DOMINGO II DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA
Domingo 3 de Abril 2016
CON SEÑALES O SIN ELLAS
El sumario conciso de los Hechos de los Apóstoles registra
con aire ufano la buena reputación y la confianza que habían alcanzado los
cristianos originarios de Jerusalén ante la mirada de sus vecinos. La gente los
buscaba porque sabía que sus dolencias y necesidades encontrarían una respuesta
favorable de su parte. Invocaban el nombre de Jesús y se realizaban sanaciones
en aquellos que confiaban en el Dios amigo de la vida. El mensaje cristiano no
era un consuelo ilusorio sino una realidad transformadora. Esas señales son
benéficas para quien anda buscando una respuesta a sus inquietudes profundas.
La credibilidad de los evangelizadores no sustituye la fe en Cristo Jesús, sino
que la vuelve viable. En el Evangelio el Señor Jesús desautoriza la
incredulidad de Tomás y pareciera cuestionar la importancia de las señales. Hay
que hacer una distinción: Tomás no puede demandar más señales porque Dios Padre
ya les había otorgado numerosas señales a través de su hijo Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA 1 P 2, 2
Como niños recién nacidos, anhelen una leche pura y
espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que reanimas la fe de este
pueblo a ti consagrado con la celebración anual de las fiestas pascuales,
aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que todos comprendamos mejor
la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que
nos ha regenerado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Crecía el número de los creyentes en el Señor
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 5, 12-16
En aquellos días, los apóstoles realizaban muchos signos y
prodigios en medio del pueblo. Todos los creyentes solían reunirse, por común
acuerdo, en el pórtico de Salomón. Los demás no se atrevían a juntárseles,
aunque la gente los tenía en gran estima. El número de hombres y mujeres que
creían en el Señor iba creciendo de día en día, hasta el punto de que tenían
que sacar en literas y camillas a los enfermos y ponerlos en las plazas, para
que, cuando Pedro pasara, al menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.
Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén y llevaba
a los enfermos y a los atormentados por espíritus malignos, y todos quedaban
curados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a
R/. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.
Diga la casa de Israel: "Su misericordia es
eterna". Diga la casa de Aarón: "Su misericordia es eterna".
Digan los que temen al Señor: "Su misericordia es eterna". R/.
La piedra que desecharon los constructores, es ahora la
piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. Éste
es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R/.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene
en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor,
nuestro Dios, nos ilumine. R/.
SEGUNDA LECTURA
Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo para siempre.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 9-11. 12-
13. 17-19
Yo, Juan, hermano y compañero de ustedes en la tribulación,
en el Reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de
Patmos, por haber predicado la palabra de Dios y haber dado testimonio de
Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oía mis espaldas una voz potente, como de
trompeta, que decía: "Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las
siete comunidades cristianas de Asia". Me volví para ver quién me hablaba,
y al volverme, vi siete lámparas de oro, y en medio de ellas, un hombre vestido
de larga túnica, ceñida a la altura del pecho, con una franja de oro.
Al contemplarlo, caí a sus pies como muerto; pero él,
poniendo sobre mí la mano derecha, me dijo: "No temas. Yo soy el primero y
el último; yo soy el que vive. Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por
los siglos de los siglos. Yo tengo las llaves de la muerte y del más allá.
Escribe lo que has visto, tanto sobre las cosas que están sucediendo, como
sobre las que sucederán después". Palabra de Dios. Te alabamos Señor
SECUENCIA:
Sólo el día de hoy es obligatoria; durante la octava es
opcional.
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 20, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees, porque me has visto. Dichosos los que creen
sin haberme visto, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Ocho días después, se les apareció Jesús.
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-31
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas
las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los
judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con
ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los
discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús:
"La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío
yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el
Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y
a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no
estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían:
"Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus
manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos
y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta
cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos
y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás:
"Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi
costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor
mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto;
dichosos los que creen sin haber visto". Otros muchos signos hizo Jesús en
presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se
escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Gloria
a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor
—purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu— supliquemos al
Señor, diciendo: Rey vencedor, escúchanos.
R/. Rey vencedor, escúchanos.
A Cristo que ha vencido la muerte y ha destruido el pecado,
pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del
bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua.
A Cristo que ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores,
supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven los
dones que la misericordia del Padre les ha restituido.
A Cristo que ha dado al mundo la vida verdadera y ha
renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer en su triunfo,
viven sin esperanza.
A Cristo que ha colmado de alegría a los pueblos y los ha
enriquecido con sus dones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren
y lloran.
A Cristo que anunció la alegría a las mujeres, y por medio
de las mujeres a los apóstoles, pidámosle por los que nos hemos reunido para
celebrar su triunfo.
Señor, Dios nuestro, que cada domingo reúnes a tu pueblo
para que celebre el triunfo de tu Hijo, el primero y el último, el que estaba
muerto y ahora vive por los siglos de los siglos, escucha nuestra oración y
danos la fuerza de tu Espíritu, para que, destruidas las fuerzas del mal, te
ofrezcamos, juntamente con nuestro amor, el obsequio de nuestra obediencia
libre. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso,
por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo (y de los recién
bautizados), para que, renovados por la confesión de tu nombre y por el
bautismo, consigamos la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio de Pascua I
El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca (en esta noche) (en este día)
(en este tiempo), en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Porque Él es el
Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra
muerte, y resucitando, restauró la vida. Por eso, con esta efusión de gozo
pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Jesús dijo a Tomás: Acerca tu mano, toca los agujeros que
dejaron los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que la gracia recibida en este
sacramento pascual permanezca siempre en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La sociedad actual tiene
todo el derecho de exigirnos a los cristianos vivir en clave de congruencia,
porque nuestra doble moral y nuestra simulación han sido demasiado visibles y
hemos sido ocasión de que los creyentes difamen y calumnien el nombre de Dios.
Los fallos que como Iglesia y como cristianos meramente nominales hemos
realizado, están a la vista y no hace falta documentarlos. Sin menospreciar el
valor fundamental de la fe en Cristo, no podemos desentendernos de adecuar
nuestra vida con los valores del Evangelio. Cuando las persona descubren el
verdadero rostro de Dios se alegran de tal hallazgo. Aún los más críticos
opositores a la fe cristiana reciben con buena actitud los aportes valiosos que
laicos, pastores y obispos realizan a favor de la sociedad y de los más
desprotegidos. Esas señales jamás salen sobrando, al contrario son la forma
como Jesús resucitado se hace presente en medio de los suyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario