DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 6 de septiembre 2015
MIREN A SU DIOS QUE TRAE EL DESQUITE
Las esperanzadoras profecías de Isaías mantuvieron expectantes a varias
generaciones de israelitas, que no se dejaron arrancar su firme confianza en
Dios. Las decisiones equivocadas de los reyes de Israel se tradujeron en largos
periodos de sometimiento a los reyes asirios, a quienes debieron pagar tributos
cuantiosos. Cuando la gente era despojada del fruto de su trabajo, sobrevenían
las enfermedades de la pobreza: ceguera, parálisis y otros males. La fe y la
confianza en Dios no puede agotarse en la resolución de asuntos cultuales,
también tiene que incentivar a las personas a que mejoren sus condiciones de
vida. La esperanza, tanto tiempo pos-puesta, no podía quedar en el olvido. Los
enfermos y afligidos por diversas dolencias se llenaron de alegría cuando
advirtieron que Jesús estaba cambiando la suerte de muchos galileos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 118, 137. 124
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos; muéstrate bondadoso
con tu siervo.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, de quien nos viene la redención y a quien debemos la
filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, para que
todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad y la herencia
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Se iluminarán los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se
abrirán.
Del libro del profeta Isaías: 35, 4-7
Esto dice el Señor: "Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! No
teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos'.
Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos
se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará.
Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El
páramo se convertirá en estanque y la tierra seca, en manantial".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 145, 6c-7. 8-9bc-10
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al
oprimido; Él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor
al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.
A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios ha elegido a los pobres del mundo para hacerlos herederos del
Reino.
De la carta del apóstol Santiago: 2, 1-5
Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo
glorificado, no tengan favoritismos. Supongamos que entran al mismo tiempo en
su reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre
andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le
dicen: "Tú, siéntate aquí, cómodamente". En cambio, le dicen al
pobre: "Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies". ¿No
es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos?
Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo
para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo
aman? Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba las enfermedades y
dolencias del pueblo. R/.
EVANGELIO
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Del santo Evangelio según san Marcos: 7, 31-37
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por
Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápalas. Le llevaron
entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las
manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le
tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
"¡Effetá!" (que quiere decir "¡Ábrete!"). Al momento se le
abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin
dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba,
ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían:
"¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras plegarias y atienda a
nuestras peticiones. Digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor)
Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la
unidad, la guarde de todo mal y acreciente el número de sus hijos, roguemos al
Señor.
Por la paz del mundo, para que cesen las rivalidades entre las
naciones, renazca en el corazón de los hombres el amor y arraigue entre todos
los pueblos la mutua comprensión, roguemos al señor.
Para que Dios, Padre todopoderoso, purifique al mundo de todo error,
devuelva la salud a los enfermos, aleje el hambre, abra las prisiones injustas
y conceda el regreso a los que añoran la patria, roguemos al Señor.
Para que el Señor nos conceda perseverar en la fe hasta el fin de
nuestra vida y, después de la muerte, nos admite en el reino de la felicidad,
de la luz y de la paz, roguemos al Señor.
Tú, Señor, que has elegido a los pobres del mundo para hacerlos ricos
en la fe y herederos de tu reino, escucha nuestras oraciones y ayúdanos a
proclamar con valentía tu Evangelio, para que los oídos de los sordos se abran,
los cobardes de corazón recobren ánimos y las lenguas de los mudos canten con
nosotros la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, fuente de toda devoción sincera y de la paz, concédenos
honrar de tal manera, con estos dones, tu majestad, que, al participar en estos
santos misterios, todos quedemos unidos en un mismo sentir. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 41, 2-3
Como la cierva busca el agua de las fuentes, así, sedienta, mi alma te
busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concede, Señor, a tus fieles, a quienes alimentas y vivificas con tu
palabra y el sacramento del cielo, aprovechar de tal manera tan grandes dones
de tu Hijo amado, que merezcamos ser siempre partícipes de su vida. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La esperanza es lo último que una
comunidad debe dejarse arrebatar. La esperanza sin embargo, se acorta cuando se
enfrenta con la sordera y la necedad de quienes dicen servir al interés general
y no lo hacen. La crisis de confianza que enfrentan instituciones civiles y
religiosas es patente. A pesar de lo anterior, las personas, tanto las que
viven una religiosidad tradicional como las que han renovado su vida de fe
conforme a los signos de los tiempos, mantienen su confianza en el Dios que
camina y sostiene las luchas y legítimos anhelos de la humanidad. Quienes saben
deletrear la presencia misteriosa de Dios en la vida y en la historia, tienen
una responsabilidad intransferible: mantener viva la confianza en el Dios
compasivo y documentar la esperanza, comprometiéndose generosamente en obras e
iniciativas que aumenten las oportunidades de vida digna para todos.
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