miércoles, 13 de mayo de 2015

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Domingo 17 de Mayo 2015





LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR



Domingo 17 de Mayo 2015





EL SEÑOR JESÚS FUE LLEVADO AL CIELO



Hech 1,1-11; Ef 4,1-13; Mc 16,15-20



La primera y la tercera lectura se ocupan directamente del tema de la Ascensión del Señor a los cielos. Obviamente, no se está hablando de un desplazamiento espacial. Hablar de la ascensión es recurrir a un tipo de lenguaje simbólico que pretende afirmar que Jesús resucitado ha pasado de una existencia terrenal marcada por la fragilidad y la corporeidad y ha ingresado a otro tipo de existencia, totalmente trascendente, que no está atrapada en los confines del espacio y del tiempo. Jesús asciende al cielo y participa de la plenitud de la vida. Este evento no debería distraer a los primeros cristianos, tratando de buscar los rastros de su partida. Justamente porque Jesús ha vuelto a la dimensión trascendente podrá hacerse manifiesto en medio de los suyos, sin necesidad de rasgos sensibles, con el fin de acompañarlos en el cumplimiento de su misión.





MISA DEL DÍA





ANTÍFONA DE ENTRADA Hech 1, 11



Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya.





Se dice Gloria.





ORACIÓN COLECTA



Concédenos, Dios todopoderoso, rebosar de santa alegría y, gozosos, elevar a ti fervorosas gracias ya que la ascensión de Cristo, tu Hijo, es también nuestra victoria, pues a donde llegó él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros, que somos su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.





LITURGIA DE LA PALABRA





Primera lectura



Monición.- En la primera lectura san Lucas narra el último diálogo entre Jesús y sus discípulos antes de regresar al Padre, y las palabras de los ángeles que predicen  su regreso al fin del mundo



Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11



En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.

Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: "No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo".

Los ahí reunidos le preguntaban: "Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?" Jesús les contestó: "A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra".

Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.





Salmo responsorial



Del salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9



R/. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.



Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R/.



Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R/.



Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R/.





Segunda lectura



Monición.- San Pablo nos invita a mantener la unidad de la comunidad poniendo al servicio de los hermanos los dones recibidos, para conducir a todos a una fe madura.



De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 1-13



Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes v amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Por eso dice la Escritura: Subiendo a las alturas, llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres.                 

¿Y qué quiere decir "subió"? Que primero bajó a lo profundo de la tierra y el que bajó es el mismo que subió a lo más alto de los cielos, para llenarlo todo.

Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.





Aclamación antes del evangelio



Mt 28, 19. 20



R/. Aleluya, aleluya.



Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. R/.





Evangelio



Monición.- El evangelio nos narra que Jesús antes de regresar al Padre envía a sus discípulos a continuar su misión. El anuncio ha de hacerse por todo el mundo y llegar a todos los seres de la creación.



Del santo Evangelio según san Marcos: 16, 15-20



En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.





Se dice Credo.





PLEGARIA UNIVERSAL



Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús, nuestro gran sacerdote, que ha atravesado el cielo para interceder por nosotros, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)



Para que Cristo, desde el trono de su gloria, venga en ayuda de su Iglesia, que lucha en medio de las dificultades del mundo, y no permia que sus fieles se dejen cautivar por los bienes de la tierra, roguemos al Señor.



Para que Jesús, el Señor, que prometió que, al ser elevado sobre la tierra, atraería a todos hacia sí, revele su nombre a los hombres que aún no lo conocen, roguemos al Señor.



Para que el Señor, que con su triunfo ha glorificado nuestra carne colocándola cerca de Dios Padre, llene de esperanza a los que sufren enfermedades en el cuerpo o angustias en el espíritu, roguemos al Señor.



Para que el Señor, elevado al cielo, nos envíe el Espíritu Santo, para que nos enseñe a amar los bienes de arriba a no dejarnos cautivar por las cosas de la tierra, roguemos al Señor.



Dios, Padre todopoderoso, que has resucitado a Cristo, tu Hijo, y los has hecho Señor del universo, reconoce la voz de tu amado en las oraciones de la Iglesia y concédenos lo que, te hemos pedido. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.





ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS



Al ofrecerte, Señor, este sacrificio en la gloriosa festividad de la ascensión, concédenos que por este santo intercambio, nos elevemos también nosotros a las cosas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.





Prefacio I o II de la Ascensión.





ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20



Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.





ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



Dios todopoderoso y eterno, que nos permites participar en la tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor cristiano nos oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.





UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Cierto aire nostálgico se respira en este relato de la Ascensión del Señor a los cielos que nos presenta el libro de los Hechos. La mirada de los discípulos se pierde en la inmensidad del horizonte queriendo recuperar un rasgo de la presencia física del resucitado. Un cambio de paradigma ha tenido lugar: no se le volverá a contemplar en su apariencia corpórea, sino que se sentirá su presencia espiritual y mística. En esta cultura que valora desmedidamente las evidencias empíricas resulta imposible imaginar un encuentro espiritual y no sensible entre los discípulos y el resucitado. Es necesario a aprender a descifrar el silencio y la ausencia, captando la dimensión manifestativa de la realidad, y discernir los signos de su presencia. Jesús está vivo en la vida de hombres y mujeres que ponen en riesgo su vida, sirviendo por poner un ejemplo, como agentes sanitarios en un hospital de enfermos de ébola en Liberia o en una casa de migrantes en Oaxaca o Tamaulipas.

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