jueves, 30 de octubre de 2025

Evangelio del 31 de octubre 2025 Lucas 14, 1-6

 


Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: "¿Está permitido curar en sábado o no? “Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?" Y ellos no supieron qué contestarle.

Comentario

En este relato, Jesús entra en casa de un fariseo un sábado, y allí se encuentra con un hombre enfermo de hidropesía. Los fariseos lo observan atentamente, buscando una razón para acusarlo. Jesús, con sabiduría y ternura, les plantea una pregunta incisiva: “¿Es lícito sanar en sábado o no?” Al no recibir respuesta, sana al hombre y lo despide, dejando a sus críticos en silencio.

Este gesto no solo es un acto de sanación física, sino una enseñanza viva sobre la prioridad del amor y la misericordia. Jesús no ignora la ley, pero la interpreta desde el corazón de Dios, que siempre busca el bien del ser humano. La ley está al servicio de la vida, no por encima de ella.

Aquí tenemos tres claves espirituales:

• La compasión de Jesús es activa, incluso cuando sabe que será juzgado. No espera condiciones ideales para hacer el bien.

• El silencio de los fariseos revela una religión que ha perdido el contacto con la necesidad humana. Jesús los confronta sin agresión, pero con claridad.

• La sanación en sábado simboliza la restauración integral del ser humano, más allá de los límites impuestos por normas sociales o religiosas.

Reflexión

¿Qué reglas o costumbres nos impiden actuar con misericordia? ¿Qué espacios de nuestra vida necesitan ser sanados, aunque eso implique romper con lo establecido?

miércoles, 29 de octubre de 2025

Momentos más malinterpretados de la Misa es… el saludo de La Paz


 

Extender o no las manos durante el Padre Nuestro


 

Evangelio del 30 de octubre 2025 Lucas 13, 31-35

 




En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: "Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”. Él les contestó: "Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido! Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: '¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!' "

 

Reflexión

 

Jesús responde a la advertencia de los fariseos con una frase contundente: “Id y decid a ese zorro…”. El término “zorro” no solo señala astucia, sino también insignificancia y engaño. Jesús no se intimida ante el poder político; su misión está guiada por el plan divino, no por amenazas humanas.

Jesús afirma que “hoy, mañana y pasado mañana” seguirá sanando y expulsando demonios. Esta triple expresión no es literal, sino simbólica: representa la plenitud de su ministerio. Él sabe que su destino está en Jerusalén, la ciudad que históricamente ha rechazado a los profetas.

La imagen de la gallina que quiere reunir a sus polluelos bajo las alas es profundamente maternal. Jesús expresa un amor tierno y protector hacia Jerusalén, pero también una tristeza desgarradora: “¡Y no quisiste!”.  

 

Hoy debemos:

Reconocer la firmeza de Jesús ante el peligro, sin desviarse de su propósito.

Reflexionar sobre nuestra apertura al llamado divino: ¿nos dejamos reunir bajo sus alas?

Valorar el dolor de Dios ante el rechazo humano, no como castigo, sino como lamento de un amor no correspondido.

martes, 28 de octubre de 2025

Evangelio del 29 de octubre 2025 Lucas 13, 22-30



En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan? “Jesús le respondió: "Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Pero él les responderá: 'No sé quiénes son ustedes'. Entonces le dirán con insistencia: 'Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero él replicará: 'Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos".

 

Reflexión

 

Este pasaje nos confronta con una verdad profunda: la entrada al Reino de Dios no es automática ni garantizada por pertenencia cultural, religiosa o familiar. Jesús, mientras camina hacia Jerusalén, enseña que muchos querrán entrar, pero no todos lo lograrán. La imagen de la “puerta estrecha” nos invita a una fe vivida con autenticidad, humildad y compromiso.

La sorpresa de los que quedan fuera —“hemos comido y bebido contigo”— revela que no basta con una cercanía superficial a lo sagrado. Lo que se requiere es una transformación interior, una vida que refleje la justicia, la misericordia y la verdad del Evangelio.

