II DOMINGO DE CUARESMA Ciclo B domingo 1 de marzo 2015
Antífona de Entrada
Mi corazón me habla de ti diciendo: “Busca su rostro”. Tu faz
estoy buscando, Señor; no me escondas tu rostro. (Cfr. Sal 26, 8-9)
No se dice Gloria.
Oración Colecta
Señor Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado,
dígnate alimentarnos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada
nuestra mirada interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Primera Lectura
Monición.- Dios la prometió a Abraham que sería padre de un
gran pueblo no obstante su edad. Cuando nace Isaac, le pide otro acto de
obediencia y de fe. Dios siempre pedirá al hombre fe, obediencia y colaboración
para realizar sus proyectos.
Lectura del libro del Génesis (22, 1-2. 9-13. 15-18)
En aquel tiempo, Dios
le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” El respondió:
“Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas;
vete a la región de Moria y ofrécemelo como sacrificio, en uno de los montes
que yo te indicaré”.
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham
levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el
altar, encima de la leña y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del
Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él contestó:
“Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo, ni le
hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”.
Abraham levantó los
ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero
y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor
volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el
Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te
bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las
arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia
serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 115
R- Siempre confiaré en el Señor.
Aún abrumado de desgracias, siempre confié en Dios. A los
ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. /R
De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo
de tu esclava; te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. /R
Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo, en medio
de su templo santo, que está en Jerusalén. /R
Segunda Lectura
Monición.- San Pablo no ilustra sobre la ganancia que
tenemos en Cristo; es la presencia de Dios que lava los pies al hombre, lo ama,
le sirve, se entrega y salva. De Cristo sólo esperamos amor, perdón y
misericordia.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (8,
31-34)
Hermanos: Si Dios
está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto
a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si
Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso
Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por
nosotros? Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
R. Honor y gloria a
ti, Señor Jesús.
En el esplendor de la
nube se oyó la voz del Padre, que decía: “Este es mi Hijo amado: escúchenlo”.
/R
Evangelio
Monición.- Con la transfiguración de Jesús revela su divinidad a los
Doce, con la finalidad de confirmarlos en la fe. San Marcos describe todos los
signos de la divinidad de Jesús con los que los discípulos creyeron en él
crucificado.
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (9, 2-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús
tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se
transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas,
con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron
Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le
dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una
para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. En realidad no sabía lo que
decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una
nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía:
“Este es mi Hijo amado; escúchenlo”. En
ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo
con ellos.
Cuando bajaban de la montaña,
Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del
hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero
discutían entre sí qué querría decir eso de ‘resucitar de entre los muertos’. Palabra
del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Oremos a Dios Padre, de quien proviene todo bien, y convencidos
de que su providencia guía nuestros pasos, digámosle:
R. Escúchanos, Señor, esperamos en Ti.
Por la Iglesia: que en su vida resplandezca el amor del
Padre que ama y salva a su pueblo. Oremos.
Por los que han sido ungidos por el Señor y sirven a su
pueblo: que escuchen la Palabra de Dios, la hagan vida y la prediquen con
fidelidad y convicción. Oremos.
Por los pueblos del mundo que no conocen la paz, la justicia
y el bienestar: que los gobernantes de cada nación se comprometan a
conseguirlas y garanticen el respeto a los derechos de todo ser humano. Oremos.
Por los que con generosidad siguen al Señor y no se reservan
nada para sí: que su entrega dé frutos de santidad y sean ejemplo para cuantos
buscan a Dios. Oremos.
Por los que viven en pecado, los que se cierran a la verdad,
los que no quieren o no pueden creer: que Dios, por los méritos de su Hijo, se
les manifieste como luz, camino y verdad para sus vidas. Oremos.
Por esta asamblea: para que la celebración de la Palabra y
de la fracción del pan fortalezca nuestra fe para vivir con austeridad este
tiempo de conversión. Oremos.
Celebrante:
Escucha, Padre, a tu pueblo que viene a tu presencia y te suplica,
y haz que siempre que te invoquemos tengamos la certeza de que Tú nos escuchas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y
santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las fiestas
pascuales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio propio
La transfiguración del Señor.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.Porque él mismo, después de anunciar su muerte
a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino
de la resurrección.
Por eso, como los
ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo
sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias;
escúchenlo.
Oración después de la Comunión
Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias
de todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los
bienes del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración a favor del Pueblo
Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz
que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y
felizmente desear y alcanzar la gloria que él manifestó a los apóstoles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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