miércoles, 17 de septiembre de 2025

Evangelio del 18 de septiembre 2025 Lucas 7, 36-50



En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.

Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".

Entonces Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro". Él le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?" Simón le respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".

Entonces Jesús le dijo: "Haz juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer: "Tus pecados te han quedado perdonados".

Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: "¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?" Jesús le dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz". 

 

Reflexión

 

"En casa del fariseo, donde el juicio reinaba y las apariencias importaban, entró una mujer marcada por el pecado. No fue invitada, pero su alma la llevó hasta los pies de Jesús. No pronunció discursos, no pidió perdón con palabras. Su llanto fue su oración, su cabello fue su ofrenda, su perfume fue su sacrificio. Ella amó con todo lo que tenía, porque sabía que había sido perdonada mucho.

El fariseo la vio con desprecio. Jesús la vio con misericordia. Mientras Simón pensaba en lo que ella era, Jesús pensaba en lo que ella podía ser. Y entonces, con ternura y autoridad, le dijo: ‘Tus pecados te son perdonados’. No por su reputación, sino por su fe. No por su pasado, sino por su amor.

Lucas 7, 36–50: Una historia donde el amor vence al juicio, y la fe silenciosa recibe la paz que el mundo no puede dar."

martes, 16 de septiembre de 2025

Evangelio del 17 de septiembre 2025 Lucas 7, 31-35

 



En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar en la plaza y se gritan los unos a los otros: 'Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado'.

Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: 'Ese está endemoniado'. Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Este hombre es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores'. Pero sólo aquellos que tienen la sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen".

 

Reflexión

 

Hoy sí que Jesús nos eleva el listón: “Solo los que tienen la Sabiduría de Dios son aquellos que lo reconocen”. Si lo vemos así de simple: ‘Solo los que tienen la Sabiduría de Dios son aquellos que lo reconocen’, yo quedaría fuera del grupo. Pero tenemos que entender esa Sabiduría de Dios: sencillo, abierto, amante de lo pequeño, de lo frágil, de lo débil, pecador. 

La Sabiduría de Dios es tomar lo pequeño y hacerlo grande; lo débil hacerlo fuerte; al pecador, convertirlo en virtuoso. Esa es la Sabiduría de Dios, porque Dios es Dios. Reconozcamos a Dios en el día a día: cómo de la nada crea, da vida, hace salir el sol, ilumina la noche con las estrellas, pinta sonrisas en los niños, en la cara de los ancianos.

 Dios está aquí, en lo más sencillo, en el más débil, en el más necesitado, en el que sufre, en el que llora. Dios está a mi lado. No pidamos grandes pruebas, más bien, hay que abrir los ojos y el corazón para reconocerlo en lo ordinario, que es extraordinario. Vivamos viendo al mundo con la Sabiduría de Dios. Hoy te invito a elevar el corazón y a decir: Gracias mi Dios por pintar e iluminar mi día.

 

Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.

En colaboración con Evangelización Activa.

Reflexión 20250921

lunes, 15 de septiembre de 2025

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA 20250921

 


«En efecto, cada uno de los que aceptaron la palabra de verdad debe probarse a sí mismo y examinarse, o ser examinado y probado por maestros del espíritu, cuáles son las razones de su fe y cuáles las motivaciones de su entrega a Dios: debe sopesar si cree realmente y de verdad apoyado en la palabra de Dios, o si cree más bien inducido por la opinión que él se ha formado sobre la justificación y la fe. Toda persona tiene a su alcance la posibilidad de comprobar y demostrarse a sí mismo si es fiel en lo menudo -me refiero a los bienes temporales-. ¿De qué forma? Escucha: ¿Te crees digno del reino de los cielos?, ¿te confiesas hijo de Dios nacido de arriba?, ¿te consideras coheredero de Cristo, destinado a reinar eternamente con él y a gozar de las delicias en la arcana luz por siglos incontables e infinitos, exactamente como Dios? Me contestarás sin duda: Ciertamente: ésa es precisamente la razón por la que he dejado el mundo y me he entregado en cuerpo y alma al Señor. Examínate, pues, y mira si no te retienen todavía las preocupaciones terrenas, o el desmedido afán del sustento y del vestido corporal, o bien otros intereses y el confort, como si tú fueras capaz de proveerte por ti mismo de lo que se te ha ordenado no preocuparte en absoluto, es decir, de tu vida. Pues si estás convencido de poder conseguir los bienes inmortales, eternos, permanentes y carentes de envidia, mucho más convencido has de estar de que el Señor te otorgará estos bienes caducos y terrenos, que él concede incluso a los hombres impíos y hasta a los mismos pájaros, habiéndote él mismo enseñado a no preocuparte lo más mínimo de estas cosas. Tú, pues, que te has hecho peregrino de este mundo, debes obtener una nueva y peregrina fe, un modo de pensar y de vivir superior al de todos los hombres de este mundo» (Autor del siglo IV. Homilía 48, 1-6).


