lunes, 24 de noviembre de 2025

Evangelio del 25 de noviembre 2025 Lucas 21, 5-11

 



En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido". Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?" Él les respondió: "Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin". Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles".

 

Reflexión

 

Este pasaje conocido como el "Discurso Apocalíptico" o sobre el fin de los tiempos, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza transitoria de las cosas materiales y la importancia de la vigilancia interior y la fe inquebrantable.

El desafío es mantener la paz interior y el discernimiento en medio del caos. Debemos anclar nuestra esperanza no en el cuándo de los eventos, sino en quién nos sostiene en medio de ellos: Jesús.

La enseñanza central del pasaje no es predecir el futuro con precisión, sino preparar nuestros corazones para vivir en el presente. Si todo lo externo es pasajero, nuestra tarea es construir algo que permanezca.

Nos invita a despegarnos de la admiración por lo fugaz y a afianzar nuestra vida en lo único que es eterno: la Palabra y el amor de Cristo.

Reflexión 20251130


 

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251130

 



"En comunión con la tradición viva de la Iglesia" es reconocer que no estamos solos. Somos parte de un cuerpo que trasciende el tiempo, una peregrinación que une al Cielo y a la Tierra. Nos llama a la humildad de recibir, a la valentía de vivir, y a la generosidad de transmitir esa misma vida a las generaciones futuras. Es abrazar la fe de la Iglesia como nuestra propia fe.

Imaginemos la Tradición como un río caudaloso. Este río nace en la Revelación de Dios (la Sagrada Escritura), fluye a través de los siglos alimentado por el Espíritu Santo, y nos trae las aguas vivas de la fe, la moral, la liturgia y la vida eclesial.

Estar en comunión con ella significa reconocer que nuestra fe no es una invención personal, sino un don recibido, custodiado y transmitido desde los Apóstoles. Nos une a la Iglesia primitiva, a los Padres, a los mártires y a los santos.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251130

 

El llamado a construir una cultura favorable a la paz y al diálogo, que nos propone el Señor por medio del profeta (Isaías 2, 1-15), es algo más que urgente. Son demasiados los agravios y resentimientos añejos que confrontan a nuestra sociedad. La reconciliación auténtica no es el gesto del pacifista que simplemente renuncia a usar la violencia, sin moverse activamente a favor de nada. La paz verdadera no es otra cosa que el restablecimiento de las condiciones de justicia entre los ciudadanos. La reconciliación exige ensanchar las oportunidades para los que no las han tenido; castigar a los que delinquen y destruyen la convivencia pacífica; todas esas son tareas propias de quien pretenda construir la cultura de la paz con justicia. En el ámbito de nuestras responsabilidades públicas así estaremos preparando la venida del Señor. En el terreno de nuestra vida familiar o de nuestra relación íntima con Dios será necesario vivir en actitud de humildad y plena confianza.

I DOMINGO DE ADVIENTO Domingo 30 de Noviembre del 2025

 



ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 24, 1-3)

A ti, Señor levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado. Que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti, no quedan defraudados.

 

No se dice Gloria

 

ORACIÓN COLECTA

Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

[El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna de su Reino.]

Del libro del profeta Isaías 2, 1-5

 

Visión de Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas y hacia él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán: “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor”.

El será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra.

¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 121

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Digan de todo corazón: “Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa”.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz esté contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

 

SEGUNDA LECTURA

[Ya está cerca nuestra salvación.]

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 13, 11-14

Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.

Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr. Sal 84, 8)

R. Aleluya, aleluya.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

[Velen y estén preparados.]

Del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44

R. Gloria a ti, Señor.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo’ del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.

Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Oremos, hermanos, al Señor y pidámosle confiadamente que despierte su poder y venga a salvarnos. Digamos con fe y esperanza:

TODOS: Ven, Señor Jesús.

1.         Para que los fieles despierten del sueño de su indiferencia y reciban con alegría la salvación que se acerca. Roguemos al Señor.

2.         Para que se afiance la paz en el mundo y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los hombres. Roguemos al Señor.

