DOMINGO III DE PASCUA Ciclo C
Domingo 10 de abril 2016
DEL DICHO AL HECHO
Entre las dos narraciones encontramos un nexo más que claro.
En ambos relatos Pedro cumple una función protagónica, en el cuarto Evangelio,
el Señor Jesús le comunica un encargo; tendrá que apacentar a sus hermanos y
además tendrá que estar dispuesto a vivir en obediencia, dejándose conducir por
el designio de Dios. Deberá entregar lo más preciado, la posibilidad de
disponer de su propia vida. Ya no podrá anteponer sus intereses a los intereses
de Dios; más aún, tendrá que asumir opciones que le resultaran indeseables.
Esas palabras de advertencia se cumplen de manera inmediata cuando Pedro sufre azotes,
cárcel y persecución a manos del Concejo judío. El apóstol Pedro entiende que
la fidelidad a Jesús le exigirá confrontar las medidas abusivas del Sanedrín y
asumir las consecuencias de tamaña insubordinación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2
Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su
nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse
renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la
dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el
Espíritu Santo.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 27-32. 40-41
En aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los
apóstoles y les dijo: "Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús;
sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos
responsables de la sangre de ese hombre".
Pedro y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay
que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó
a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios
lo exaltó y lo ha hecho Jefe y Salvador, para dar a Israel la gracia de la
conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el
Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen".
Los miembros del sanedrín mandaron azotar a los apóstoles,
les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron
del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de
Jesús. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 29, 2.4. 5-6. 11-12a. 13b
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya.
Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis
enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste.
R/.
Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre,
porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos
visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R/.
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda.
Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.
SEGUNDA LECTURA
Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y
la riqueza.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 5, 11-14
Yo, Juan, tuve una visión, en la cual oí alrededor del trono
de los vivientes y los ancianos, la voz de millones y millones de ángeles, que
cantaban con voz potente: "Digno es el Cordero, que fue inmolado, de
recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor, la gloria y
la alabanza".
Oí a todas las creaturas que hay en el cielo, en la tierra,
debajo de la tierra y en el mar —todo cuanto existe—, que decían: "Al que
está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el
poder, por los siglos de los siglos".
Y los cuatro vivientes respondían: "Amén". Los
veinticuatro ancianos se postraron en tierra y adoraron al que vive por los
siglos de los siglos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y se compadeció de
todos los hombres. R/.
EVANGELIO
Jesús tomó el pan y el pescado y se los dio a los
discípulos.
Del santo Evangelio según san Juan: 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los
discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban
juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de
Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo:
"Voy a pescar". Ellos le respondieron: "También nosotros vamos
contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla,
pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han
pescado algo?" Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo:
"Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo
hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro:
"Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el
Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al
agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los
pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra vieron unas brasas y sobre
ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los
que acaban de pescar".
Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la
orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres y a
pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús:
"Vengan a almorzar". Y ninguno de los discípulos se atrevía a
preguntarle: ¿Quién eres?, porque ya sabían que era el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el
pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después
de resucitar de entre los muertos.
Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro:
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó:
"Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta
mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me
amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero".
Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me
quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por
tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien
sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa
e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te
ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle
con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo:
"Sígueme".
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, amados hermanos, a Cristo, triunfador del pecado
y de la muerte, que siempre intercede por nosotros diciendo: Te rogamos, Señor.
R/. Te rogamos, Señor.
Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón de
los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de
allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor.
Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos
los pueblos gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los
discípulos, roguemos al Señor.
Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de
toda enfermedad, se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del mundo
el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra parroquia
(comunidad), y conceda la paz, la alegría y el descanso den las fatigas a los
que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Acrecienta, en nosotros, Padre misericordioso, la luz de la
fe, para que en los signos sacramentales, sepamos reconocer siempre a tu Hijo,
que se manifiesta constantemente a nosotros, sus discípulos, y haz que, llenos
del Espíritu Santo, proclamemos con valentía ante los hombres que Cristo es el
Señor. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te
presenta, y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también
disfrutar de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio de Pascua III
Cristo vive por siempre e intercede por nosotros
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de
salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que
Cristo, nuestra Pascua fue inmolado. Porque continuamente se ofrece por
nosotros e intercede por todos ante ti el que, inmolado en la cruz, venció a la
muerte y, una vez muerto, vive para siempre. Por eso, con esta efusión de gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 21, 12-13
Dijo Jesús a sus discípulos: Vengan a comer. Y tomó un pan y
lo repartió entre ellos. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que
te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar
un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-La defensa y el logro de
nuestro bienestar personal se oponen con frecuencia al logro del bienestar
general y en particular, suele ser contraria al querer divino. Pedro quería,
sin duda alguna, preservar su salud, su seguridad personal y evitarse
conflictos. La brutalidad de los gobernantes había terminado por ejecutar a
Jesús el justo y esos mismos gobernantes podrían eliminarlo también a él, si
persistía anunciando la victoria de Jesús y la responsabilidad moral de quienes
ordenaron su muerte. El relato pascual nos ratifica una certeza, quien ha
conocido a Jesús resucitado aprende a vivir en libertad y no se deja intimidar
por sus intereses mezquinos ni por la presión popular. La defensa de la vida
humana en todas sus formas y más aún, la defensa de todos los vivientes es uno
de los retos que en esta época histórica hemos de asumir, aunque contravenga
los intereses de grupos de poder, que disponen del dinero para silenciar a los
profetas.
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