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250921

 

El derecho al trabajo digno y bien remunerado es una protección que no se puede pisotear. Algunas medidas tomadas en el país "descobijan a un santo para cobijar a otro". Las ayudas a los adultos mayores y a las personas con alguna discapacidad son incuestionables. Quienes no pueden emplearse en este mundo tan competido, necesitan del apoyo solidario de la sociedad. No obstante, parece injusto aplicar a rajatabla una política de despidos de manera indiscriminada. El lamento del Evangelio ha resonado con transparencia en la vida de muchos empleados del sector público: "¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo?". El abuso de poder es contrario al bienestar general. No es justo ofrecer dádivas a costa de derechos legítimos de terceros. La justa demanda social que pide poner un freno dispendio y a los privilegios es digna de reconocimiento y apoyo ciudadano. Las reformas se tendrán que con bisturí y no con machete.

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 21 de septiembre 2025



ANTÍFONA DE ENTRADA

Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé cuando me llamen en cualquier tribulación, y siempre seré su Dios.

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

 

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de todo lo mandado en tu santa ley, concédenos que, cumpliendo tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[Contra los que obligan a los pobres a venderse.]

Del libro del profeta Amos 8, 4-7

 

Escuchen esto los que buscan al pobre sólo para arruinarlo y andan diciendo: “¿Cuándo pasará el descanso del primer día del mes para vender nuestro trigo, y el descanso del sábado para reabrir nuestros graneros?”

Disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran las balanzas, obligan a los pobres a venderse; por un par de sandalias los compran y hasta venden el salvado como trigo.

El Señor, gloria de Israel, lo ha jurado: “No olvidaré jamás ninguna de estas acciones”.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 112

R. Que alaben al Señor todos sus siervos.

 

— Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor, desde ahora y para siempre. R.

— Dios está sobre todas las naciones, su gloria por encima de los cielos. ¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro? R.

— Él tiene en las alturas su morada y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo. R.

— Él levanta del polvo al desvalido y saca al indigente del estiércol para hacerlo sentar entre los grandes, los jefes de su pueblo. R.

 

SEGUNDA LECTURA

[Pidan a Dios por todos los hombres, porque él quiere que todos se salven.]

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1-8

 

Te ruego, hermano, que ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido.

Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro salvador, pues él quiere que todos los hombres se salven y todos lleguen al conocimiento de la verdad, porque no hay sino un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre él también, que se entregó como rescate por todos.

Él dio testimonio de esto a su debido tiempo y de esto yo he sido constituido, digo la verdad y no miento, pregonero y apóstol para enseñar la fe y la verdad.

Quiero, pues, que los hombres, libres de odios y divisiones, hagan oración dondequiera que se encuentren, levantando al cielo sus manos puras.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[No pueden ustedes servir a Dios y al dinero.]

Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-13

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador".

Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan".

Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: "¿Cuánto le debes a mi amo?" El hombre respondió: "Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "Y tú, ¿cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y haz otro por ochenta".

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz.

Y yo les digo: Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo.

 

El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?

No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos por todos los hombres y por todas sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestro amor, Oremos diciendo:

Escucha, Señor, nuestra oración.

