DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
Ciclo A
Domingo 23 de julio 2017
EL HOMBRE JUSTO DEBE SER HUMANO
El elogio de la sabiduría divina
que encontramos en el libro de la Sabiduría es una orientación permanentemente
válida, no solo para quienes se ocupan del gobierno, sino para todo creyente
interesado en vivir relaciones justas. Dios juzga con moderación, no es en
manera alguna un juez implacable que dicte condenas fulminantes. Esa es la
caricatura errónea de Dios que propagan quienes leen superficialmente la
Biblia. El camino de la humanización pasa por la justicia; no es la prepotencia
ni los abusos de poder lo que hacen justo al hombre. Por eso mismo, en la
parábola de la cizaña es Dios quien actúa con paciencia y no se precipita a
arrancar la mala hierba. El tiempo de Dios es más extenso que la impaciencia de
los humanos que exigimos respuestas inmediatas a los demás, sin exigírnoslas a
nosotros mismos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 53, 6. 8
El Señor es mi auxilio y el único
apoyo en mi vida. Te ofrece de corazón un sacrificio y daré gracias a tu
nombre, Señor, porque eres bueno.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Sé propicio, Señor, con tus
siervos y multiplica, bondadoso, sobre ellos los dones de tu gracia, para que,
fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveren siempre fieles en el
cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Al pecador le das tiempo para que
se arrepienta.
Del libro de la Sabiduría: 12,
13. 16-19
No hay más Dios que tú, Señor,
que cuidas de todas las cosas. No hay nadie a quien tengas que rendirle cuentas
de la justicia de tus sentencias. Tu poder es el fundamento de tu justicia, y
por ser el Señor de todos, eres misericordioso con todos.
Tú muestras tu fuerza a los que
dudan de tu poder soberano y castigas a quienes, conociéndolo, te desafían.
Siendo tú el dueño de la fuerza, juzgas con misericordia y nos gobiernas con
delicadeza, porque tienes el poder y lo usas cuando quieres.
Con todo esto has enseñado a tu
pueblo que el justo debe ser humano, y has llenado a tus hijos de una dulce
esperanza, ya que al pecador le das tiempo para que se arrepienta. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 85, 5-6. 9-10. 15-16a.
R/. Tú, Señor, eres bueno y
clemente.
Puesto que eres, Señor, bueno y
clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi
súplica da respuesta pronta. R/.
Señor, todos los pueblos vendrán
para adorarte y darte gloria, pues sólo tú eres Dios, y tus obras, Señor, son
portentosas. R/.
Dios entrañablemente compasivo,
todo amor y lealtad, lento a la cólera, ten compasión de mí, pues clamo a ti,
Señor, a toda hora. R/.
SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
De la carta del apóstol san Pablo
a los romanos: 8, 26-27
Hermanos: El Espíritu nos ayuda
en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene;
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe
lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la
voluntad de Dios, por los que le pertenecen. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Mt 11, 25 R/.
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente
sencilla. R/.
EVANGELIO
Dejen que crezcan juntos hasta el
tiempo de la cosecha.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 13, 24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso
esta parábola a la muchedumbre: "El Reino de los cielos se parece a un
hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores
dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.
Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también
la cizaña.
Entonces los trabajadores fueron
a decirle al amo: `Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De
dónde, pues, salió esta cizaña?' El amo les respondió: De seguro lo hizo un
enemigo mío'. Ellos le dijeron: ` ¿Quieres que vayamos a arrancarla?' Pero él
les contestó: 'No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el
trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue
la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en
gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero' ".
Luego les propuso esta otra
parábola: "El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que
un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las
semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se
convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en
las ramas".
Les dijo también otra parábola:
"El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer
y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por
fermentar".
Jesús decía a la muchedumbre
todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se
cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas;
anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. Luego despidió a la
multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le
dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo".
Jesús les contestó: "El
sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre, el campo es el mundo, la
buena semilla son los ciudadanos del Reino, la cizaña son los partidarios del
maligno, el enemigo que la siembra es el diablo, el tiempo de la cosecha es el
fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la
queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a
sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al
pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será
el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el
Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Dios de la
misericordia que auxilie nuestra pequeñez, para que podamos invocar su nombre
con los sentimientos que El desea. Digamos confiadamente: Escúchanos, Señor.
(R/. Escúchanos, Señor.
Por la paz y la concordia de las
Iglesias, por la unión de todos los cristianos y por la salvación de nuestras
almas, roguemos al Señor.
Por los responsables de las
naciones, para que bajo su gobierno tengamos una vida feliz y pacífica,
roguemos al Señor.
Por los que están lejos de casa,
por los enfermos y los encarcelados y por todos los que sufren, roguemos al
Señor.
Por nuestra comunidad reunida en
la fe, la piedad y el temor de Dios, por los que hacen el bien a nuestras
parroquias y por los que ayudan a los pobres, roguemos al Señor.
Que nos sostenga, Señor, la
fuerza y la paciencia de tu amor, para que la palabra evangélica, semilla
sembrada y levadura escondida en la Iglesia, fructifique en nosotros, y se
refuerce nuestra esperanza en ver nacer una humanidad nueva que Cristo, con su
retorno glorioso, hará brillar como el sol. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que con la
perfección de un único sacrificio pusiste fin a la diversidad de sacrificios de
la antigua ley, recibe las ofrendas de tus fieles, y santificarlas como
bendijiste la ofrenda de Abel, para que aquello que cada uno te ofrece en honor
de tu gloria, sea de provecho para la salvación de todos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo
de Dios
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor
nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de
llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe
elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados
por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus
maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 110,
4-5
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente; Él da alimento a sus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu
pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo
pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- Una de las virtudes escasamente presentes en la sociedad es la
tolerancia y la compasión. Somos muy dados a hablar de la tolerancia, pero
apenas descubrimos que alguien no coincide con nuestra forma de pensar, lo
descalificamos como alguien ignorante o demasiado atrasado. Exigimos que los
demás sean tan "bien pensantes" como nosotros, sin entender que su
proceso de maduración intelectual y moral, no debió ser igual al nuestro. Tanto
el libro de la Sabiduría como el Evangelio de san Mateo nos recuerdan que el
camino de la humanización, incluye vivir de forma más paciente y comprensiva con
los procesos de maduración que viven los demás. Las personas no somos productos
en serie, cada uno tenemos detrás una historia particular. Dios nos tiene
enorme paciencia y nos anima a tratar con paciencia a los hermanos.
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