DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO
Domingo 25 de octubre 2015
El profeta Jeremías se muestra entusiasta al describir el regreso del
pueblo desterrado. El llamado a la alegría y el regocijo está más que fundado.
Dios se ha cansado de ver a su pueblo anclado en la desesperanza. Se dispone a
darle una nueva oportunidad; todos podrán participar en la reconstrucción de
Israel. La mención de esa cuádruple categoría de personas disminuidas en su
movilidad es una afirmación del carácter incluyente del movimiento de
repatriación de los israelitas dispersos. La visita de Jesús a Jericó, según
refiere san Marcos, no pasó desapercibida, el mismo Bartimeo que estaba ciego,
consiguió escuchar las buenas noticias sobre el profeta compasivo y benévolo
que auxiliaba a los pobres y olvidados. Quien mantuviera viva su fe y su
confianza en Dios, sería colmado por la gracia y la vida nueva del Reino de
Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y
serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y
la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar
lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Vienen a mí llorando, pero yo los consolaré y los guiaré.
Del libro del profeta Jeremías: 31, 7-9
Esto dice el Señor: "Griten de alegría por Jacob, regocíjense por
el mejor de los pueblos; proclamen, alaben y digan: 'El Señor ha salvado a su
pueblo, al grupo de los sobrevivientes de Israel'.
He aquí que yo los hago volver del país del norte y los congrego desde
los confines de la tierra. Entre ellos vienen el ciego y el cojo, la mujer
encinta y la que acaba de dar a luz.
Retorna una gran multitud; vienen llorando, pero yo los consolaré y los
guiaré; los llevaré a torrentes de agua por un camino llano en el que no
tropezarán. Porque yo soy para Israel un padre y Efraín es mi
primogénito". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 125, 1-2ah. 2cd-3. 4-5. 6
R/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar;
entonces no cesaba de reír nuestra boca ni se cansaba entonces la lengua de
cantar. R/.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha
hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes
cosas por su pueblo el Señor. R/.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora
nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que
siembran con dolor. R/.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando
vendrán con sus gavillas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
De la carta a los hebreos: 5, 1-6
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y
está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer
dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y
extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como
debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también
por los suyos propios.
Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por
Dios, como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió así mismo la
dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo,
yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres
sacerdote eterno, como Melquisedec. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tm 1, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho
resplandecer la vida por medio del Evangelio. R/.
EVANGELIO
Maestro, que pueda ver.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos
y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del
camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a
gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" Muchos lo
reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte:
"¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se detuvo entonces, y
dijo: "Llámenlo". Y llamaron al ciego, diciéndole: "¡Animo!
Levántate, porque Él te llama". El ciego tiró su manto; de un salto se
puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: "¿Qué quieres que
haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver".
Jesús le dijo: "Vete; tu fe te ha salvado". Al momento recobró la
vista y comenzó a seguirlo por el camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Confiados en que la oración de los pobres llega hasta el Señor,
elevemos con humildad nuestras peticiones a Dios y digamos: Te rogamos, Señor.
(R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el Señor conceda el espíritu de consejo, fortaleza, ciencia y
piedad a nuestro obispo N., y a todos los pastores de la Iglesia, roguemos al
Señor.
Para que los gobiernos de las naciones edifiquen sus comunidades en la
paz, equilibrando toda desigualdad injusta, roguemos al Señor.
Para que el Señor alivie los dolores de los que sufren en el cuerpo o
en el espíritu y les dé fuerza para no desfallecer ante la tribulación,
roguemos al Señor.
Para que mantenga a nuestras familias firmes en la concordia y seguras
en su gracia y amistad, roguemos al Señor.
Dios nuestro, luz para los ciegos y consuelo para los afligidos, que en
tu Hijo nos has dado al Sumo Sacerdote justo e indulgente hacia los que pecan
por la ignorancia o error, escucha las súplicas de tu familia y haz que todos
los hombres experimenten la intercesión de Jesús, el Señor, y retornen al
camino que conduce a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo que
hacemos en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 19, 6
Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de
nuestro Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que
significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su
plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Un ciego como el que nos presenta
san Marcos podría dejarse abatir por el derrotismo y la desesperanza. Nada más
preciado que la visión, tanto para caminar como para apreciar la belleza o
conseguirse un empleo y una vivienda. Bartimeo vivía de la caridad de sus
hermanos y probablemente ese contacto con las esperanzas y luchas de la gente
común, habían mantenido despierta su alegría de vivir. Sin relativizar ni
minimizar los serios problemas que viven algunas personas agraviadas por
nuestros males sociales, podemos tomar como referente al ciego Bartimeo. Un
hombre que no dramatizó ni exageró el tamaño de su desgracia, sino que mantuvo
abierta su confianza. El encuentro con Jesús podrá desvanecer las tinieblas y
la confusión que empañan esta hora difícil en que nos encontramos.
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