 

Por quienes han sido llamados por el Señor para conducir los destinos de nuestra Iglesia, para que cuiden santamente el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor. R.

 

Por los gobernantes y por los que tienen en sus manos las riquezas del mundo, para que fomenten la justicia, la paz y la libertad, roguemos al Señor. R.

 

Por los que padecen necesidades, por los que añoran la patria o viven lejos de sus hogares, para que experimenten el consuelo y la fortaleza de Dios, roguemos al Señor. R.

 

Para que Dios nos conceda el perdón de los pecados, la perseverancia en la fe y en las buenas obras y la salvación eterna, roguemos al Señor. R.

 

Dios nuestro, que nos llamas a amarte y a servirte como a único Señor, líbranos del deseo desordenado de poseer riquezas y haz que -alzando al cielo nuestras manos limpias- te rindamos un culto puro, agradable a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

Historia de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque naciendo, restauró nuestra naturaleza caída; padeciendo en la cruz, borró nuestros pecados; resucitando de entre los muertos, nos proporcionó el acceso a la vida eterna, y ascendiendo hasta ti, Padre, nos abrió las puertas del Reino de los cielos. Por eso, unidos a la multitud de los ángeles y de los santos, te aclamamos, llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 10, 14

Yo soy el buen pastor, dice el Señor; y conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

A quienes alimentas, Señor, con tus sacramentos, confórtanos con tu incesante ayuda, para que en estos misterios recibamos el fruto de la redención y la conversión de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 


Evangelio del 16 de septiembre 2025 Lucas 7, 11-17

 



En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.

Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.

Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo".

La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.

 

Reflexión

 

El Evangelio de hoy nos ayuda a recordar que, para el que cree en Jesús, la muerte es parte de la vida. Una de las promesas de Jesús es estar con nosotros todos los días de nuestra vida. Y aunque en muchas ocasiones no lo tenemos tan presente, podemos estar seguros de que el día en que debamos enfrentar el momento de la muerte propia o de un ser querido, Él se manifestará dándonos la gracia necesaria para sentirlo, porque Él nunca nos abandona. 

No es casualidad que Jesús haya estado allí justamente en el momento del cortejo fúnebre para consolar a la mujer en Naím. Jesús se acercó, la acompañó, se compadeció de ella, la abrazó, la consoló y conociendo su condición, le hizo el milagro de resucitar a su único hijo, del cual seguramente dependía para vivir. 

 Nuestro Dios es un Dios de amor que se compadece, es cercano y sensible a nuestro sufrimiento y conoce nuestras necesidades. Debemos recordar que la muerte es un paso hacia la vida eterna. No es un castigo o el fin de nuestra vida. 

domingo, 14 de septiembre de 2025

Evangelio del 15 de septiembre 2025 Juan 19, 25-27


En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena.

Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.

 

Reflexión

 

Hoy celebramos otra fiesta mariana, la festividad de la Virgen de Nuestra Señora de los Dolores. Leemos en el Evangelio que Jesús nos deja a nuestra Madre, a una Madre del cielo.

La tradición de la Iglesia habla de los siete dolores de la Virgen. Para muchos, esto podría ser una festividad sin sentido, ¿Por qué celebrar los dolores de una mujer, los dolores de una madre? A mí me gusta verlo desde la perspectiva de la fe, la esperanza y el amor. Así es, Jesús sabía que todos necesitamos una madre que nos enseñe cómo reír, pero también cómo llorar, cómo vivir, pero también cómo sufrir.

Madre mía, ilumina mi fe, fortalece mi esperanza, acrecienta mi amor para que yo también pueda permanecer de pie ante la cruz del día a día. Hoy voy a cargar mi cruz con alegría.

 

Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.

En colaboración con Evangelización Activa.





viernes, 12 de septiembre de 2025

Evangelio del 13 de septiembre 2025 Lucas 6, 43-49

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.

El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.

¿Por qué me dicen 'Señor, Señor', y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.

Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida".

