La ley es un
elemento esencial de todas las sociedades. Además, las personas que formulan y
administran la ley, como los legisladores, los abogados y los jueces, son
también esenciales para la sociedad. El problema es que la ley civil, en muchas
naciones modernas, no es perfectamente compatible con la fe cristiana. Por lo
menos, las dos, no son perfectamente compatibles, en el nivel de principios
básicos. Por ejemplo, las leyes civiles se basan en un concepto del ser humano,
derivado de la democracia liberal, como un individuo autónomo, mientras que la
fe cristiana presupone un concepto de ser humano, como esencialmente social e individual
al mismo tiempo y nunca autónomo. Establecer una relación entre la ley y la fe
cristiana, sigue siendo un desafío en nuestros días, pero, lo seguro, es que la
llave de interpretación es Jesucristo.
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