DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo 11 de septiembre 2016
EL LARGO CAMINO DE LA COMPASIÓN
Del libro del Éxodo a la hermosísima parábola del Padre
compasivo (mejor conocida como Parábola del Hijo Pródigo) existe un largo
camino. En el relato antiguo, encontramos invertidos los papeles, puesto que
vemos a Moisés en calidad de promotor de la compasión y el arrepentimiento,
siendo él quien intenta conseguir que Dios desista de su ira contra Israel.
Moisés sabía realizar su oficio de intercesor, porque consiguió que el Señor se
arrepintiera de su amenaza contra el pueblo. En los relatos evangélicos (oveja,
moneda e hijo perdido) advertimos una misma actitud: la disposición
completamente libre de parte de Dios de otorgar el perdón y rescatar a los
hombres y las mujeres extraviados, sin fijar condiciones, ni demandar
explicaciones. La ternura de Dios es tan sorprendente que provoca desconcierto
en la mente de los "bien-pensantes", simbolizados en la persona del
hermano mayor.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 36, 18
Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así
las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y de tu
pueblo Israel.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas
el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a
nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que
experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo: 32, 7-11. 13-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Anda, baja
del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No
tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un
becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le
han dicho: 'Éste es tu Dios, Israel; es el que te sacó de Egipto' ".
El Señor le dijo también a Moisés: "Veo que éste es un
pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta
consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo".
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole:
"¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú
sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? Acuérdate de Abraham, de
Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo:
'Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en
posesión perpetua toda la tierra que les he prometido' ". Y el Señor
renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 50, 3-4. 12-13. 17 y 19
R/. Me levantaré y volveré a mi padre.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de
mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis
pecados. R/.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí
tu santo espíritu. R/.
Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. Un
corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias.
R/.
SEGUNDA LECTURA
Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores.
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1,
12-17
Querido hermano: Doy gracias a aquel que me ha fortalecido,
a nuestro Señor Jesucristo, por haber me considerado digno de confianza al
ponerme a su servicio, a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con
violencia; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré
por ignorancia, y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la
fe y el amor que provienen de Cristo Jesús.
Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin
reservas: que Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero. Pero Cristo Jesús me perdonó, para que fuera yo el
primero en quien él manifestara toda su generosidad y sirviera yo de ejemplo a
los que habrían de creer en él, para obtener la vida eterna. Al rey eterno,
inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Co 5, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo,
y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.
EVANGELIO
Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se
arrepiente.
Del santo Evangelio según san Lucas: 15, 1-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los
pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban
entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les
dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se
le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que
se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus
hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos
y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había
perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un
pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan
convertirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y
pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con
cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas
y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había
perdido'. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un
solo pecador que se convierte".
También les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos
hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la
herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes. No muchos días después, el
hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su
fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo,
sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad.
Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a
sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían
los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ` ¡Cuántos
trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy
muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme
como a uno de tus trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre.
Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente.
Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El
muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo'. Pero el padre les dijo a sus criados: ` ¡Pronto!, traigan
la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en
los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta,
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos
encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los
criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado, y
tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El
hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él
replicó: '¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden
tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos!
Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres,
y tú mandas matar el becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo
mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este
hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos
encontrado' ". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
PROFESIÓN DEFE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,
los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Imploremos, hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle
que escuche las oraciones de los que hemos puesto nuestra confianza en él y
digámosle: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para los obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al
Señor una vida santa, tal como corresponde a su ministerio y el premio
abundante de su trabajo, roguemos al Señor.
Para los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder
el destino de los pueblos pidamos el don de la prudencia y el espíritu de
justicia, roguemos al Señor.
Para los enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza
necesaria a fin de que no se desanimen ante las dificultades y vivan alegres en
la esperanza de los bienes eternos, roguemos al Señor.
Para nosotros mismos y para nuestros familiares, amigos y
bienhechores pidamos al Señor que nos conserve y aumente los bienes que con
tanta generosidad nos ha concedido, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que, gracias a las oraciones de Moisés,
renunciaste a abandonar al pueblo que se obstinaba en rehusar tu amor, escucha
las oraciones del nuevo Moisés, Cristo, Hijo tuyo y sacerdote nuestro, que no
deja de interceder por los pecadores, y haz que también nosotros experimentemos
aquella alegría que hay entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta
benignamente estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno
ofrece en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de
salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 35, 8
Señor Dios, qué preciosa es tu misericordia. Por eso los
hombres se acogen a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme
nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir,
lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Admirar y apreciar la
compasión divina de forma abstracta no resulta tan complicado para nosotros,
porque estamos habituados a concebir de esa manera a Dios. El problema surge
cuando ésta es asumida en la vida práctica por personas que nos parecen
reprobables. Nos sorprende que la misericordia de Dios se manifieste favorable
hacia aquellas personas que, dentro de nuestros esquemas morales estrechos,
parecen indignos del perdón. Casi siempre los humanos solemos ser más exigentes
con los pecadores que Dios mismo. Esto ocurre en mayor medida en la mente de
las personas que estamos familiarizadas y mantenemos algún vínculo con la
comunidad eclesial. Nadie nos ha nombrado administradores del perdón divino,
por lo mismo, no tenemos derecho a emular la conducta del hermano
"intachable" que se incomodó con la benevolencia del Padre ante el
hermano descarriado. Nuestra misión es alegrarnos con la alegría del Dios que
perdona generosamente a sus hijos.
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