viernes, 13 de noviembre de 2015

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 15 de noviembre 2015



DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 15 de noviembre 2015


LOS QUE DUERMEN EN EL POLVO

Tanto el trozo de libro de Daniel como el fragmento del discurso escatológico del Evangelio de san Marcos tienen una función similar: persuadir y sostener la esperanza de una comunidad creyente que atraviesa por momentos de prueba y sufrimiento excesivos. Los que padecen sufrimientos desmedidos sienten que Dios se ausenta y que su fortaleza se desdibuja. El Señor Jesús sabía por propia experiencia, que no resultaba creíble dar crédito a los mensajes de consuelo. Por otra parte, la fidelidad de Dios es el referente que sostiene a los discípulos en los momentos de prueba. El Señor Jesús también enfrentó momentos de incertidumbre y aprendió a abandonarse confiadamente en las manos del Padre.


ANTÍFONA DE ENTRADA Jr 29, 11. 12. 14

Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Ustedes me invocarán y yo los escucharé y los libraré de la esclavitud donde quiera que se encuentren.


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio porque la profunda y verdadera alegría está en servirte siempre a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Entonces se salvará tu pueblo.

Del libro del profeta Daniel: 12, 1-3

En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo.
Será aquel un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo.
Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 15, 5.8. 8-19. 11
R/ Enséñanos, Señor el camino de la vida.

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré. R/.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.


SEGUNDA LECTURA

Con una sola ofrenda Cristo hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.

De la carta a los hebreos: 10, 11-14. 18

Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo, diariamente y de pie, los mismos sacrificios, que no podían perdonar los pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado. Porque una vez que los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 21, 36

R/. Aleluya, aleluya.

Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre. R/.


EVANGELIO

Congregará a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales.

Del santo Evangelio según san Marcos: 13, 24-32

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y Él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.
Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PROFESIÓN DE FE

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.


ORACIÓN UNIVERSAL

Sac.: Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones:
Todos Te rogamos, Señor

1. Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el número de fieles que , abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor.

2. Para que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor.

3. Para que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las creaturas que en distintos lugares pasan  hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor.

4. Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerza para amar a nuestros enemigos y para cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor.

Sac.: Dios nuestro, que no dejas de velar por tu pueblo, escucha nuestras oraciones y haz que crezca en nosotros la convicción de que los que duermen en el polvo despertarán; infunde en nosotros tu Espíritu, para que, actuando con amor, esperemos sin desfallecer la manifestación gloriosa de tu Hijo, que vendrá para reunir a sus elegidos en su reino. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, que estas ofrendas que ponemos bajo tu mirada, nos obtengan la gracia de vivir entregados a tu servicio y nos alcancen, en recompensa, la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 72, 28

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- No tiene mucho mérito dar lecciones de esperanza cuando se disfruta de bonanza y prosperidad. Quienes tienen autoridad moral para hacerlo son quienes han superado momentos de prueba y sufrimiento. Sin duda alguna el Señor Jesús podía alentar a sus discípulos a la resistencia y la fidelidad, porque su vida misma así lo mostraba. Los apóstoles y testigos consumados en la obediencia a Dios no solamente existieron en los primeros siglos de la Iglesia, también están entre nosotros. Las mujeres y hombres que coordinan grupos y comunidades eclesiales, sin dejarse arrinconar por la violencia y la criminalidad, que continúan buscando caminos para hacer presente el Evangelio en colonias populares, en sanatorios y hospitales, en centros de atención para migrantes, madres abandonadas, o que se suman a iniciativas de promoción comunitaria, están rindiendo un discreto testimonio profético en nombre de Jesús.

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