martes, 3 de mayo de 2022

DOMINGO III DE PASCUA Ciclo C Domingo 1 de mayo 2022

 

 

LA PESCA MILAGROSA
Hech 5, 27-32. 40-41; Sal 29; Apoc 5. 11-14; Jn 21, 1-19
 
Juan nos presenta la narración sobre la aparición de Jesús, la cual, aunque se diferencia de las anteriores por el lugar donde acontece (en Galilea en vez de Jerusalén), ostenta los mismos rasgos cristológicos. Encontramos la misma confusión acerca de la identidad de Cristo, el mismo énfasis en la realidad de su cuerpo resucitado y la misma reacción de alegría al reconocer a Cristo. Pero aquí se enlazan dichas características cristológicas con otras que son eclesiológicas (la eclesiología es la parte de la teología cristiana que estudia el papel de la Iglesia como una comunidad). Entre éstas se destaca la pesca milagrosa, pues ésta claramente simboliza a la Iglesia que, gracias a la predicación pascual de los apóstoles, crece de manera milagrosa. El gran intérprete de la Biblia, San Jerónimo (ca. 342-420), llegó a sugerir que el número de pescados simboliza la universalidad de la Iglesia, ya que para la zoología antigua las especies de peces sólo sumaban ciento cincuenta y tres.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 1-2
 
Aclama a Dios, tierra entera. Canten todos un himno a su nombre, denle gracias y alábenlo. Aleluya.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios nuestro, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido, para que, al alegrarse hoy por haber recobrado la dignidad de su adopción filial, aguarde seguro su gozosa esperanza el día de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo ...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo.
 
Del libro de los Hechos de los apóstoles: 5, 27-32. 40-41
 
En aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los apóstoles y les dijo: "Les hemos prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre".
Pedro y los otros apóstoles replicaron: "Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha hecho jefe y Salvador, para dar a Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen".
Los miembros del sanedrín mandaron azotar a los apóstoles, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 29,2.4. 5-6. 11-12a. 13b.
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Aleluya.
 
Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R/.
 
Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R/.
 
Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te alabaré por eso eternamente. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza.
 
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 5, 11-14
 
Yo, Juan, tuve una visión, en la cual oí alrededor del trono de los vivientes y los ancianos, la voz de millones y millones de ángeles, que cantaban con voz potente: "Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza".
Oí a todas las creaturas que hay en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar -todo cuanto existe-, que decían: ''Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos".
Y los cuatro vivientes respondían: ''Amén''. Los veinticuatro ancianos se postraron en tierra y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
 
Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y se compadeció de todos los hombres. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Jesús tomó el pan y el pescado y se los dio a los discípulos.
 
Del santo Evangelio según san Juan: 21, 1-19
 
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: 'También nosotros vamos contigo". Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿han pescado algo?". Ellos contestaron: "No". Entonces él les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces". Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: "Es el Señor". Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar".
Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: "Vengan a almorzar". y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres?, porque ya sabían que era el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Invoquemos, amados hermanos, a Cristo, triunfador del pecado y de la muerte, que siempre intercede por nosotros diciendo: Te rogamos, Señor. R/. Te rogamos, Señor. O bien: Rey de la gloria, resucítanos contigo.
 
Para que Cristo, el Señor, atraiga hacia sí el corazón de los fieles y fortalezca sus voluntades, de manera que busquen los bienes de allá arriba, donde él está sentado a la derecha de Dios, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, amo supremo de la creación, haga que todos los pueblos gocen abundantemente de la paz que en sus apariciones otorgó a los discípulos, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, el destructor de la muerte y el médico de toda enfermedad, se compadezca de los débiles y desdichados y aleje del mundo el hambre, las guerras y todos los males, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, el Señor, salve y bendiga nuestra parroquia (comunidad), y conceda la paz, la alegría y el descanso de las fatigas a los que hoy nos hemos reunido aquí para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
 
Acrecienta, en nosotros, Padre misericordioso, la luz de la fe, para que, en los signos sacramentales, sepamos reconocer siempre a tu Hijo, que se manifiesta constantemente a nosotros, sus discípulos, y haz que, llenos del Espíritu Santo, proclamemos con valentía ante los hombres que Cristo es el Señor. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Recibe, Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 


PREFACIO
 
Restauración universal por el Misterio Pascual
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque destruida la antigua situación de pecado, se renueva todo lo que estaba caído y en Cristo se restablece la integridad de nuestra vida. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 24, 35
 
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús, al partir el pan. Aleluya.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario