LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Domingo 8 de enero 2017
El profeta Isaías contrasta un
entorno de oscuridad y tiniebla que envuelve al mundo, con el surgimiento de
una luz que despunta al amanecer sobre Jerusalén. Es claro que no se trata
literalmente de la ausencia o abundancia de luz solar, sino de símbolos de una
transformación más profunda que contagia de alegría el corazón de la gente. La
alegría y el miedo no se pueden fingir, se trasparentan. Las personas que
tienen una experiencia de Dios irradian una serena alegría. Por el contrario,
quienes viven endiosados en su propio poder como el rey Herodes, viven en la
ansiedad de perderlo todo. A Herodes le preocupaba perder el control político;
le aterraba la noticia del nacimiento de un competidor. Su obsesión por el
poder lo volvió un tirano sanguinario. Los magos, por su parte, no se dejaron
engatusar y no quisieron ser comparsas de sus oscuras intenciones homicidas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. MI 3, 1;
1 Cro 19, 12
Miren que ya viene el Señor
todopoderoso; en su mano están el reino y la potestad y el imperio.
Gloria
Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que
quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la
derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú
Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en este día
manifestaste a tu Unigénito a las naciones, guiándolas por la estrella, concede
a los que ya te conocemos por la fe, que lleguemos a contemplar la hermosura de
tu excelsa gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La gloria del Señor alborea sobre
ti.
Del libro del profeta Isaías: 60,
1-6
Levántate y resplandece,
Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti.
Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos;
pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán
los pueblos a tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira
alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus
hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón
se alegrará y se ensanchará cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y
te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y
dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo
incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71, 2. 7-8. 10-11.
12-13
R/. Que te adoren, Señor, todos
los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu
juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa
de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R/.
Florecerá en sus días la justicia
y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un
extremo al otro de la tierra. R/.
Los reyes de Occidente y de las
islas le ofrecerán sus dones. Ante Él se postrarán todos los reyes y todas las
naciones. R/.
Al débil librará del poderoso y
ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y
salvará la vida al desdichado. R/.
SEGUNDA LECTURA
También los paganos participan de
la misma herencia que nosotros.
De la carta del apóstol san Pablo
a los efesios: 3, 2-3. 5-6
Hermanos: Han oído hablar de la
distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes.
Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado
a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu
a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los
paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y
partícipes de la misma promesa en Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Mt 2, 2
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el
Oriente y hemos venido a adorar al Señor. R/.
EVANGELIO
Hemos venido de Oriente para
adorar al rey de los judíos.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en
tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y
preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque
vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey
Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos
sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el
Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito
el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor
entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el
pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto
a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la
estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar
cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que
yo también vaya a adorarlo". Después de oír al rey, los magos se pusieron
en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos,
hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la
estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño
con María, su madre, y postrándose, lo adoraron.
Después, abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que
no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos, hermanos, nuestras
oraciones al Señor en este día santo en que Dios ha manifestado su poder a las
naciones, la salvación a los pueblos y a nosotros la luz radiante de su gloria:
Por la santa Iglesia de Dios,
para que ilumine a los hombres con la luz que resplandece en el rostro de
Cristo, disipe las tinieblas de los que viven en el error y dé ánimo a los
fieles, para que, con valentía hagan brillar la luz del Evangelio ante todas
las naciones, roguemos al Señor.
Por las Iglesias que acaban de nacer
en los diversos pueblos, para que su juventud y vigor sean levadura de vida
para todas las comunidades cristianas, roguemos al Señor.
Por los pueblos que aún no han
sido iluminados por el Evangelio y por aquellos que, habiendo conocido a
Cristo, han abandonado el camino de la verdad, para que confiesen a Cristo como
Señor y lo adoren como Dios verdadero, roguemos al Señor.
Por nosotros que hemos sido
llamados de las tinieblas a la luz admirable de Cristo, para que nos afiancemos
en la fe verdadera y sigamos con fidelidad las enseñanzas de Evangelio,
roguemos al Señor.
Escucha nuestras oraciones, Dios
todopoderoso y eterno, y haz que los que hemos conocido y adorado a tu Hijo,
Rey y Señor de todos los pueblos, vivamos siempre como hijos de la luz y nos esforcemos
para iluminar con la luz de Cristo a todos los pueblos y naciones. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los dones
de tu Iglesia, que no consisten ya en oro, incienso y mirra, sino en lo que por
esos dones se representa, se inmola y se recibe como alimento, Jesucristo,
Señor nuestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
Prefacio de la Epifanía
Cristo, Luz de las Naciones
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque hoy has
revelado en Cristo, el misterio de nuestra salvación, para iluminar con su luz
a todos los pueblos; ya que, al manifestarse tu Hijo en nuestra carne mortal,
nos has restaurado con la gloria de su inmortalidad. Por eso, con los ángeles y
los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno
de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt
2, 2
Hemos visto su estrella en el
Oriente y venimos con regalos a adorar al Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que tu luz
celestial siempre y en todas partes vaya guiándonos, para que contemplemos con
ojos puros y recibamos con amor sincero el misterio del que quisiste hacernos
partícipes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO
TIEMPO.- La plaga de la violencia y las ejecuciones sigue ensombreciendo
amplias regiones del país. La vida humana ha perdido su valor infinito y
sagrado a los ojos de muchas personas. Desde hace años dejamos que se
emponzoñara nuestra convivencia social. El papa Francisco lo afirmó al regresar
de su viaje a Polonia: "El terrorismo crece cuando no hay otra opción y cuando
el dinero se transforma en un dios que, en lugar de la persona, es puesto en el
centro de la economía mundial." En nuestra sociedad hay algunas luces y
muchas sombras. La Epifanía de Jesús nos ayuda a restablecer el verdadero ideal
cristiano: el centro de todas las preocupaciones de un cristiano es la persona
humana, no la ganancia, ni la conservación del poder, ni el disfrute excesivo
de goces egoístas. De esa luz y ese auténtico humanismo cristiano sí tenemos
que ser testigos y portavoces.
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