sábado, 11 de septiembre de 2021

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20210912

A veces, las preguntas son temidas en los ámbitos eclesiales, especialmente cuando se hacen acerca de la fe. Pueden ser interpretadas como una falta de fe o el rechazo de ella. Sin embargo, semejante actitud está equivocada. Según el Concilio Vaticano II, las preguntas profundas son frecuentemente inspiradas por el Espíritu Santo y el ser humano es esencialmente una pregunta viva (Gaudium et spes nn. 10-18). El gran educador de los pobres, Paulo Freire (1921-1997), insistía en que la verdadera educación consiste no en las respuestas que los educadores otorgan a sus estudiantes, sino en la pedagogía de preguntas. Por último, no hay que olvidar que el Señor mismo hizo muchas preguntas a lo largo de su vida y que murió, de acuerdo con Marcos, preguntando: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (15, 34). Las preguntas sinceras son sagradas.

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