Por Jesús de las Heras Muela
Revista Ecclesia
I. La
Navidad es la celebración, memoria y actualización del
acontecimiento salvífico histórico del nacimiento de Jesucristo, de la
manifestación de la salvación de Dios en Jesús de Nazaret.
II. El centro de la Navidad lo constituye el
alumbramiento de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, en Belén de Judá. Es el
insondable misterio de un Dios nacido en la carne. El que ha nacido de la Virgen es Hijo de Dios e
Hijo de hombre. Afirmamos las dos realidades juntas, sin merma de ninguna de
ellas, sin deterioro, sin que deje de ser realmente Dios y realmente hombre.
III. Navidad es adentrarse en el misterio de la
encarnación del Hijo de Dios. La fe descubre, sin escándalo, a la Majestad divina
humillada; a la
Omnipotencia , débil; a la Eternidad , mortal; al
Impasible, padeciendo; al Bendito, maldecido; al Santo, hecho pecado por
nosotros; al Rico, empobrecido para enriquecernos; al Señor, tomando forma de
siervo para liberarnos de la esclavitud.
IV. La
Navidad , con toda su sencillez y ternura, con su misterio y
su gracia, es mucho más que un tiempo ingenuo o explotado por la sociedad de
consumo. Es el tiempo de Dios y el tiempo del hombre. El clima creado por la
liturgia de estos días pretende provocar la fe en la manifestación divina, la
apertura a la gracia, la necesidad del amor y del seguimiento a Jesucristo.
V. La liturgia
de la Iglesia prolonga el tiempo de Navidad hasta la Epifanía , que se fija en
el sentido y significado de este acontecimiento. Navidad es la eclosión de la
luz y la luz es para alumbrar, para calentar, para guiar.
VI. La liturgia
de Navidad y Epifanía se
subdivide, a su vez, en la semana dentro de la Navidad , la semana de la
octava y las ferias de los días de Epifanía hasta la celebración de la
festividad del Bautismo del Señor. Durante toda la octava de la Navidad se debe rezar o
cantar el Gloria en la
Eucaristía y el Te Deum en el oficio de lecturas de la Liturgia de la Palabra. Igualmente ,
se recomienda cantar el Aleluya, previo a la proclamación del Evangelio, en la Misa , o, en la Liturgia de las Horas,
donde se prescriba como Responsorio breve.
VII. La liturgia
de Navidad y Epifanía, desde el Nacimiento hasta el Bautismo en
el Jordán, va desgranando las primeras manifestaciones de la salvación de Dios
en Jesús: a los pastores, a los magos, en el templo, a los discípulos en Caná
de Galilea.
VIII. Desde las celebraciones vespertinas de la Navidad (tarde del 24 de
diciembre) hasta la festividad del Bautismo del Señor discurre el tiempo litúrgico de Navidad y Epifanía. Su
color litúrgico es el blanco. La alegría, el gozo y la celebración de la Natividad y de la Manifestación de
Jesucristo son sus características principales.
IX. Dentro de la octava de la Navidad hay otros dos
grandes fiestas: la
Sagrada Familia y Santa María Madre de Dios.
X. La
Epifanía es una fiesta más
conceptual. Celebra el mismo misterio de la Navidad , pero va más directamente a su
significación salvadora. Palabras claves de este tiempo son: iluminación,
manifestación, aparición, desvelamiento.Este misterio complementa al de Navidad. El evangelio de esta
solemnidad litúrgica es precisamente la adoración de los magos de oriente. El
ciclo litúrgico de la Navidad
concluye con la fiesta del Bautismo del Señor, el comienzo de su vida pública.
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