Y sin embargo, hay esperanza: “vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur”. Esta visión universal del Reino rompe fronteras y abre el corazón de Dios a todos los que responden con fe sincera. Los últimos serán primeros, y los primeros, últimos —una inversión que revela la lógica divina, donde la humildad es exaltada y la soberbia es humillada.

¿Sabías que muchos católicos rezan mal el Padre Nuestro sin darse cuenta?


 

Respuestas incorrectas en Misa


 

CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS Domingo 2 de noviembre 2025

  


ANTÍFONA DE ENTRADA

 

El Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también dará vida a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en nosotros (Cfr. Rom 8, 11).

 

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios nuestro, tú que quisiste que tu Hijo único venciera la muerte y entrara victorioso en el cielo, concede a tus fieles difuntos que, venciendo también la muerte, puedan contemplarte a ti, creador y redentor, por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo...

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA (2 Mac 12, 43-46)

 

Del segundo libro de los Macabeos

 

En aquellos días, Judas Macabeo, jefe de Israel, hizo una colecta y recogió dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio de expiación por los pecados de los que habían muerto en la batalla.

Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección, pues si no hubiera esperado la resurrección de sus compañeros, habría sido completamente inútil orar por los muertos. Pero él consideraba que, a los que habían muerto piadosamente, les estaba reservada una magnífica recompensa.

En efecto, orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados es una acción santa y conveniente. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 102)

 

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

L. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. / R.

L. Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos y de que somos barro, no se olvida. / R.

L. La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor silvestre: tan pronto la azota el viento, deja de existir y nadie vuelve a saber nada de ella. / R.

L. El amor del Señor a quien lo teme es un amor eterno, y entre aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su justicia. / R.

 

 

SEGUNDA LECTURA (1 Cor 15, 20-24.25-28)

 

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios

 

Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos.

En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.

Enseguida será la consumación, cuando Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de sus enemigos en ser aniquilado será la muerte. Es claro que cuando la Escritura dice: Todo lo sometió el Padre a los pies de Cristo, no incluye a Dios, que es quien le sometió a Cristo todas las cosas.

Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

 

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Jn 11, 25. 26)

 

R. Aleluya, aleluya. Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, no morirá para siempre. R. Aleluya, aleluya.

 

 

EVANGELIO (LC 23, 44-46. 50. 52-53; 24, 1-6)

 

Del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor.

 

Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la región y se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo: "i Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" Y dicho esto, expiró.

Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno y justo, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo bajó de la cruz, lo envolvió

en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.

El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado". Palabra del Señor. A. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

 

ORACIÓN UNIVERSAL

 

Oremos confiadamente al Padre de la misericordia y pidámosle el descanso eterno de nuestros hermanos que han muerto en el Señor:

l.     Para que Cristo, que con su muerte destruyó la muerte y con su gloriosa resurrección dio la vida al mundo entero, conceda el lugar de la luz y la felicidad eternas a nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.

2.         Para que les perdone todas las faltas que cometieron de pensamiento, palabra, obra y omisión, roguemos al Señor.

3.         Para que el único que no cometió pecado se compadezca de la debilidad de los que eran frágiles y pecadores, roguemos al Señor.

4.         Para que el Señor santifique a su Iglesia, llene el mundo de bienes y se compadezca de los que sufren, roguemos al Señor.

 

A ti, Señor, que tienes el trono en el cielo, elevamos nuestros ojos; escucha nuestra oración y ten piedad de tus siervos que, mientras vivían en el mundo, confiaron en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Recibe, Señor, con bondad la ofrenda que te presentamos por todos tus siervos que descansan en Cristo, para que, por este admirable sacrificio, libres de los lazos de la muerte, alcancen la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

PREFACIO

 

La esperanza de la resurrección en Cristo

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. En él resplandece la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Pues, para quienes creemos en ti, Padre, la vida no se acaba, se transforma; y disuelta nuestra morada terrenal, se nos prepara una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

 

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

 

Esperamos como Salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo (Cfr. Flp 3, 20-21).