3.         Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males. Roguemos al Señor.

4.         Para que nosotros mismos vivamos siempre alerta sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en pie cuando llegue el Hijo del hombre. Roguemos al Señor.

Sacerdote: Dios misericordioso, escucha nuestra oración y despierta en nosotros un deseo tan vivo de tu venida que, avanzando por la senda de tus mandatos, lleguemos a contemplar en su gloria al que ha de venir, Jesucristo nuestro Señor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. TODOS: Amén

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra devoción, se convierta para nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

 

Las dos venidas de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar. Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Sal 84, 13)

El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro apoyo en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

domingo, 23 de noviembre de 2025

Evangelio del 24 de noviembre 2025 Lucas 21, 1-4

 



En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".

 

Reflexión

 

Este pasaje nos reta a examinar nuestra propia generosidad. ¿Damos solo de lo que no nos cuesta o de lo que realmente requiere una confianza y un sacrificio? La viuda es el ejemplo supremo de dar todo lo que se tiene.

Esta acción honra la sinceridad del corazón por encima de la ostentación. Dios mira la motivación con la que se da y la fe que hay detrás, no la cifra final.

Nos recuerda que nadie está exento de ser generoso por ser "pobre". Las contribuciones, el tiempo y el esfuerzo más pequeños, cuando se dan con todo el corazón, tienen un valor infinito a los ojos de Dios.

Este texto es una crítica a la religiosidad superficial y un llamado a una fe radical donde la entrega total y el sacrificio personal son la verdadera medida de la devoción.

viernes, 21 de noviembre de 2025

 


Evangelio 22 de noviembre 2025

Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?" Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven". Entonces, unos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.

 

Reflexión

 

El error de los saduceos era intentar encajar la gloria de la resurrección dentro de las limitaciones de la vida terrenal. Su pregunta sobre de quién sería esposa la mujer asume que el cielo es simplemente una extensión o repetición de las costumbres y necesidades de la Tierra.

Jesús corrige esta visión, afirmando que los resucitados serán "iguales a los ángeles" y "ya no pueden morir". Esto no anula la importancia del matrimonio en la vida presente, sino que eleva la existencia futura a un plano donde las estructuras terrenales (como la necesidad de la procreación para perpetuar la especie) se vuelven obsoletas. La vida eterna es, por lo tanto, una transformación completa, no un mero reinicio de la vida anterior.

La vocación última del ser humano no es el matrimonio (aunque sea un don sagrado en la Tierra), sino la unión plena con Dios y la participación en la vida inmortal.

La prueba final que Jesús utiliza para validar la resurrección es la más poderosa y teológicamente rica: invoca las palabras que Dios le dijo a Moisés en la zarza ardiente: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob" (Éxodo 3:6).

Al declararse su Dios en tiempo presente, Jesús revela que para Dios, Abraham, Isaac y Jacob están vivos.

Esta afirmación cambia nuestra comprensión de la muerte. No es el fin de la existencia, sino una separación temporal del cuerpo. Muestra un Dios fiel a sus pactos, cuya relación con sus elegidos no termina con el último aliento. Nuestro Dios es un Dios de vivos, y la vida que Él da es eterna y activa.

La reflexión final es una invitación a confiar en la promesa de Dios más allá de lo que nuestra razón o experiencia terrenal pueda concebir. Si el mismo Dios que hizo la vida es nuestro Padre, podemos estar seguros de que la vida que Él tiene reservada será infinitamente superior y libre de las ataduras de este mundo.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Evangelio del 21 de noviembre 2025 Lucas 19, 45-48

 


Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones". Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.

Reflexión

El pasaje nos desafía a examinar qué estamos permitiendo que ocupe el lugar central en nuestros propios "templos" (nuestros corazones, nuestras comunidades, nuestras iglesias). ¿Es un lugar de oración y encuentro con Dios, o se ha convertido, de alguna manera, en un centro de intereses personales, egoísmo o preocupaciones materiales que opacan lo espiritual?

