NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL
UNIVERSO.
Domingo 20 de noviembre 2016
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL
UNIVERSO. Solemnidad instituida por el papa Pío XI (1922-1939), a través de la
Encíclica Quas Primas, en 1925. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965),
quedó instituida en el último domingo del Tiempo Ordinario, con el propósito de
señalar el término del Año Litúrgico y, a partir de 1970, con el propósito de
destacar el carácter escatológico (del griego, estudio de los sucesos al final
de los tiempos) se le otorgó la actual denominación: "Nuestro Señor
Jesucristo, Rey del Universo".
EL REY DEL UNIVERSO
El libro de Samuel registra la
petición que las tribus de Israel plantearon a David en Hebrón. Su ascendente
carrera militar había conseguido acortar la influencia y la amenaza filistea,
asegurando las fronteras de Judá. Animados por esos logros, le solicitaron
reinar sobre todo Israel, acto seguido, lo ungieron como su rey. La realeza de
David implicaba disponer de la vida de sus súbditos, conducir el ejército y
salir a combatir. De otra dimensión muy distinta es la realeza de Jesucristo.
Él no disponía de ejércitos ni riquezas, tampoco hacía pactos o alianzas con
los reyes vecinos. Más que poder, disponía de autoridad. Su autoridad emanaba
de su cercanía y fidelidad al Padre. En el Evangelio encontramos que nadie como
Jesús había cumplido la voluntad de Dios y por eso mismo, el Padre lo había
sostenido en la dolorosa hora de la angustia y la crucifixión. Con esa
certidumbre, promete al buen ladrón hacerlo partícipe de la plenitud de la vida
en el paraíso.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1,
6
Digno es el Cordero que fue
inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor.
A Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que
quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo,
concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado,
sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Ungieron a David como rey de
Israel.
Del segundo libro de Samuel:
5,1-3
En aquellos días, todas las
tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le
dijeron: "Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba
sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había
dicho: 'Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía' ".
Así pues, los ancianos de Israel
fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en
presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel.
Palabra de Dios. T. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 121, 1-2. 4-5
R/. Vayamos con alegría al
encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me
dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí,
Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las
tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para
alabar el nombre del Señor. R/.
Por el amor que tengo a mis
hermanos, voy a decir: "La paz sea contigo". Y por la casa del Señor,
mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha trasladado al Reino
de su Hijo amado.
De la carta del apóstol san Pablo
a los colosenses: 1, 12-20
Hermanos: Demos gracias a Dios
Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo
santo, en el reino de la luz.
Él nos ha liberado del poder de
las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre
recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados.
Cristo es la imagen de Dios
invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su
fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y
las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y
potestades. Todo fue creado por medio de él y para él.
Él existe antes que todas las
cosas, y todas tienen su consistencia en él. Él es también la cabeza del
cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los
muertos, para que sea el primero en todo.
Porque Dios quiso que en Cristo
habitara toda plenitud y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del
cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la
cruz.
Palabra de Dios. T. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc
11, 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!
R/.
EVANGELIO
Señor, cuando llegues a tu Reino,
acuérdate de mí.
Del santo Evangelio según san
Lucas: 23, 35-43
Cuando Jesús estaba ya
crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: "A otros ha
salvado; que se salve así mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido".
También los soldados se burlaban
de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: "Si tú eres
el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había, en efecto, sobre la
cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: "Éste es el rey de
los judíos".
Uno de los malhechores
crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: "Si tú eres el Mesías, sálvate
a ti mismo y a nosotros". Pero el otro le reclamaba, indignado: "¿Ni
siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente
recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho". Y le
decía a Jesús: "Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí".
Jesús le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el
paraíso".
Palabra del Señor. T. Gloria a
ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos, llenos de confianza,
nuestras súplicas a Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y rey de
todas las creaturas del cielo y de la tierra y digamos: Rey de la Gloria,
escúchanos. (R/. Rey de la gloria, escúchanos.)
Para que los pastores y fieles de
la Iglesia se esfuercen con celo para reconciliar al universo con Dios y en
pacificar por la sangre de la cruz de Jesucristo a todas las creaturas,
roguemos al Señor.
Para que la semilla evangélica,
escondida en las diversas religiones y culturas, germine y se manifieste, y
todos los hombres reconozcan con gozo que Cristo es Señor, para gloria de Dios
Padre, roguemos al Señor.
Para que quienes aún viven bajo
el dominio de la ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados al
reino de Cristo y encuentren el fin de sus penas, roguemos al Señor.
Para que los que hoy celebramos
la solemnidad de Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas
todas las cosas, participemos también un día en la herencia del pueblo santo,
en el reino de la luz, roguemos al Señor.
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso
y eterno, que nos llamas a reinar contigo en la justicia y en el amor, escucha
las oraciones de tu pueblo, sácanos del dominio de las tinieblas y fortalece
nuestras débiles voluntades, para que sigamos las huellas de tu Hijo y, como
él, demos la propia vida en bien de los demás y compartamos con ellos el reino
de Cristo en el paraíso. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el
sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo
conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has ungido con el óleo de la
alegría, a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey
del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y
pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención
humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad
infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de
la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28,
10-11
En su trono reinará el Señor para
siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el
alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los
mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él
en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- En nuestro país advertimos una seria crisis de confianza en los
partidos políticos, en los gobernantes y en las autoridades en general. La
corrupción, la impunidad, el enriquecimiento ilícito están documentados y por
desgracia no han sido castigados como deberían serlo. Esa situación decadente
impacta en el ánimo de la sociedad, que de alguna manera u otra, deja de
confiar en los gobernantes y de participar en la vida pública. La fiesta de
Jesucristo Rey del Universo es un llamado de atención a la conciencia de los
cristianos. Quien confiese a Jesús como su Señor está obligado a asumir sus
compromisos ciudadanos en sintonía con los valores evangélicos: la solidaridad,
la preferencia por los pobres, la justicia y la dignidad humana. Estos valores
no son negociables y no es posible desentenderse de su cumplimiento cuando se
quiere servir a la comunidad desde la inspiración y la fe cristiana.
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