 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Habiendo recibido este santo sacrificio te pedimos, Señor, que derrames con abundancia tu misericordia sobre tus siervos difuntos, y a quienes diste la gracia del bautismo, concédeles la plenitud de los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251102

 



«Así pues, Señor, no guardes silencio sobre la resurrección de los muertos, no sea que los hombres no la crean y nosotros, argumentadores, nos quedemos sin ser predicadores. (.. .) Entiendan quienes oyen, crean para entender, obedezcan para vivir. Escuchen todavía otra cosa, para que no supongan que la resurrección terminó aquí: Y le dio potestad también de hacer juicio. ¿Quién? El Padre. ¿A quién dio? Al Hijo, pues a quien dio tener vida en sí mismo, le dio potestad también de hacer juicio, porque es hijo de hombre. Ese Cristo es, en efecto, Hijo de Dios e hijo de hombre. En el principio existía la Palabra, y la Palabra existía en Dios, y la Palabra era Dios; ella existía al principio en Dios. He aquí cómo le dio tener vida en sí mismo. Pero, porque la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, el hombre hecho de la Virgen María es hijo de hombre. Por lo tanto, por ser hijo de hombre, ¿qué recibió? La potestad también de hacer juicio. ¿Qué juicio? Al final de los tiempos; y tendrás la resurrección de los muertos, pero la de los cuerpos. Dios, pues, resucita las almas mediante Cristo, el Hijo de Dios; resucita Dios los cuerpos mediante el mismo Cristo, hijo de hombre. Le dio potestad. No tendría esta potestad si no la recibiera, y sería un hombre sin potestad. Pero el mismo que es hijo de hombre es Hijo de Dios, pues, adhiriéndose en cuanto a la unidad de persona el hijo de hombre al Hijo de Dios, resultó una única persona y el Hijo de Dios es la misma que el hijo de hombre. Ahora bien, ha de discernirse qué tiene en razón de qué. Un hijo de hombre tiene alma, tiene cuerpo. El Hijo de Dios, que es la Palabra de Dios, tiene al hombre, como el alma al cuerpo. Como el alma que tiene cuerpo no forma dos personas, sino un único hombre, así la Palabra que tiene al hombre no forma dos personas, sino un único Cristo» (San Agustín [354430]. Tratado 19, Evangelio de Juan).

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251102

De ciertas preguntas trascendentes no se puede hablar de memoria, tampoco basta con parafrasear ideas tomadas de alguna lectura. Es necesario hablar desde las convicciones y creencias más profundas. La adversidad, el sufrimiento, la inminencia de la muerte son cuestiones que desajustan nuestra tranquilidad. Los protagonistas de las lecturas que escuchamos este domingo (2 de noviembre 2025) eran creyentes en el Dios que sostiene a los justos. No es posible enfrentar la cuestión del trato a los enemigos a partir de la lectura de un manual de autoayuda. Aprender a perdonar al violento, a amar al que nos decepciona, no es cosa fácil. Lo resulta un poco menos cuando se ha vivido en carne propia la experiencia del amor de Cristo. La capacidad para desprenderse de los propios bienes para auxiliar a los necesitados, o más aún de la propia violencia, para ofrecer el perdón, se acrecienta cuando interiorizamos la fuerza del amor de Dios, manifiesto en su hijo Jesús.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251101

 

La santidad puede parecer un concepto abstracto. En cierto sentido lo es y, por eso, requiere que utilicemos nuestras mentes para entenderla. Pero es mucho más que un concepto. Es la vida que palpita dentro de los santos, quienes la han encarnado a lo largo de muchas épocas y en muchos lugares. Es también nuestro destino, si tenemos el valor de abrazarla, y por ser así, la santidad necesita nuestras imaginaciones. Ya que ella no tiene un manual de usuarios, no tenemos otra alternativa que imaginar cómo podemos ser santos hoy en medio de los desafíos de nuestro mundo y con los dones personales que Dios nos ha regalado precisamente para este destino. La imaginación es una herramienta necesaria para conseguir esa belleza de la vida cristiana que es la santidad y de la cual hablaba tanto el Papa Francisco.

