La bellísima
fiesta de la Asunción, puede ser un obstáculo ecuménico. Parece celebrar un
acontecimiento que no se encuentra en las Escrituras, que otros cristianos
enfatizan. Pero hay que recordar las palabras del Concilio Vaticano II:
"la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca
de todas las verdades reveladas (Dei Verbum n. 9). Dios se revela no sólo en la
Biblia sino también por la Tradición". La Tradición, que no es "lo
que se hizo en los viejos tiempos", sino la vida eclesial, guiada por el
Espíritu Santo, que arranca de la Biblia verdades tácitas. En el caso de
nuestra fiesta, la Iglesia meditó sobre la vida de la Virgen en el Nuevo
Testamento, especialmente, su cercanía a su Hijo en los grandes momentos, y se
enteró de que, también, compartió tal cercanía respecto a la resurrección.
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