viernes, 17 de septiembre de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210919

El Concilio Vaticano II, en su Constitución Pastoral Sobre la Iglesia en el Mundo Moderno, observaba sabiamente que "la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer (Gaudium et spes n. 78)". Los padres conciliares estaban hablando de la paz en el gran mundo político. No obstante, sus palabras pueden aplicarse al mundo más pequeño de las comunidades de fe, como la diócesis, la parroquia y la escuela. También en estos contextos vale la pena tomar las medidas sugeridas por el Concilio: el dominio de sí mismo, el firme propósito de respetar a los demás, el apasionado ejercicio de la fraternidad, la práctica de la justicia social y el amor. No podemos tranquilizarnos pensando que si los miembros de una comunidad adoran al mismo Dios automáticamente tendrán paz. Hay que cultivar la paz de manera continua.

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