DOMINGO XIII DEL TIEMPO
ORDINARIO Ciclo A
EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ, LA
ENCONTRARÁ
La predicación del Señor Jesús
está llena de frases paradójicas y desconcertantes, así nos habla de "los
primeros que se hacen últimos", y de que "los pequeños son los
realmente grandes". En esta ocasión Jesucristo nos anima a perder la vida
por su causa a fin de ganarla. Ni los vínculos familiares, ni el prestigio
social o la vida misma, son más importantes, que mantenerse fiel al amor
desmedido que Dios nos ha mostrado en su hijo Jesús. Vivir en esta forma
aparentemente poco razonable desde la lógica humana, no parece posible.
Solamente, como nos recuerda san Pablo en la carta a los Romanos, quien haya
muerto a sí mismo, uniéndose a Cristo muerto y resucitado, podrá vivir para
Dios. Ser cristiano es vivir para Dios. Desde esa certidumbre sí es posible
perder la vida por causa del Señor Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 46, 2
Pueblos todos, aplaudan; aclamen
al Señor con gritos de júbilo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que mediante la
gracia de la adopción filial quisiste que fuéramos hijos de la luz, concédenos
que no nos dejemos envolver en las tinieblas del error, sino que permanezcamos
siempre vigilantes en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Este hombre es un hombre de Dios.
Del segundo libro de los Reyes:
4, 8-11.14-16
Un día pasaba Eliseo por la
ciudad de Sunem y una mujer distinguida lo invitó con insistencia a comer en su
casa. Desde entonces, siempre que Eliseo pasaba por ahí, iba a comer a su casa.
En una ocasión, ella le dijo a su marido: "Yo sé que este hombre, que con
tanta frecuencia nos visita, es un hombre de Dios. Vamos a construirle en los
altos una pequeña habitación. Le pondremos allí una cama, una mesa, una silla y
una lámpara, para que se quede allí, cuando venga a visitarnos".
Así se hizo y cuando Eliseo
regresó a Sunem, subió a la habitación y se recostó en la cama. Entonces le
dijo a su criado: "¿Qué podemos hacer por esta mujer?" El criado le
dijo: "Mira, no tiene hijos y su marido ya es un anciano". Entonces
dijo Eliseo: "Llámala". El criado la llamó y ella, al llegar, se
detuvo en la puerta. Eliseo le dijo: "El año que viene, por estas mismas
fechas, tendrás un hijo en tus brazos".
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88, 2-3. 16-17. 18-19.
R/. Proclamaré sin cesar la
misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la
misericordia del Señor, y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el
Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre, y mi lealtad, más firme que los
cielos". R/.
Señor, feliz el pueblo que te
alaba y que a tu luz camina, que en tu nombre se alegra a todas horas y al que
llena de orgullo tu justicia. R/.
Feliz, porque eres tú su honor y
fuerza y exalta tu favor nuestro poder. Feliz, porque el Señor es nuestro
escudo y el santo de Israel es nuestro rey. R/.
SEGUNDA LECTURA
El bautismo nos sepultó con
Cristo para que llevemos una vida nueva.
De la carta del apóstol san Pablo
a los romanos: 6, 3-4. 8-11
Hermanos: Todos los que hemos
sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido
incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él
en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.
Por lo tanto, si hemos muerto con
Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya
no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para
siempre, y al resucitar vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1
Pedro 2, 9
R/. Aleluya, aleluya.
Ustedes son linaje escogido,
sacerdocio real, nación consagrada a Dios, para que proclamen las obras
maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. R/.
EVANGELIO
El que no toma su cruz, no es
digno de mí. Quien los recibe a ustedes me recibe a mí.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 10, 37-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
apóstoles: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno
de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el
que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida la
perderá y el que la pierda por mí, la salvará. Quien los recibe a ustedes me
recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
El que recibe a un profeta por
ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser
justo, recibirá recompensa de justo. Quien diere, aunque no sea más que un vaso
de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que
no perderá su recompensa".
Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y
por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue
sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y
está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a
vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y
dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la
Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo
Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y
la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que
escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos al recibir su ayuda,
respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor)
Por los ministros de la Iglesia que
han consagrado su vida al Señor y por todos los pueblos que adoran al Dios
verdadero, roguemos al Señor.
Para que el tiempo sea bueno y
todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella sucesión de las
diversas estaciones, roguemos a Dios, que con sabiduría gobierna al mundo.
Por los que son víctimas de la
debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia o de los otros vicios del
mundo, roguemos al Redentor misericordioso.
Encomendémonos mutuamente al
Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con confianza al
autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos.
Escucha, Padre santo, Dios
todopoderoso, las oraciones de tu pueblo e infunde en nosotros la sabiduría del
Espíritu Santo, para que, unidos a Cristo, sigamos el camino de la cruz
dispuestos a perder nuestra vida para manifestar al mundo nuestra esperanza en
el reino que nos tienes preparado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que bondadosamente
realizas el fruto de tus sacramentos, concédenos que seamos capaces de servirte
como corresponde a tantos misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal
102, 1
Bendice, alma mía al Señor; que
todo mi ser bendiga su santo nombre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la víctima divina que te
hemos ofrecido y que acabamos de recibir, nos vivifique, Señor, para que,
unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- Quien se atreva a vivir como Jesús vivió, tendrá que asumir sus
opciones y actitudes. El Señor Jesús se mantuvo siempre atento a descubrir la
voluntad de su Padre. Por eso mismo, sabía que Dios amaba preferentemente a los
pecadores, los desvalidos y los pequeños. No podía ser un padre compasivo sin
ocuparse tiernamente de sus pequeños. Jesús se desentendió de llevar adelante
una existencia coronada de prestigio, poder y riquezas; aunque sintió la
tentación de hacerlo, como refiere de alguna manera la narración sobre las
tentaciones, él supo elegir en cada circunstancia dónde estaba la voluntad de
Dios y dónde no. Quien vive así es tenido por un loco, tal como los mismos
parientes, juzgaron a Jesús. Quien pierde la vida y deja de acrecentar
beneficios personales, para apoyar o servir por causa de Jesús a sus hermanos
más pequeños, parece un soñador y un lunático. La idolatría de la ganancia y la
rentabilidad se burla de los soñadores despiertos que siguen a Jesús.
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