sábado, 2 de mayo de 2015

V DOMINGO DE PASCUA Ciclo B Domingo 3 de Mayo 2015



V DOMINGO DE PASCUA Ciclo B
Domingo 3 de Mayo 2015


USTEDES ESTÁN YA LIMPIOS

Hech 9, 26-31; I Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8
El discurso de la vid verdadera que escuchamos en el cuarto Evangelio encuentra verificación en la experiencia cristiana que vivió el apóstol san Pablo. Si Jesús es la vid y el Padre es el labrador, Pablo, Pedro y cualquier discípulo de cualquier época o comunidad eclesial somos los sarmientos. La fecundidad misionera del antiguo fariseo que se encontró con Jesús resucitado en el camino de Damasco, está fuera de toda duda; las cartas, los viajes misioneros, la entrega generosa al servicio de las iglesias lo ilustran. Nuestra vida como cristianos se explica a partir de la íntima unión con Jesucristo. Cuando desfiguramos el rostro de Jesús con nuestra incongruencia solamente existe una explicación: habernos alejado de su amistad, habernos separado de la Vid que el Padre cultiva con sobrada paciencia.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 97, 1-2

Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición. San Lucas, en la primera lectura, narra las dificultades que tuvo san Pablo con los primeros cristianos para aceptar su conversión, de perseguidor de Cristo a apóstol evangelizador.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 26-31

Cuando Pablo regresó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.
Entonces, Bernabé lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino, cómo el Señor le había hablado y cómo él había predicado, en Damasco, con valentía, en el nombre de Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en Jerusalén, iba y venía, predicando abiertamente en el nombre del Señor, hablaba y discutía con los judíos de habla griega y éstos intentaban matarlo. Al enterarse de esto, los hermanos condujeron a Pablo a Cesarea y lo despacharon a Tarso.
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

Del salmo 21, 26b-27. 28. 30ab. 30c-32 R/. Bendito sea el Señor. Aleluya.

Le cumpliré mis promesas al Señor delante de sus fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo buscan: su corazón ha de vivir para siempre. R/.

Recordarán al Señor y volverán a Él desde los últimos lugares del mundo; en su presencia se postrarán todas las familias de los pueblos. Sólo ante Él se postrarán todos los que mueren. R/.

Mi descendencia lo servirá y le contará a la siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la justicia del Señor y todo lo que Él ha hecho. R/.


Segunda lectura

Monición.- San Juan, en la segunda lectura, insiste en que el amor cristiano es amar no sólo de palabra, sino en creer en la persona de Jesucristo y amarnos como Él nos enseñó.

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 18-24

Hijos míos: No amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.
Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de Él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en El. En esto conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.


Aclamación antes el Evangelio

ACLAMACIÓN Jn 15, 4. 5 R/. Aleluya, aleluya.

Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.

Evangelio

En el evangelio Jesús habla de la vid y los sarmientos para mostrar cómo, aun después de su partida, será posible a los discípulos continuar en comunión con su Maestro y puedan dar fruto.

Del santo Evangelio según san Juan: 15, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Credo.


PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos a Cristo, camino verdad y vida y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)

Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.

Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.

Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las penas de los que sufren, roguemos al Señor.

Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria dela resurrección, roguemos al Señor.

Dios nuestro, que nos has unido a Cristo como sarmientos a la verdadera vid, escucha nuestra oración y danos tu Espíritu Santo, para que, amándonos los unos a los otros, demos frutos abundantes de santidad y de paz. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I- V de Pascua.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 1. 5

Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes darán fruto abundante. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-Conforme se consigue mirar la vida con cierta sensatez, se aprende a descubrir los propios límites y a reconocer las fortalezas. No permanecemos atorados en una etapa de la vida, afortunadamente vamos madurando. No obstante lo anterior aparece una constante más que clara: tenemos la tendencia a autoafirmarnos confiando en demasía en nuestras fuerzas y habilidades. Los verdaderos discípulos de Jesucristo, como sin duda lo fue el apóstol san Pablo, son conscientes que llevan un tesoro en vasijas de barro. La escucha del Evangelio, la búsqueda atenta de su voluntad y el discernimiento a los llamados del Espíritu, nos permitirán vivir como sarmientos unidos a la vid. Desde esa íntima vinculación podremos dar frutos para la vida del mundo. Las terapias nos sanan, el Espíritu de Jesucristo nos fortifica interiormente para conformarnos con nuestra vocación cristiana.


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