IV DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo B
Domingo 21 de diciembre 2014
La promesa dinástica que Dios comunica por medio del
profeta Natán a David ha marcado un salto importante en la reflexión sobre el
mesianismo y las instituciones monárquicas en Israel. El rey pretendía erigir
un templo al Señor, y luego del oráculo del profeta recibió una mejor noticia:
Dios le construiría a él un templo, pero no hecho de piedra, sino una casa
reinante, que se consolidaría para siempre. La narración de san Lucas que nos
refiere el anuncio del nacimiento de Jesús incluye el cumplimiento de la
promesa: el recién nacido restablecerá la dinastía de David. No desenvainará la
espada, ni acaudillará ejércitos para adueñarse de Jerusalén. Ejercerá un nuevo
modelo de realeza, donde prevalecerá el servicio, la empatía y la comunión con
los más necesitados como las actitudes propias de la nueva época.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación;
que la tierra se abra, y germine el Salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros
corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la
encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- En la primera lectura leeremos la célebre profecía
de Natán. Dicha profecía establece que Dios hará surgir un rey ideal que
liberará al pueblo elegido.
Del segundo libro de Samuel: 7, 1-5. 8-12. 14. 16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y
el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey
dijo al profeta Natán: "¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión
de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de
campaña?". Natán le respondió: "Anda y haz todo lo que te dicte el
corazón, porque el Señor está contigo".
Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo:
"Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas
que vas a ser tú el que me construya una casa, para que yo habite en ella? Yo
te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de
mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus
enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.
Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré
allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no
lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que
establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré
descansar de todos tus enemigos.
Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una
dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus
padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo
seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino
permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente'
".Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 88 R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del
Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a
conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es
para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R/.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté
con mi elegido: 'Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono
eternamente'. R/.
El me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me
protege y que me salva'. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento
que le hice". R/.
Segunda lectura
Monición.- Pablo concluye su carta a los romanos con una
glorificación a Dios, porque ha revelado su misterio escondido a lo largo de
los siglos: “la venida de su Hijo Jesucristo en la carne”
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 16,
25-27
Hermanos: A aquel que puede darles fuerzas para cumplir
el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la
revelación del misterio, mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en
cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las
Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe,
al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para
siempre. Amén. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Lc 1, 38 R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has
dicho. R/.
EVANGELIO
Monición.- El evangelista Lucas nos relata cómo Dios
envió al ángel Gabriel a una pequeña población llamada Nazaret para anunciarle
a María que sería la madre de Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de
la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas
palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante
saludo.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has
hallado gracia ante Dios. Vasa concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por
nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los
siglos y su reinado no tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser
esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El
Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí
tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya
va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para
Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí
lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos a Jesús, luz y esperanza de la humanidad entera.
Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.
Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que vivamos la
venida de Jesús con un corazón abierto y disponible, como María. Oremos.
Por todos los países del mundo, especialmente por la
tierra donde nació Jesús. Que estas fiestas de Navidad sean ocasión de avanzar
por los caminos de la paz, la justicia y la libertad. Oremos.
Por los pobres y necesitados. Que la preparación de la
Navidad nos estimule a intensificar nuestra solidaridad con ellos. Oremos.
Por las madres y los padres que esperan el nacimiento de
un hijo. Que vivan este momento con ilusión y con el compromiso de educarlo
según los valores del Evangelio. Oremos.
Por todos nosotros. Que esta celebración nos ayude a
prepararnos debidamente para el misterio del nacimiento del Hijo de Dios.
Oremos.
Escucha, Señor, nuestra oración y ven a salvarnos. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu
altar, el mismo Espíritu Santo que fecundó con su poder el seno de la
bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II o IV de Adviento.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien
le pondrá el nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te
rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad
que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar
dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Hablar de promesas
resulta cómodo porque los plazos fatales parecen distantes. El que obtiene un
crédito o usa su tarjeta, se promete a sí mismo pagar oportunamente, pero los
imprevistos y la falta de organización, lo ponen a ratos en la cartera vencida.
Cumplirle a los otros y cumplirse a sí mismo es prueba de que se ha
interiorizado la lealtad y la fidelidad. Las promesas que Dios ha hecho a su
pueblo no son ofrecimientos vanos, sino compromisos que pretenden suscitar la
adhesión de los creyentes. Las ofertas de salvación que Dios ha planteado a sus
fieles no son acciones unilaterales. La respuesta de las personas es
indispensable. El retraso o la anticipación de la salvación son proporcionales
al grado de confianza, a la generosidad y decisión que la comunidad creyente
muestre ante el designio de Dios.
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