 

TODOS LOS SANTOS 1 de noviembre 2025

 


 

ANTÍFONA DE ENTRADA

 

Alegrémonos en el Señor y alabemos al Hijo de Dios, junto con los ángeles, al celebrar hoy esta solemnidad de Todos los Santos.

 

 

GLORIA

 

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

 

 

ORACIÓN COLECTA

 

Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes venerar los méritos de todos tus santos en una sola fiesta, te rogamos, por las súplicas de tan numerosos intercesores, que en tu generosidad nos concedas la deseada abundancia de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo. . .

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas.

 

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 7, 2-4. 9-14

 

Yo, Juan, vi a un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar. Les dijo: "¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!".

 

Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.

 

Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: "La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero".

 

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios".

 

Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?". Yo le respondí: "Señor mío, tú eres quien lo sabe". Entonces él me dijo: "Son los que han pasado por la gran tribulación y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero".

 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6.

 

R/. Ésta es la clase de hombres que te buscan, Señor.

 

Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.

 

¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.

 

Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

Veremos a Dios tal cual es.

 

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-3

 

Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.

 

Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

 

Todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como él.

 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28

 

R/. Aleluya, aleluya.

 

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.

 

 

EVANGELIO

 

Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.

 

Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12

 

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

 

Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".

 

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Iluminados con el ejemplo de los santos, que fueron en su vida sal de la tierra y luz del mundo, y uniendo nuestra oración a la inmensa multitud de los que ya gozan de la presencia del Señor, oremos confiadamente a Dios diciendo juntos:

“Señor, que nos llamas a la santidad, escúchanos”.

 

1. Para que en la Iglesia surjan ejemplos de santidad heroica que atraiga a los no creyentes a Cristo y conceda a todos los bautizados redescubrir que Dios los llame a una vida de plenitud. Oremos.

2. Para que quienes gobiernan en nuestro País luchen por la defensa de la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Oremos.

3. Para que nuestros hermanos que sufren sean liberados de las angustias e incertidumbres y algún día, compartan la herencia de los santos. Oremos.

4. Para que el ejemplo de los santos, que experimentaron pruebas y dificultades antes de entrar en el reino de Dios, fortalezca a los que tambalean en la fe y han perdido la esperanza. Oremos.

5. Para que quienes hoy celebramos con alegría, la solemnidad de Todos los Santos, mientras nos encaminamos al cielo, seamos sembradores de esperanza y constructores del reino glorioso de Jesucristo. Oremos.

 

Padre Santo, que has glorificado en tu reino a los siervos fieles que vivieron con valentía las Bienaventuranzas y los has admitido en el banquete eterno de tu Hijo, escucha nuestra oración y no permitas que nos apartemos de Ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

PREFACIO

 

La gloria de nuestra madre, la Jerusalén celeste.

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque hoy nos concedes celebrar a tu familia, que es nuestra madre, la Jerusalén del cielo, en donde nuestros hermanos ya glorificados te alaban eternamente. Hacia ella, peregrinos, caminando por la fe, nos apresuramos ardorosos, regocijándonos por los más ilustres miembros de la Iglesia, en cuya gloria nos das al mismo tiempo ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad. Por eso, unidos a ellos y a todos los ángeles, a una voz te alabamos y glorificamos, diciendo: Santo, Santo, Santo. . .

 

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 8-10

 

Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

 

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Dios nuestro, a quien adoramos, admirable y único Santo entre todos tus santos, imploramos tu gracia para que, al consumar nuestra santificación en la plenitud de tu amor, podamos pasar de esta mesa de la Iglesia peregrina, al banquete de la patria celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Indulgencia Plenaria en favor de los difuntos

 

a)Quienes visitan el cementerio y oran por los difuntos del 1 al 8 de noviembre.

b)Quienes visitan una iglesia u oratorio y rezan el Padre nuestro o el Credo en el día de la conmemoración de todos los difuntos (EI, n. 29).