 

Reflexión

 

El fruto revela la raíz

Este pasaje es una exhortación directa de Jesús a la autenticidad interior. No basta con aparentar bondad o religiosidad: el corazón es la fuente, y el fruto —las obras, las palabras, las decisiones— revela su verdadera condición.

 El árbol y el fruto: Jesús no habla de perfección, sino de coherencia. Un corazón transformado por el amor de Dios dará frutos de misericordia, justicia y verdad. No se trata de producir frutos por esfuerzo humano, sino de permitir que la raíz —la fe viva— nutra toda la vida.

La boca como espejo del corazón: Aquí se nos recuerda que el lenguaje no es neutro. Lo que decimos revela lo que somos. Las palabras que edifican consuelan, denuncian el mal o proclaman esperanza son signos de un corazón habitado por el Espíritu.

La casa sobre roca: Esta imagen es profundamente eclesial y personal. Construir sobre roca es vivir la fe con obediencia, no solo con emoción o apariencia. La roca es Cristo, pero también su palabra vivida. En tiempos de tormenta —crisis, tentaciones, sufrimiento— solo lo que está cimentado en Él permanece.

 La advertencia final: Jesús no suaviza el mensaje. Escuchar sin actuar es construir sobre arena. Es una fe sin raíces, sin compromiso, sin transformación. Y cuando llega la prueba, se derrumba. La ruina no es solo personal, puede ser comunitaria, familiar, espiritual.

jueves, 11 de septiembre de 2025

Evangelio del 12 de septiembre 2025 Lucas 6, 39-42

 



En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: "¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: 'Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano".

 

 

Reflexión

 

El Evangelio de hoy nos confronta con nuestra tendencia a juzgar a los demás. Jesús nos advierte que regularmente somos muy buenos para ver y criticar los errores ajenos, pero cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, nos cuesta aceptarlo, y más cuando alguien nos los hace ver.

 

La próxima vez que sientas la tentación de juzgar o criticar a alguien, detente, ponte en su lugar y piensa que tal vez está pasando por una situación difícil, que no la conoces y que lo lleva actuar de esa forma. Por eso, antes de juzgar, ora por esa persona.

 

Antes de intentar guiar o corregir a alguien, revisa primero si estás preparado y tienes la capacidad para poder hacerlo. Pide a Dios que te ayude a ver las vigas que todavía puede haber en tu vida. Agradece a Dios porque te ayuda a ver tu interior y te muestra lo que necesitas limpiar en ti, para ser un instrumento para los demás. Que puedas ser guía y luz para iluminar a quienes te necesitan.

 

Esta reflexión del Evangelio fue escrita por:

Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo.

En colaboración con Evangelización Activa.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Evangelio del 11 de septiembre 2025 Lucas 6, 27-38

 



 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después. Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados; den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos".

 

Reflexión

 

Hoy el Señor nos invita a amar de manera extraordinaria: no como el mundo ama, sino al estilo mismo de Dios que hace el bien, bendice y trata a todos de la mejor manera; no importando si le han dado la espalda, si lo han negado o si han decidido actuar en contra de sus mandamientos. De hecho, muy probablemente al hablar de esos grupos de personas, estemos hablando de nosotros mismos y de cómo hemos sido rescatados por Dios una y otra vez, porque a pesar de nuestro pecado, desinterés y maldad, Él no deja de amarnos, de buscarnos, de bendecirnos, de perdonarnos si nos arrepentimos, de darnos a manos llenas, aunque volvamos a desperdiciar sus dones y sus gracias y aunque volvamos a darle la espalda con nuestras acciones o nuestras decisiones. Mientras estemos vivos Él siempre estará ahí para nosotros.

martes, 9 de septiembre de 2025

Evangelio del 10 de septiembre 2025 Lucas 6, 20-26

 



En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo:” Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán. Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas. Pero ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!"

 

Reflexión

 

Estas “contradicciones” de Cristo son la causa, como diría Santa Teresa de Ávila, de por qué el Señor tiene tan "pocos amigos": "Dichosos los que tienen hambre, los pobres, los que lloran, los que sufren”. ¿Cómo se puede ser dichoso ante tanta desesperación, ante tanto llanto, ante tanta hambre?

