DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 13 de septiembre 2015
TENGO CERCA A MI DEFENSOR
Indudablemente el Señor Jesús debió afrontar un proceso de
clarificación de sus propias opciones personales. La popularidad inicial y la
fama creciente le acarrearon simpatías de la gente y enemistades de parte de
los poderosos. Una suerte parecida corrió Juan Bautista y terminó siendo
ejecutado por Herodes. El profeta de Nazaret intuyó que debía desafiar con toda
intensidad a quienes tenían en sus manos el poder de decidir en Israel, por eso
subió a Jerusalén, para confrontarlos y para ponerse en las manos del Padre,
disponiéndose a entregar sus energías y su vida entera, si fuese necesario,
para que irrumpiera con mayor determinación el reino de Dios. Experimentó
temores e incomprensión de parte de sus mismos discípulos, sin embargo, los
superó porque estaba cierto de que Dios sostenía y apuntalaba la forma de vivir
su misión evangelizadora.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 36, 18
Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las
palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo
Israel.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros
tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los
efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Monición.- Isaías nos presenta
un discípulo fiel al Señor; con una misión concreta: instruir a los que
temen al Señor. Ante las dificultades sabrá que el triunfo es de Dios.
Del libro del profeta Isaías: 50, 5-9a
En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor Dios me ha hecho oír sus
palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me
tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos.
Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí
mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que
me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me
acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a
condenarme?"
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 114,1-2. 3-4. 5-6. 8-9
R/. Caminaré en la presencia del Señor.
Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó
atención cuando mi voz lo llamaba. R/.
Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces
rogué al Señor que la vida me salvara. R/.
El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me
salvó y protege a los sencillos. R/.
Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que
mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los
vivos. R/.
SEGUNDA LECTURA
Monición.- La verdadera fe, nos dice el apóstol Santiago, se traduce en
un servicio efectivo a los demás. Sin este servicio, los más bellos testimonios
de fe son solamente palabras vacías.
De la carta del apóstol Santiago: 2, 14-18
Hermanos míos: ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo
demuestra con obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?
Supongamos que algún hermano o hermana carece de ropa y del alimento
necesario para el día, y que uno de ustedes le dice: "Que te vaya bien;
abrígate y come", pero no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le
sirve que le digan eso? Así pasa con la fe; si no se traduce en obras, está
completamente muerta.
Quizá alguien podría decir: "Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver
cómo, sin obras, me demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te
demostraré mi fe".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
Gál 6, 14 R/. Aleluya, aleluya.
No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el
mundo. R/.
EVANGELIO
Monición.- Jesús les hace una pregunta a sus discípulos; “¿Quién dice
la gente que soy yo?” Pedro responde “Tú eres el Mesías”. San Marcos nos
explica qué clase de Mesías se esperaba.
Del santo Evangelio según san Marcos: 8, 27-35
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de
Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la
gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan
el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas".
Entonces Él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?" Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías". Y Él les ordenó
que no se lo dijeran a nadie.
Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre
padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y
los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo
esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba
de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro
con estas palabras: "¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según
Dios, sino según los hombres".
Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: "El
que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que
me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la salvará".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo
único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro. Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Imploremos, hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle que escuche
las oraciones de los que hemos puesto nuestra confianza en él y digámosle: Te
rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para los obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al Señor una
vida santa, tal como corresponde a su ministerio y el premio abundante de su
trabajo, roguemos al Señor.
Para los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder el destino
de los pueblos pidamos el don de la prudencia y el espíritu de justicia,
roguemos al Señor.
Para los enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza necesaria a
fin de que no se desanimen ante las dificultades y vivan alegres en la
esperanza de los bienes eternos, roguemos al Señor.
Para nosotros mismos y para nuestros familiares, amigos y bienhechores
pidamos al Señor que nos conserve y aumente los bienes que con tanta
generosidad nos ha concedido, roguemos al Señor.
Dios nuestro, fortaleza de los pobres y auxilio de los que sufren,
escucha las oraciones de tu Iglesia y danos el Espíritu Santo para que,
iluminados con su luz creamos con el corazón y confesemos con las obras que
Jesucristo es el Mesías y vivamos convencidos de que salvaremos nuestra vida,
si tenemos el valor de perderla para anunciar el Evangelio. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas
ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece en honor de tu
nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 35, 8
Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia. Por eso los hombres se
acogen a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y
nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre
inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La pregunta que Jesús dirige a los
Doce no es una simple anécdota para estudiosos de la biografía de Jesús de
Nazaret: "Y ustedes ¿Quién dicen que soy yo?" Antes que eso, conviene
afrontarla como una cuestión personalísima como la que se plantean entre sí los
que se aman. El centro de la vida cristiana es la relación de fe entre el
bautizado y el Señor Jesucristo. De esa experiencia de encuentro brotan todas
las dimensiones de la vida cristiana: celebraciones, actitudes éticas, compromisos
sociopolíticos, etc. Lo señaló atinadamente Benedicto XVI cuando escribió:
"no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o por una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida". Es claro que no se trata de otro encuentro
sino del que cada cristiano ha de vivir en un momento de su vida con Cristo
Jesús.
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