SOLEMNIDAD
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Domingo
22 de noviembre 2015
REY
DEL UNIVERSO
El
diálogo que inserta el cuarto Evangelio en la escena del juicio de Jesús ante
Pilato es una magnífica coyuntura para mostrar la especificidad de la realeza
de Jesús. El profeta de Galilea aparece como un pretendiente a la realeza
mesiánica, tal como lo registra el letrero (Jesús Nazareno, rey de los judíos)
que el procurador romano mandó colocar sobre la cruz. El funcionario romano
queda desconcertado ante este rey alternativo, que se asume como testigo de la
verdad. La verdadera autoridad se sirve de la verdad y no de la propaganda
engañosa. Pilato y Jesús están al servicio de dos concepciones diametralmente
distintas de la autoridad. La vía romana justifica el dominio del fuerte sobre
el débil, recurriendo a la fuerza de las armas. El camino cristiano promueve
una convivencia fraterna, alentando la práctica de la justicia y la solidaridad
con los más vulnerables.
ANTÍFONA
DE ENTRADA Apoc 5, 12; 1, 6
Digno
es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría,
la fuerza y el honor. A Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
GLORIA
Gloria
a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa
gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos
gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo.
Señor
Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque
sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy
amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la
esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Su
poder es eterno.
Del
libro del profeta Daniel: 7,13-14
Yo,
Daniel, tuve una visión nocturna: Vi a alguien semejante a un hijo de hombre,
que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y
fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el
reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder
nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salmo 92
R/.
Señor, tú eres nuestro rey.
Tú
eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y majestad.
R/.
Tú
mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono.
R/.
Muy
dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad
adorna tu templo. R/.
SEGUNDA
LECTURA
El
soberano de los reyes de la tierra ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes
para su Dios y Padre.
Del
libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 5-8
Hermanos
míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el
primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que
nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros
un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A Él la gloria y el poder por los
siglos de los siglos. Amén. Miren: El viene entre las nubes, y todos lo verán,
aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán duelo por
su causa.
"Yo
soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha
de venir, el todopoderoso". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R/.
Aleluya, aleluya.
¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de
nuestro padre David! R/.
EVANGELIO
Tú
lo has dicho. Soy rey.
Del
santo Evangelio según san Juan: 18, 33-37
En
aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los
judíos?" Jesús le contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo
han dicho otros?" Pilato le respondió: "¿Acaso soy yo judío? Tu
pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has
hecho?" Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino
fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en
manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí".
Pilato
le dijo: "¿Conque tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo has
dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad, escucha mi voz". Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN
DE FE
Creo
en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de
Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra
salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la
Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN
UNIVERSAL
SAC.:
Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a Cristo, supremo Señor de la
vida y de la muerte y rey de todas las creaturas del cielo y de la tierra:
TODOS:
Rey de las naciones, escúchanos.
1.
Para que los pastores y fieles de la Iglesia se esfuercen con celo para
reconciliar al universo con Dios y en pacificar por la sangre de la cruz de
Jesucristo a todas las creaturas, roguemos al Señor.
2.
Para que la semilla evangélica, escondida en las diversas religiones y
culturas, germine y se manifieste, y todos los hombres reconozcan con gozo que
Cristo es Señor, para gloria de Dios Padre, roguemos al Señor
3.
Para que quienes aún viven bajo el dominio de la ignorancia, el pecado o el
sufrimiento sean trasladados al reino de Cristo y encuentren el fin de sus
penas, roguemos al Señor.
4.
Para que los que hoy celebramos la solemnidad de Cristo, Señor supremo del
universo, a quien están destinadas todas las cosas, participemos también un día
en la herencia del pueblo santo, en el reino de la luz, roguemos al Señor.
SAC.:
Dios nuestro, principio y origen de toda paternidad, que has enviado a tu Hijo
al mundo para convertimos en un reino y hacemos tus sacerdotes, escucha
nuestras oraciones e ilumina nuestro espíritu, para que comprendamos que
servirte es reinar y, al dar nuestra vida a los demás, proclamemos con obras
nuestra fidelidad a Cristo, el primogénito de entre los muertos y príncipe de
los reyes de la tierra. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS:
Amén.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Al
ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos
humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y
de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre
y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has
ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo,
como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como
víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio
de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara
a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la
vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de
la paz.
Por
eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11
En
su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la
paz.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo
recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos
gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos
vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos.
UNA
REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En la historia reciente se ha recurrido a la
imagen de Cristo Rey para legitimar proyectos de corte conservador tanto en
México como en España. Al Jesús liberador también se le asoció con movimientos
guerrilleros y revoluciones anticapitalistas en el siglo pasado: ¡Jesús,
reducido a ícono político! La libertad y la defensa congruente de la verdad que
Jesús vivió hasta el último día de su vida, desaconseja hacer lecturas
partidarias de su mensaje. En una sociedad identificada con las formas
democráticas de gobierno, habría que pensar en su imagen y afirmar que Jesús no
se presentaría hoy como rey, sino como ciudadano transparente, participativo,
respetuoso de los derechos humanos, defensor de la justicia y simpatizante activo
de la legalidad que trae paz con justicia. La realeza de Jesús sorprende a
Pilato, porque no dispone de la maquinaria del poder, ni de la propaganda
mentirosa para hacerse escuchar. Sin embargo, sabemos y reconocemos que Él es
nuestro único Rey.
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