 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

 

La santidad puede parecer un concepto abstracto. En cierto sentido lo es y, por eso, requiere que utilicemos nuestras mentes para entenderla. Pero es mucho más que un concepto. Es la vida que palpita dentro de los santos, quienes la han encarnado a lo largo de muchas épocas y en muchos lugares. Es también nuestro destino, si tenemos el valor de abrazarla, y por ser así, la santidad necesita nuestras imaginaciones. Ya que ella no tiene un manual de usuarios, no tenemos otra alternativa que imaginar cómo podemos ser santos hoy en medio de los desafíos de nuestro mundo y con los dones personales que Dios nos ha regalado precisamente para este destino. La imaginación es una herramienta necesaria para conseguir esa belleza de la vida cristiana que es la santidad y de la cual habla tanto el Papa Francisco.

Reflexión 20251102

 


REFLEXIÓN 20251101


 

lunes, 27 de octubre de 2025

Evangelio del 28 de octubre 2025 Lucas 6, 12-19

 

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.


Reflexión

 

Antes de tomar decisiones importantes, Jesús se retira a orar. No es una pausa estratégica, sino una comunión profunda con el Padre. Nos enseña que toda misión comienza en el silencio, en la intimidad con Dios.

Jesús no elige a los más poderosos ni a los más sabios, sino a hombres comunes, con debilidades y esperanzas. Esta elección es un acto de confianza radical en lo que Dios puede hacer a través de lo pequeño y lo frágil.

Cuando Jesús baja de la montaña para encontrarse con la multitud, vemos que aquí no hay distancia ni exclusividad. Él se acerca a los enfermos, a los atormentados, a los que buscan consuelo. Su poder no se guarda, se entrega.

Este movimiento —de la altura a la cercanía, de la oración a la acción— revela que el Reino de Dios no es una idea abstracta, sino una presencia que sana, elige y transforma. Jesús no se queda en lo alto: baja, toca, escucha, y sana.

domingo, 26 de octubre de 2025

Evangelio del 27 de octubre 2025 Lucas 13, 10-17

 



Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: "Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado”. Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?” Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.

Reflexión

Este pasaje nos enseña que la persona está por encima de la norma. La Ley y el sábado existen para el beneficio del ser humano, no al revés. La compasión y la liberación del sufrimiento son la voluntad central de Dios.

La Condición de la Mujer y la Liberación:

La mujer estaba encorvada y no podía enderezarse. Esto no solo era un problema físico, sino que la obligaba a mirar constantemente hacia abajo, impidiéndole mirar el cielo o a los demás a los ojos. Es una poderosa imagen del peso del pecado, la enfermedad o las cargas de la vida que nos doblegan y nos impiden vivir en plenitud.

Jesús nos ofrece una liberación completa: del mal, de la enfermedad y de las ataduras que nos quitan la dignidad. Nos invita a levantar la cabeza para mirar a Dios y a los demás, viviendo en la libertad que nos da.

sábado, 25 de octubre de 2025

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251026

 



«El Señor, entre otros preceptos y consejos saludables con que proveyó a la salvación de su pueblo, le enseñó también la manera de orar, y Él mismo aconsejó y enseñó también lo que debíamos pedir. El que nos dio la vida, con la misma benignidad con que se ha dignado darnos todas las cosas, nos enseñó también a orar, para que más fácilmente seamos escuchados cuando hablamos al Padre con las súplicas y oraciones enseñadas por el Hijo. Pues, ¿qué oración puede haber más espiritual que la que nos ha enseñado el mismo Dios? Y ¿qué súplica más verdadera para con el Padre que aquella que ha procedido de la boca de su Hijo? De manera que el orar de distinto modo del que Él nos enseñó, no sólo es ignorancia, sino también culpa. Por eso dijo: "Habéis rechazado el mandato de Dios para establecer vuestra tradición" (Mt 7). Oremos, pues, hermanos carísimos, del modo que Él, nuestro Maestro, nos enseñó. Es oración amiga y familiar el rogar a Dios con lo suyo. Hagamos que llegue a sus oídos la oración de Cristo, de modo que reconozca el Padre las palabras de su Hijo en nuestras oraciones. Pues si Él ha dicho que cualquier cosa que pidiéramos al Padre en su nombre, nos la dará, ¿con cuánta mayor eficacia conseguiremos lo que pidamos si lo hacemos con su oración? Pues, ¿cuántos son, hermanos carísimos, los misterios de la oración dominical? Oh, cuántos y cuán grandes, y cuán compendiosamente resumidos, y también, cuán copiosos en virtudes espirituales! No queda absolutamente nada de doctrina celestial sin ser compendiado en esta oración» (San Cipriano [c 210-2581. De oratione dominica).