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251123

 

Entre las promesas y los discursos de quienes se presentan como benefactores y servidores del pueblo y las acciones que realizan, suele haber una gran brecha. El Evangelio nos recuerda esta denuncia del Señor Jesús, cuando anima a los discípulos a conseguir los primeros puestos a través del servicio. La ejemplaridad del genuino Rey de Reyes (Apoc 19, 16) radica en que sacrifica su vida y su seguridad a fin de que nadie más siga viviendo como víctima de los abusos que los dirigentes religiosos y los jefes políticos tramaban contra los humildes y los pequeños. La realeza del Señor Jesús excluye el despliegue de la fuerza y la coacción. Jesús nos anima a ejercer formas de autoridad basadas en la congruencia y la ejemplaridad. La autoridad del Rey Jesús brota de la completa identidad entre su mensaje y su vida. Las declaraciones donde se presenta como servidor son sustentadas por su actitud de entrega sin límites a los necesitados.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251123

 



 

«Pero Cristo ¿es sólo el rey de los judíos o también de las gentes? Más bien, también de las gentes. En efecto, tras haber dicho en una profecía: "Por mi parte, yo fui constituido por él rey sobre Sión", al instante, para que, porque nombra el monte Sión, nadie dijese que había sido constituido rey para sólo los judíos, ha agregado: El Señor me dijo: "Hijo mío eres tú, yo hoy te he engendrado. Pídemelo y te daré como heredad tuya las gentes y como posesión tuya los términos de la tierra! Por ende, también él en persona, al hablar ya por su propia boca entre los judíos, afirma: Tengo otras ovejas... Si, pues, Cristo es también rey de las gentes, ¿por qué queremos que en este letrero en que estaba escrito "El Rey de los judíos" se advierta un gran misterio? Sin duda porque el olivo silvestre fue hecho partícipe de la savia del olivo, pero el olivo no fue hecho partícipe del amargor del silvestre. Efectivamente, porque el letrero "El Rey de los judíos" se escribió verazmente acerca de Cristo, ¿a quiénes ha de considerarse judíos sino a la descendencia de Abraham, los hijos de la promesa, que son también hijos de Dios?, pues Pablo asevera: ¿No son hijos de Dios estos que son los hijos de la carne, sino que se cuenta entre la descendencia a los hijos de la promesa? Además, eran gentiles esos a quienes decía: Ahora bien, si vosotros sois de Cristo, sois, pues, descendencia de Abraham, herederos según la promesa. Cristo, pues, es el rey de los judíos, pero de los judíos por circuncisión del corazón, no por la letra, cuya loa no es de los hombres, sino de Dios, pertenecientes a la Jerusalén libre, nuestra madre eterna en los cielos, Sara espiritual, que de la casa de la libertad echa a la esclava y a los hijos de ella, ya que, precisamente porque el Señor ha dejado dicho lo que ha dicho, Pilato ha dejado escrito lo que ha escrito» (San Agustín [354-430]. Evangelio de Juan. Tratado 117,5).

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO Domingo 23 de Noviembre del 2025

 



 

ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 12; 1,6)

Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA

 

[Ungieron a David como rey de Israel.]

 

Del segundo libro de Samuel 5, 1-3

 

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’ “.

Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL del salmo 121

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz sea contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes.

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

 

SEGUNDA LECTURA

 

[Dios nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.]

 

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 1, 12-20

 

Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz. Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados.

Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio de él y para él.

Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo.

Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Mc 11, 9. 10)

R. Aleluya, aleluya.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!

R. Aleluya.

 

EVANGELIO

 

[Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.]

 

Del santo Evangelio según san Lucas 23, 35-43

 

R. Gloria a ti, Señor.

 

Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.

También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo” Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Este es el rey de los judíos”.

Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

ORACIÓN UNIVERSAL

Sacerdote: Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y rey de todas las creaturas del cielo y de la tierra. Oremos diciendo:

TODOS: Rey de las naciones, escúchanos.

