DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO
Ciclo A
Domingo 15 de enero 2017
LA LUZ DE LAS NACIONES
El Segundo cántico del Siervo es
un llamado a la esperanza y a la reconciliación entre las naciones. El profeta
Isaías no compartía en manera alguna una visión estrecha del amor de Dios, ni
tenía pretensión alguna de apropiarse de Dios. El Dios de Israel no es
propiedad del pueblo. Dios se desvive por todas sus criaturas, le duele y le
preocupa la situación de todos sus hijos. Por eso mismo enviará a su Siervo a que
en Babilonia, en Líbano o en Persia, testimonie con hechos y palabras la visión
del Dios compasivo que ama a todos por igual. El profeta del Jordán logró
discernir la singularidad del hombre recién venido de Nazaret y advirtió que
éste que era el elegido, el Cordero de Dios. No era un hombre común y
corriente, antes bien, estaba ungido por el Espíritu y por eso mismo,
comunicaría esa vitalidad divina a cuantos se dispusieran a acoger su oferta de
gracia.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre ante ti, Señor, la
tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que
gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y
haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Te hago luz de las naciones, para
que todos vean mi salvación.
Del libro del profeta Isaías: 49,
3. 5-6
El Señor me dijo: "Tú eres
mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria". Ahora habla el Señor, el
que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que
Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo —tanto así me honró el
Señor y mi Dios fue mi fuerza—. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que
seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los
sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que
mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra".
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39, 2 y 4ah. 7-8a.
86-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer
tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran
confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la
boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y ofrendas no
quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por
la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
En tus libros se me ordena hacer
tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la
gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA
La gracia y la paz de parte de
Dios Padre y de Cristo Jesús.
De la primera carta del apóstol
san Pablo a los corintios: 1, 1-3
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo
por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi colaborador, saludamos a la comunidad
cristiana que está en Corinto. A todos ustedes, a quienes Dios santificó en
Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en
cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de
ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de
Cristo Jesús, el Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn
1, 14. 12
R/. Aleluya, aleluya.
Aquel que es la Palabra se hizo
hombre y habitó entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió
poder llegar a ser hijos de Dios. R/.
EVANGELIO
Éste es el Cordero de Dios, el
que quita el pecado del mundo.
Del santo Evangelio según san
Juan: 1, 29-34
En aquel tiempo, vio Juan el
Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Éste es el Cordero de
Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El
que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes
que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea
dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este
testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y
posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me
dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el
que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio
de que éste es el Hijo de Dios".
Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos al Señor y
pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:
Por la santa Iglesia de Dios,
para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en
todo el mundo, roguemos al Señor.
Por los gobernantes de nuestra
patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus
pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
Por los que están en camino de
conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios,
nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida
nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos
que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus
oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
Padre todopoderoso, que en
Cristo, Cordero pascual y luz de las naciones, invitas a todos los hombres a
formar parte del pueblo de la nueva alianza, escucha nuestras oraciones y, con
la fuerza de tu Espíritu afianza en nosotros la gracia del bautismo, para que
toda nuestra vida manifieste el mensaje alegre del Evangelio. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar
dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de
este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo
de Dios
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor
nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de
llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe
elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que,
trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el
mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra
de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal
22, 5
Para mí, Señor, has preparado la
mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos, Señor, el espíritu de
tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en
tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- La experiencia de los creyentes que viven demasiado seguros de sus
creencias se convierte en ocasiones en un peligro para la convivencia social.
La superioridad moral o religiosa de quienes juzgan que su camino religioso es
muy superior al de los otros, puede convertirse en fanatismo y violencia.
Desafortunadamente hemos conocido ejemplos recientes, no sólo por parte de
islamistas fanáticos, sino también de políticos que alegan la supremacía de una
raza o una cultura sobre otra. La mirada del profeta Isaías no se asemeja a
tales discursos. El Siervo del Señor tiene una misión amistosa e incluyente:
invitar a todos los pueblos a la salvación. No se trata de imponer, sino de
proponer un camino de salvación para las personas bien dispuestas. Estamos
urgidos de vivir la fe con una actitud más dialogal. Quienes no consiguen
comprender las exigencias evangélicas, no pueden ser forzados a vivir conforme
a lo que a los cristianos nos parece tan claro y natural.
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