viernes, 24 de octubre de 2025

Evangelio del 25 de octubre 2025 Lucas 13, 1-9

 



En aquel tiempo algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: "¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”. Entonces les dijo esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente? El viñador le contestó: Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono para ver si da fruto; si no, el año que viene la cortaré".

Comentario

 El pasaje se divide en dos partes:

 La llamada al arrepentimiento: Jesús rechaza la idea popular de que las tragedias son un castigo directo de Dios a los "grandes pecadores". En cambio, utiliza estos sucesos para advertir a todos sus oyentes: si ellos no se arrepienten y cambian de vida, "perecerán igualmente". El sufrimiento y la muerte no deben llevar a juzgar a los demás, sino a examinar la propia vida y a urgir la conversión.

La parábola de la higuera estéril: Esta parábola ilustra la paciencia y la última oportunidad que Dios ofrece.

El dueño de la viña (Dios Padre) espera fruto (obras de justicia, amor, fe) de la higuera (el pueblo de Israel, y por extensión, cada creyente).

Al no encontrar fruto después de tres años, su decisión es clara: cortarla, pues está "ocupando terreno en balde". Esto representa el juicio justo de Dios ante la esterilidad.

El viñador (Jesucristo) intercede y pide una prórroga, un año más, comprometiéndose a cavar alrededor y echar estiércol (un cuidado intensivo, la acción de la gracia, la enseñanza, los Sacramentos, etc.).

El mensaje central es triple:

Urgencia de la conversión: El tiempo de gracia no es ilimitado. La oportunidad está abierta, pero no debe ser postergada.

Misericordia de Dios: Dios es paciente y no quiere el juicio inmediato. Él es quien nos concede tiempo y recursos (el "cavar y echar estiércol") para que podamos dar fruto.

Responsabilidad: Después de tanta paciencia y cuidado divino, se espera un resultado. Si la higuera sigue estéril, el juicio será inevitable.

jueves, 23 de octubre de 2025

Evangelio del 24 de octubre 2025 Juan 10, 11-16

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y pastor.

 

Reflexión

 

El pasaje que leemos hoy, una de las declaraciones más importantes y profundas de Jesús sobre sí mismo, donde se identifica con la imagen del "Buen Pastor”.

Al usar esta imagen, Jesús se presenta como el cumplimiento de esa promesa divina. donde Dios mismo es el Pastor de Israel. (Salmo 23, Ezequiel 34).

Hay un contraste entre el Buen Pastor y el asalariado. El asalariado trabaja por interés propio. El Buen Pastor, en cambio, muestra un amor supremo al estar dispuesto a dar su vida por su rebaño.

Cuando Jesús dice: "Yo conozco mis ovejas y las mías me conocen" nos habla de una relación personal e íntima entre Jesús y sus seguidores. No es una relación distante o anónima. Esto es así porque el conocimiento que Jesús tiene de sus ovejas es profundo, es un conocimiento de amor y cuidado individual, al igual que el Padre lo conoce a Él.

Jesús va en busca otras ovejas para que sean del mismo redil; para que sea un solo rebaño y pastor. Su mensaje es para la salvación universal.

Hoy sabemos que Jesús es el Pastor perfecto: el que nos guía, nos cuida, nos conoce por nuestro nombre y, sobre todo, ha entregado su vida para darnos vida en abundancia y para unir a toda la humanidad creyente bajo su amoroso liderazgo.