pedro, porque toma conciencia del valor universal de la
salvación.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 25-26. 34- 35. 44-48
En aquel tiempo, entró Pedro en la casa del oficial Cornelio, y éste le
salió al encuentro y se postró ante él en señal de adoración. Pedro lo levantó
y le dijo: "Ponte de pie, pues soy un hombre como tú". Luego añadió:
"Ahora caigo en la cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino
que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que
fuere".
Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo descendió sobre
todos los que estaban escuchando el mensaje. Al oírlos hablar en lenguas
desconocidas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes judíos que habían
venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se hubiera
derramado también sobre los paganos.
Entonces Pedro sacó esta conclusión: "¿Quién puede negar el agua
del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que
nosotros?" Y los mandó bautizar en el nombre de Jesucristo. Luego le
rogaron que se quedara con ellos algunos días.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 R/. El Señor nos ha mostrado su amor y su
lealtad. Aleluya.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra
y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su
justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos
los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Segunda lectura
Monición.- En la segunda lectura Juan nos dice que la fuente del amor
está en Dios, pero por el pecado perdemos la capacidad de amar; y es Cristo el
que nos lleva de regreso al camino del amor.
De la primera carta del apóstol san Juan: 4, 7-10
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de
Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no
conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha
manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por
nuestros pecados. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del evangelio
Aclamación Jn 14, 23 R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará
y vendremos a él. R/.
Evangelio
Monición.- En el evangelio Jesús nos insiste en permanecer en su amor; pues sólo así es posible cumplir
el mandamiento del amor y dar fruto y nos exhorta al amor mutuo.
Del santo Evangelio según san Juan: 15, 9-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me
ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos,
permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y
su alegría sea plena.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los
he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por
ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo
amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y
los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que
el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando:
que se amen los unos a los otros". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos,
hermanos, nuestras súplicas al Padre diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te
rogamos, Señor.)
Para que el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos
conceda a la Iglesia ser, con firmeza y valentía, testimonio perseverante de su
resurrección, roguemos al Señor.
Para que el resucitado, que dio a los apóstoles su paz, quiera
concederla también en abundancia a todos los pueblos, roguemos al Señor.
Para que el vencedor de la muestre transforme los sufrimientos de los
enfermos, de los moribundos y de todos los que sufren en aquella alegría que
nunca nadie les podrá quitar, roguemos al Señor.
Para que el que tiene las llaves de la muerte y de su reino nos conceda
celebrar un día su resurrección con los ángeles y los santos en su reino,
roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has sido el primero en amarnos, enviándonos a tu
Hijo, para que vivamos por medio de Él, escucha nuestra oración y haz que,
llenos del Espíritu Santo, aprendamos a amarnos los unos a los otros como
Cristo nos ha amado. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y
glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Suba hasta ti, Señor, nuestra oración, acompañada por estas ofrendas,
para que, purificados por tu bondad, nos dispongas para celebrar el sacramento
de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I- V de Pascua.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 14, 15-16
Si me aman, cumplirán mis mandamientos, dice el Señor; y yo rogaré al
Padre, y él les dará otro Abogado, que permanecerá con ustedes para siempre.
Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has
hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este
sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este
alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 595
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-La conexión entre el cuarto
Evangelio y el relato de los Hechos de los Apóstoles es evidente. Jesús asocia
a sus discípulos como amigos. No son sus empleados ni los trata como si fueran
simples ejecutores de órdenes impuestas de manera distante y vertical. El que
vive su vocación misionera no es un agente de una enorme compañía internacional
asentada en El Vaticano, con su respectivo organigrama de direcciones y
departamentos. Aunque cabe admitir que hemos quedado atrapados en ciertos
periodos de la historia por una tupida red institucional que termina ahogando
la fuerza del Espíritu. La vinculación personal de cada creyente con Jesús es fundamental,
de ahí deriva la vocación evangelizadora. Quien haya vivido relaciones de
genuina amistad, sabrá comprender que la misión cristiana nace de la íntima
relación amorosa del discípulo con su Señor.
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