La verdad, si nos ponemos a ver esto más de cerca y no solo lo digo a manera de reflexión, yo por muchos años fui misionera, en las misiones me tocaba ver mucha pobreza, mucho sufrimiento, mucho llanto, pero ellos eran dichosos. Dichosos porque vivían libres de todo y de todos. Vivían felices porque disfrutaban del hoy; disfrutaban de lo que tenían, mucho o poco, pero ese poco los llenaba y los saciaba: llegó el agua, fiesta; hoy se maduraron los mangos, venga el manjar.

Hoy te invito a gozar del hoy, a no permitirte ninguna queja, a agradecer que hoy tengo lo necesario para vivir.

 

Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.

En colaboración con Evangelización Activa.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250914

 



«El género humano, que había derivado hacia el culto a los ídolos había emigrado a un país lejano. ¿Qué más lejano de aquel que te hizo, que la hechura que tú mismo te hiciste? Así, pues, el hijo menor emigró a un país lejano, llevando consigo toda su fortuna y -según nos informa el Evangelio- la derrochó viviendo perdidamente. Y empezando a pasar necesidad, fue y se ajustó con un hombre principal de aquella región, quien lo mandó a guardar cerdos. (...). Después de tanto trabajo, estrechez, tribulación y necesidad, se acordó de su padre, y decidió volver a casa. Se dijo: Me pondré en camino adonde está mi padre. Reconoce ahora su voz que dice; me conoces cuando me siento o me levanto. Me senté en la indigencia, me levanté por el deseo de tu pan. De lejos penetras mis pensamientos. Por eso dice el Señor en el evangelio que el padre echó a correr al encuentro del hijo que regresaba. Realmente, como de lejos había penetrado sus pensamientos, distingues mi camino y mi descanso. Mi camino, dice. ¿Cuál, sino el malo, el que él había recorrido, apartándose del padre, como si pudiera ocultarse a los ojos del vengador, o como si hubiera podido ser humillado por aquella extrema necesidad o ser ajustado para guardar cerdos, sin la voluntad del padre que quería flagelarlo lejano, para recibirlo cercano? Así pues, como un fugitivo capturado, perseguido por la legítima venganza de Dios, que nos castiga en nuestros afectos, por cualquier sitio que vayamos y en cualquier lugar adonde hubiéramos llegado; como un fugitivo capturado -repito- dice: Distingues mi camino y mi descanso. ¿Qué significa mi camino? Aquel por el que anduve. ¿Qué significa mi descanso? El término de mi peregrinación. Distingues mi camino y mi descanso. Aquella mi meta lejana no era lejana a tus ojos: me alejé mucho, y tú estabas aquí. Distingues mi camino y mi descanso» (San Agustín [453-430]. Comentario sobre el Salmo 138).

 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250914

 

Dios regala su perdón sin límites. Obrando de esa manera nos anima a vivir compasivamente nuestros conflictos. Quien recibe con fe el perdón de Dios, tiene que perdonar a su hermano. No obstante, el perdón no es una obligación que podamos imponer a los demás. Cada persona tiene la libertad de otorgarlo o negarlo. En un país con casi un centenar de homicidios al día, cabe imaginar que hay muchas familias que llevan cargando demasiado sufrimiento. El perdón y la justicia son dos momentos inseparables de la reconciliación social y personal. Mientras que el primero es un regalo que solo puede otorgar el que ha sido agraviado (o en su caso, sus parientes más próximos); el restablecimiento de la justicia es una tarea que compete a la autoridad. El perdón reabre la posibilidad de interactuar en paz y tranquilidad a los que se enemistaron. Lajusticia reconstruye el clima de certidumbre y seguridad en la sociedad. El Dios que perdona es el mismo que reclama justicia.

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 14 de septiembre 2025

 



 

ANTÍFONA DE ENTRADA.

Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel (Cfr. Sir 36, 18).

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA.

Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...

 

PRIMERA LECTURA (Éx 32, 7-11. 13-14) Del libro del Éxodo

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho: 'Éste es tu dios, Israel; es el que te sacó de Egipto'".