1.         Para que los pastores y fieles de la Iglesia se esfuercen con celo en reconciliar al universo con Dios y en pacificar por la sangre de la cruz de Jesucristo a todas las creaturas. Roguemos al Señor.

2.         Para que la semilla evangélica, escondida en las diversas religiones y culturas, germine y se manifieste, y todos los hombres reconozcan con gozo que Cristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Roguemos al Señor.

3.         Para que quienes aún viven bajo el dominio de la ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados al reino de Cristo y encuentren el fin de sus penas. Roguemos al Señor.

4.         Para que los que hoy celebramos la solemnidad de Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas todas las cosas, participemos también un día en la herencia del pueblo santo, en el reino de la luz. Roguemos al Señor.

 

Sacerdote: Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, escucha las oraciones de tu pueblo, sácanos del dominio de las tinieblas y fortalece nuestras débiles voluntades, para que sigamos las huellas de tu Hijo y, como Él, demos la propia vida en bien de los demás y compartamos con ellos el reino de Cristo en el paraíso. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. TODOS: Amén.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

 

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

PREFACIO

Cristo, Rey del universo.

 

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 28, 10-11)

En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Reflexión 20251123


 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Evangelio del 20 de noviembre 2025 Lucas 19, 41-44



En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:"¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba".

 

Reflexión

 

Este pasaje es una advertencia eterna y un llamado a la vigilancia:

Reconocer el tiempo de Dios: Jesús, el Mesías, estaba literalmente visitando a su pueblo, pero ellos estaban demasiado ocupados, cerrados o ciegos a las verdaderas señales.

Nos invita a preguntarnos: ¿Estamos reconociendo la "visita de Dios" en nuestra propia vida? ¿Estamos atentos a las oportunidades de paz y gracia que Él nos ofrece cada día?

Dios ofrece la paz, pero el rechazo a esa oferta tiene consecuencias dolorosas. El llanto de Jesús es el dolor de Dios ante el camino de destrucción que la humanidad elige cuando le da la espalda al amor.

El evangelio es una mezcla poderosa de ternura divina (el llanto de Jesús) y de la seriedad de la elección humana. Nos recuerda que la paz verdadera es una dádiva de Dios que debe ser reconocida y aceptada en el momento oportuno. 

Evangelio del 19 de noviembre 2025 Lucas 19, 11-28

 



En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola: "Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: "Inviertan este dinero mientras regreso". Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: "No queremos que éste sea nuestro rey". Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: "Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas". Él le contestó: "Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una pequeña cosa, serás gobernador de diez ciudades". Se presentó el segundo y le dijo: "Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas". Y el Señor le respondió: "Tú serás gobernador de cinco ciudades". Se presentó el tercero y le dijo: "Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado". El señor le contestó: "Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?" Después le dijo a los presentes: "Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez". Le respondieron: "Señor, ya tiene diez monedas". Él les dijo: "Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia"". Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.

 

Reflexión

 

Esta parábola te invita a preguntarte:

¿Qué "mina" me ha sido confiada? (Mi tiempo, mi salud, mis talentos, mi conocimiento de Cristo, mi influencia).

¿La estoy negociando, o la tengo enterrada? ¿Estoy arriesgando mis dones por amor y servicio, o los estoy guardando por miedo o pereza?

¿Cómo veo a mi Señor? Si lo veo como un juez severo y no como el Padre amoroso que me confía sus bienes, mi miedo me llevará a la inacción.

La vida es el tiempo para invertir y fructificar la gracia de Dios. El cristiano debe vivir con la certeza del regreso del Rey y la diligencia de un administrador fiel que busca presentarse con las manos llenas de frutos.

martes, 18 de noviembre de 2025

Evangelio del 18 de noviembre 2025 Mt 14, 22-33



 

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa, y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: 'es un fantasma!". Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: "Tranquilícense y no teman. Soy yo".

Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua". Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "sálvame, Señor!" Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios".

 

Reflexión

 

El texto nos enseña que:

Jesús está presente en nuestras "tormentas", aunque al principio no lo reconozcamos.

