V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 8 de febrero 2015
¡AY DE MÍ SI NO EVANGELIZARA!
En cierta manera las dos lecturas tomadas del Nuevo
Testamento concluyen de manera semejante, afirmando la urgencia y la necesidad
de vivir al servicio del Evangelio. El apóstol san Pablo padeció un derrumbe
interior en el camino a Damasco. Había vivido en perspectiva de
autosuficiencia, queriendo acumular méritos delante de Dios. Por eso mismo
vivió su infancia y juventud como fariseo escrupuloso, cumpliendo la ley de
Moisés. Sin embargo, el encuentro con el Señor Resucitado le desajustó sus
esquemas personales más íntimos. Esa alegría lo transformó de raíz y vivió para
compartir esa profunda esperanza recién adquirida. Por eso mismo declaró con
toda firmeza, que la razón de su vida era anunciar el evangelio de la misericordia
del Padre Celestial. El relato evangélico afirma lo mismo: Jesús no puede
permanecer en los poblados de Galilea donde sus seguidores lo quieren retener
con lazos de cariño, tendrá que salir cada día a anunciar la buena nueva del
Reino a las demás poblaciones.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro,
porque él es nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu
familia santa, que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle
siempre en tu protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo que tu amor
incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu
gracia toda su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Monición.- La fe de Job fue puesta a prueba, y por la prueba
de su fe alcanzó un mayor conocimiento de la sabiduría y proceder de Dios.
Del libro de Job: 7, 1-4. 6-7
En aquel día, Job tomó la palabra y dijo: "La vida del
hombre en la tierra es como un servicio militar y sus días, como días de un
jornalero. Como el esclavo suspira en vano por la sombra y el jornalero se
queda aguardando su salario, así me han tocado en suerte meses de infortunio y
se me han asignado noches de dolor. Al acostarme, pienso: ` ¿Cuándo será de
día?' La noche se alarga y me canso de dar vueltas hasta que amanece.
Mis días corren más aprisa que una lanzadera y se consumen
sin esperanza. Recuerda, Señor, que mi vida es un soplo. Mis ojos no volverán a
ver la dicha". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Del salmo 146, 1-2. 3-4. 5-6
R/. Alabemos al Señor, nuestro Dios.
Alabemos al Señor, nuestro Dios, porque es hermoso y justo
el alabarlo. El Señor ha reconstruido a Jerusalén y a los dispersos de Israel
los ha reunido. R/.
El Señor sana los corazones quebrantados y venda las
heridas, tiende su mano a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados.
R/.
Él puede contar el número de estrellas y llama a cada una
por su nombre. Grande es nuestro Dios, todo lo puede; su sabiduría no tiene
límites. R/.
Segunda lectura
Monición.- El apóstol Pablo, siervo de Cristo, se ve
obligado a predicar la Buena Nueva a judíos y a gentiles, porque en su especial
liderazgo destaca el servicio universal
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:
9, 16-19. 22-23
Hermanos: No tengo por qué presumir de predicar el
Evangelio, puesto que ésa es mi obligación. ¡Ay de mí, si no anuncio el
Evangelio! Si yo lo hiciera por propia iniciativa, merecería recompensa; pero
si no, es que se me ha confiado una misión. Entonces, ¿en qué consiste mi
recompensa? Consiste en predicar el Evangelio gratis, renunciando al derecho
que tengo a vivir de la predicación.
Aunque no estoy sujeto a nadie, me he convertido en esclavo
de todos, para ganarlos a todos. Con los débiles me hice débil, para ganar a
los débiles. Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos. Todo lo hago
por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Palabra de Dios. T.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
Mt 8, 17 R/. Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros
dolores. R/.
Curó a muchos enfermos de diversos males.
Evangelio
Monición.- El evangelista Marcos nos presenta a Jesús
obrando milagros y expulsando demonios. Dichas acciones manifiestan el poder
del Hijo del hombre y la llegada del Reino de Dios
Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con
Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama,
con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la
mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos
los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la
puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios,
pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él. De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a
un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a
buscar, y al encontrarlo, le dijeron: "Todos te andan buscando". Él
les dijo: "Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el
Evangelio, pues para eso he venido". Y recorrió toda Galilea, predicando
en las sinagogas y expulsando a los demonios. Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
Se dice Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Padre del Unigénito, al Hijo del Dios
eterno y al Espíritu, fuente de todo bien: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para la Iglesia inmaculada del Dios verdadero, extendida por
todo el mundo, pidamos la plena riqueza del amor de Dios, roguemos al Señor.
Para los que gobiernan los pueblos y tienen en su mano el
destino de los hombres, pidamos el espíritu de justicia y el deseo de servir
con dedicación a sus súbditos, roguemos al Señor.
Por los débiles que se ven oprimidos y por los justos que
sufren persecución, oremos a Jesús el Salvador.
Para nosotros mismos, pidamos al Señor un temor filial, un
amor ferviente, una vida feliz y una buena muerte, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que nos has manifestado tu amor por medio de
tu Hijo, que soportó nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores, escucha
las oraciones de tu pueblo y haz que, siguiendo el ejemplo de Cristo,
compartamos los sufrimientos de nuestros hermanos y animemos a los que sufren,
iluminándolos con la luz de la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios nuestro, que has creado los frutos de la tierra
sobre todo para ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se
conviertan para nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 5-6
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que quisiste hacernos participar de un mismo pan
y un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera, que, hechos uno en Cristo,
demos frutos con alegría para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- El Papa Francisco
ratifica con insistencia que los "pastores deben oler a oveja". No
resulta demagógico ni retórico que lo afirme, porque lo que dice, lo vive. Su
persona huele a las preocupaciones de madres que lloran por el hijo atrapado en
las adicciones, a obreros que pasan apuros para solventar los gastos de su
familia, a migrantes que tocan con desesperación las puertas del bienestar
europeo, cuando desembarcan en Lampedusa. Para esas y otras situaciones el Papa
tiene siempre una palabra de esperanza. No ama el fasto ni los lujos, sino la
vida sencilla. Sin duda alguna es un seguidor fiel del apóstol de las naciones,
que hizo de la evangelización su proyecto de vida y sobre todo, es un discípulo
adelantado del Señor Jesús, que salió a los pueblos de las márgenes de Galilea
para alentar y consolar a las personas.
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