martes, 10 de febrero de 2015

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 15 de febrero 2015



VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B

Domingo 15 de febrero 2015


Más que el dolor físico que toda enfermedad genera, resulta insoportable la estigmatización, es decir, el rechazo social que señala al enfermo como diferente. Quien padece una enfermedad empieza a desconectarse de sus habituales ocupaciones. Las personas que sufrían afecciones de la piel, eran tenidas por impuras y por tanto, consideradas como inhábiles para convivir con la comunidad. Es claro que nadie desea enfermarse, y que la enfermedad debilita a las personas. Jesús lo entiende y por tanto no se deja envolver por los prejuicios excluyentes; se aproxima al leproso y con la confianza en el amor benevolente del Padre, lo cura y le pavimenta la ruta para reincorporarse en la comunidad. Jesús impulsa la dinámica de la inclusión compasiva y no la de la exclusión sectaria.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 30, 3-4

Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.

Se dice Gloria


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición.- El libro del Levítico nos presente algunas leyes relativas a la impureza y a la purificación. Normar imprescindibles que manifiestan la justicia y la civilidad en el pueblo de Israel.

Del libro del Levítico: 13, 1-2. 44-46.

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Cuando alguno tenga en su carne una o varias manchas escamosas o una mancha blanca y brillante, síntomas de la lepra, será llevado ante el sacerdote Aarón o ante cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un leproso, y el sacerdote lo declarará impuro. El que haya sido declarado enfermo de lepra, traerá la ropa descosida, la cabeza descubierta, se cubrirá la boca e irá gritando: `¡Estoy contaminado! ¡Soy impuro!' Mientras le dure la lepra, seguirá impuro y vivirá solo, fuera del campamento". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

Del salmo 31, 1-2. 5.11 R/. Perdona, Señor, nuestros pecados.

Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni engaño. R/.

Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado. R/.

Alégrense con el Señor y regocíjense los justos todos, y todos los hombres de corazón sincero canten de gozo. R/.


Segunda lectura

Monición.- El apóstol Pablo nos exhorta a no escandalizar, es decir, a no ser “piedra de tropiezo” para aquellos hermanos que buscan la conversión y la fe en Jesucristo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 10, 31-11, 1

Hermanos: Todo lo que hagan ustedes, sea comer, o beber, o cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios. No den motivo de escándalo ni a los judíos, ni a los paganos, ni a la comunidad cristiana. Por mi parte, yo procuro dar gusto a todos en todo, sin buscar mi propio interés, sino el de los demás, para que se salven. Sean, pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN Lc 7, 16 R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.


Evangelio

Monición.- El evangelio de Marcos nos presenta a Jesús como el Hijo de Dios que vino a derrumbar las barreras entre los hombres, a brindar inclusión y esperanza a los marginados.

Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 40-45

En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si tú quieres, puedes curarme". Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "¡Sí quiero: Sana!" Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.
Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: "No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés".
Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a Él de todas partes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo


PLEGARIA UNIVERSAL

Imploremos, hermanos, al Dios de la misericordia y pidámosle su ayuda para poder invocar su nombre con sentimientos que le agraden: (R/. Escúchanos, Señor.)

Por la paz de todo el mundo, por la prosperidad de las santas Iglesias y por la unión de todos los hombres, roguemos al Señor.

Por nuestros gobernantes, para que bajo su dirección tengamos una vida feliz y pacífica, roguemos al Señor.

Por la conservación de la naturaleza, por la abundancia de las cosechas y por el progreso del mundo, roguemos al Señor.

Por nuestros familiares y amigos que han muerto en la esperanza de la resurrección, para que Dios les conceda el reposo eterno, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones, líbranos del pecado que divide y de las discriminaciones que degradan y haz que sepamos ver siempre en el rostro del leproso, del pobre y del desvalido la imagen sangrante de Cristo en la cruz, para que así nos dispongamos a colaborar en la obra de la redención humana y a proclamar ante los hombres tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que esta ofrenda, Señor, nos purifique y nos renueve, y se convierta en causa de recompensa eterna para quienes cumplimos tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Cfr. Sal 77, 29-30 El Señor colmó el deseo de su pueblo; no lo defraudó. Comieron y quedaron satisfechos.

O bien: Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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