La fe nos permite hacer lo imposible, pero la duda y el miedo (enfocarse en el problema en lugar de en Cristo) nos hacen hundir.

Incluso cuando fallamos y dudamos, el clamor sincero a Jesús siempre encuentra su mano extendida para rescatarnos. 


domingo, 16 de noviembre de 2025

Evangelio del 17 de noviembre 2025 Lucas 18, 35-43

 



En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí! “Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" Él le contestó: "Señor, que vea". Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado”. Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

Reflexión

Jesús, en su camino hacia Jerusalén para su Pasión, se detiene ante el grito de un marginado. Esto subraya la misericordia y la prioridad que Jesús da a los necesitados, interrumpiendo su propia marcha.

¿Qué quieres que haga por ti?". Aunque la respuesta parece obvia ("Quiero ver"), la pregunta es fundamental. Jesús quiere que el ciego exprese su deseo y que lo haga con una petición de fe consciente. Nos invita a articular nuestras propias necesidades delante de Dios.

Jesús responde: "Recibe la vista; tu fe te ha salvado". No es un ritual mágico, sino la fe del hombre la que ha activado la gracia de la salvación. La vista física es la manifestación visible de una salvación y sanación más profundas.

El ciego no solo recupera la vista, sino que "lo siguió, glorificando a Dios". Este es el desenlace perfecto de un milagro en el Evangelio: el sanado se convierte en discípulo y se une al camino de Jesús. Ha pasado de estar "al borde del camino" a estar en el camino de la fe.

 

viernes, 14 de noviembre de 2025

Evangelio del 15 de noviembre 2025 Lucas 18, 1-8

 



En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: “En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: 'Hazme justicia contra mi adversario’. Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo: 'Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’”. Dicho esto, Jesús comentó: "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?"

Comentario

La parábola del juez injusto es una de las enseñanzas más claras y directas de Jesús sobre la oración y la justicia

La Clave es la Oración Constante y la Fe.

El Juez Injusto es un hombre que no teme a Dios ni respeta a los hombres. Es la antítesis de un juez justo. Sin embargo, debido a la insistencia inquebrantable de la viuda, él finalmente accede a hacerle justicia, no por bondad, sino para evitar ser molestado y "agotado" por su persistencia.

La enseñanza; es si la persistencia funciona con un ser humano malo, la perseverancia en la oración es fundamental para acercarse a un Dios bueno.

La parábola nos anima a una oración constante y confiada, modelada en la tenacidad de la viuda, con la seguridad de que Dios, a diferencia del juez injusto, es justo, bueno y rápido para atender a sus elegidos.

 

jueves, 13 de noviembre de 2025

Evangelio del 14 de noviembre 2025 Lucas 17, 26-37




En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada”. Entonces, los discípulos le dijeron: "¿Dónde sucederá eso, Señor?" Y él les respondió: "Donde hay un cadáver, se juntan los buitres".

Comentario

Este pasaje de Lucas es una enseñanza poderosa ya menudo inquietante de Jesús sobre la venida del Hijo del Hombre (Su segunda venida).

El enfoque principal de este pasaje no es predecir un calendario exacto, sino advertir sobre la actitud de la gente y la necesidad de estar preparados y enfocados ante la inminente llegada del juicio de Dios.

El juicio de Dios viene de forma arrepentida e inesperada, en un momento en que la mayoría de la gente está distraída por las preocupaciones y placeres mundanos, sin prestar atención a las advertencias.

En el día del Señor, la prioridad absoluta debe ser la salvación. No habrá tiempo para ataduras, nostalgia o apego a las posesiones materiales. La fidelidad exige un corazón indiviso.

La venida del Señor será evidente y el juicio se manifestará allí donde la maldad esté lista para ser juzgada.

Conclusión

El mensaje de Lucas es un llamado a la vigilancia constante y a la prioridad radical. Mientras los días continúan "normales", el creyente debe vivir con la conciencia de que el tiempo es limitado, evitando la distracción de los placeres y lazos del mundo, y manteniendo un corazón listo y enfocado en seguir a Jesús.