El Señor le dijo también a Moisés: "Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo".

Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: "¿por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: 'Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido"'

 Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 50)

R. Me levantaré y volveré a mi padre.

L. Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. / R.

L. Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. / R.

L. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. / R.

 

SEGUNDA LECTURA (1 Tim 1, 12-17)

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo

Querido hermano: Doy gracias a aquel que me ha fortalecido, a nuestro Señor Jesucristo, por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su servicio, a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré por ignorancia, y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la fe y el amor que provienen de Cristo Jesús.

Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin reservas: que Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero Cristo Jesús me perdonó, para que fuera yo el primero en quien él manifestara toda su generosidad y sirviera yo de ejemplo a los que habrían de creer en él, para obtenerla vida eterna.

El rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (2 Cor 5, 19)

R. Aleluya, aleluya. Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. R. Aleluya, aleluya.

 

EVANGELIO (LC 15, 1-32)

Del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos".

Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.

¿y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido'. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".

También les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: 'Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.

Pero el padre les dijo a sus criados: 'i Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado". Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: '¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.

El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'".

 Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Imploremos, hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle que escuche las oraciones de los que hemos puesto en Él nuestra confianza. Oremos diciendo:

TODOS: Escucha a tu pueblo, Señor.

I. Para los obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al Señor una vida santa, tal como corresponde a su ministerio, y el premio abundante de su trabajo. Roguemos al Señor.

2.         Para los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder el destino de los pueblos pidamos el don de la prudencia y el espíritu de justicia. Roguemos al Señor.

3.         Para los enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza necesaria, a fin de que no se desanimen ante las dificultades y vivan alegres en la esperanza de los bienes eternos. Roguemos al Señor.

4.         Para nosotros mismos y para nuestros familiares, amigos y bienhechores pidamos al Señor que nos conserve y aumente los bienes que con tanta generosidad nos ha concedido. Roguemos al Señor. Intenciones de la Iglesia local.

 

Sacerdote: Dios nuestro, escucha las oraciones de Cristo, Hijo tuyo y sacerdote nuestro, que no deja de interceder por los pecadores, y haz que también nosotros experimentemos aquella alegría que hay entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

TODOS: Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

Historia de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque naciendo, restauró nuestra naturaleza caída; padeciendo en la cruz, borró nuestros pecados; resucitando de entre los muertos, nos proporcionó el acceso a la vida eterna, y ascendiendo hasta ti, Padre, nos abrió las puertas del Reino de los cielos. Por eso, unidos a la multitud de los ángeles y de los santos, te aclamamos, llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN.

El cáliz de bendición, por el que damos gracias, es la unión de todos en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos es la participación de todos en el Cuerpo de Cristo (Cfr. 1 Cor 10, 16).

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

lunes, 8 de septiembre de 2025

Evangelio del 9 de agosto 2025 Lucas 6, 12-19

 



Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

 

Reflexión

  

En el Evangelio de hoy, Jesús toma una decisión muy importante; de entre todos sus discípulos, debe elegir a sus apóstoles, quienes serían sus compañeros de misión; es decir, su equipo de trabajo.

Así, gracias a la oración, Jesús se daría cuenta de lo que Él necesitaba hacer para que sus apóstoles le ayudaran a cumplir con la misión.

A veces creemos que la oración va a hacer que las cosas sucedan como nosotros queremos, pero no nos acordamos de que la oración es, en primer lugar, una forma para comunicarnos con Dios en la búsqueda de su voluntad y que nos ayude a entenderla.

La oración es un medio para alinearnos con la voluntad de Dios, escuchar lo que Él quiere de nosotros, que nos haga ver las cosas que nosotros no vemos y que debemos cambiar para aceptar lo que se nos presenta en la vida. Antes de tomar decisiones importantes, grandes o pequeñas, ora, pero no te apresures, tómate tu tiempo, utiliza un buen proceso de discernimiento.  La oración es la mejor herramienta para conocer íntimamente a Dios y que conozcamos también lo que Él quiere de nosotros.